Tzitzimime, los terribles seres que devorarían al mundo
Cada 52 años, los mexicas celebraban a ceremonia del Fuego Nuevo para alimentar al Sol y evitar que las Tzitzimime devoraran a la humanidad completa.
Las Tzitzimime son aterradores seres de la mitología prehispánica. Según se sabe, eran muy parecidas a Mictlantecuhtli, el señor del Mictlán. Por ello, poseían cuerpos huesudos. Además, llevaban collares hechos con corazones humanos y habitaban uno de los trece cielos. Su misión era devorar a los seres humanos cuando consiguieran extinguir al Sol.
Una versión señala que el nombre de estas criaturas proviene del náhuatl tzitzimitl que se ha traducido como «flechas malas«. No obstante, debemos recordar que en la cosmovisión mexica no existía el concepto del mal como lo conocemos ahora.
De hecho, la palabra «bueno» en náhuatl se dice cualli o cualle ––la forma exacta depende de la variante del náhuatl––, pero no existe como tal una palabra para «malo». El equivalente más aproximado sería ahmo cualle, que significa «no bueno».
Por eso, puede que el significado de «flechas malas» no sea tan adecuado. Otra versión señala que se puede traducir como «personas de mal genio«, pero sucede lo mismo por el adjetivo de «malo».
La leyenda de los Tzitzimime, ¿los demonios mexicas?
Aunque hay quienes han comparado estos seres con demonios, dicha interpretación no sería tan acertada. Esto también debido a que la cosmovisión mexica era diferente a la católica/europea. De hecho, los mexicas consideraban a las Tzitzimime como seres nocturnos o estrellas fugaces cuya misión era destruir al Sol.
Quizá muchos mexicanos hemos oído hablar del xiuhnelpilli o ceremonia del Fuego Nuevo: un ritual prehispánico dedicado a Tonatiuh, dios del Sol, que practicaron mexicas, teotihuacanos y otros pueblos.
Esta ceremonia ocurría cada 52 años en lo que hoy conocemos como el Cerro de la Estrella en Iztapalapa. El motivo del ritual era porque los pueblos prehispánicos creían que al terminar dicho ciclo también terminaría el mundo y la humanidad entera sería devorada por las Tzitzimime.
Por esta razón, los mexicas se empeñaban en llevar a cabo ceremonias que favorecieran el movimiento cósmico. Ofrecían como tributo sacrificios y la famosa celebración del Fuego Nuevo. Para ello era imprescindible mantener vivo el fuego, de lo contrario, la oscuridad se adueñaría del mundo y con ella bajarían las Tzitzimime.
Cabe mencionar que, aunque estos seres habitaban y atacaban en conjunto en los momentos de oscuridad ––eclipses, al anochecer, etc.––, había algunos miembros que destacaban. Una de ellas es la Tzitzimime Itzpapalotl, descrita como la más monstruosa de todas.
Las Tzitzimime y Mayahuel
Según se cuenta, las Tzitzimime habitaban el cielo junto con Mayahuel, diosa del maguey. Empero, aquella deidad se unió con Patecatl y quedó embarazada de 400 hijos durante los días considerados de mal augurio, por lo que la diosa quedó a expensas de la voluntad de las Tzitzimime.
No obstante, Quetzálcoatl convenció a Mayahuel para que huyera del cielo y pariera a sus hijos en la Tierra. Después de ello, Mayahuel y Quetzalcóatl se ocultaron bajo la forma de un árbol con dos ramas. Empero, las Tzitzimime no tardaron en encontrar a Mayahuel por lo que desprendieron su rama y la despedazaron.
Al ver eso, Quetzalcóatl recogió los pedazos de Mayahuel y los sepultó. Fue así como surgieron los magueyes.
¿Cuál es el origen de estos seres?
Cabe señalar que aunque se desconoce el origen como tal de las Tzitzimime, se dice que aquellas mujeres que morían al dar a luz o mientras acontecía la ceremonia del Fuego Nuevo, terminaban convirtiéndose en una de aquellas estrellas fugaces.
Sin embargo, el único poder de las Tzitzimime no era el de la destrucción. De hecho, hay quienes señalan que tenían la capacidad de quitar enfermedades por más terribles que éstas fueran. No obstante, las transmitían a otras personas.
