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“Ahora, ya se tiene la prueba del conocimiento de los sacerdotes-astrónomos mayas y la alienación del observatorio para el estudio de Venus”
José Antonio Keb Cetina, custodio del Instituto Nacional de Antropología e Historia
El pasado 20 de marzo de 2022, Venus reflejó su luz a través de los calibradores en el observatorio maya de Chichén Itzá, mejor conocido como El Caracol.
El fenómeno arqueoastronómico no se había repetido en los últimos 500 años y fue captado en fotografías por el custodio del INAH, José Antonio Keb Cetina, quien basó su observación en los cálculos del reconocido astrónomo yucateco, Eddie Ariel Salazar Gamboa.
El planeta Venus, astro observado y adorado por las civilizaciones mesoamericanas por siglos, reflejó su luz a través de una de las ventanas del observatorio de Chichén Itzá.
El evento aconteció el domingo 20 de marzo de 2022 entre las 3 y las 5 horas de la madrugada.
El astrónomo yucateco, Eddie Salazar Gamboa, profesor del Instituto Tecnológico de Mérida y profesor emérito de la Universidad Autónoma de Yucatán, ganador de premios como el Jaguar del Turismo en 2020 y Maestro Distinguido del Estado de Yucatán 2021, señaló que la orientación de los calibradores del Caracol conforman posiciones de suma importancia para la observación astronómica.
Anthony F. Aveni, un reconocido astrónomo y antropólogo estadounidense, especializado en arqueoastronomía, define los calibradores del observatorio de Chichén Itzá como túneles de observación horizontal.
La estructura del observatorio es mucho más compleja de lo que parece a simple vista.
En 1913, Sylvanus Morley, arqueólogo, epígrafo y estudioso de la cultura maya, se encontraba estudiando el observatorio con la tarea de reconstruirlo.
El arqueólogo y su equipo descubrieron que el observatorio maya tenía una estructura avanzada, que sólo era comprensible después de estudiar la alineación del recinto con el cosmos.
El planeta Venus tuvo su máximo distanciamiento del sol (visto desde la tierra) el mismo día en que se alineó a la perfección con el observatorio de Chichén Itzá.
La elongación oeste más larga del planeta Venus tuvo una apertura angular de 46.6 grados.
“El Lucero del Amanecer salió a las 3:27 horas y se ocultó a las 14:18 horas.
El sol apareció a las 6:02 y se puso a las 18:09 horas. Es decir, el día tuvo una duración de 12 horas y siete minutos, debido a la ubicación de la Península de Yucatán con respecto al ecuador”.
Eddie Salazar Gamboa, astrónomo
Venus es el punto más brillante en el cielo que cubre las selvas del Mayab, además del sol y de la luna.
Sin embargo, Venus es el único astro en el firmamento que puede estarlo sin importar la hora del día, a veces brillando con el sol, otras veces con la luna.
Por esta razón y durante algunos meses, a Venus se le puede conocer como “Lucero del Alba” y otros es “La Estrella del Atardecer”.
En su libro “Arqueoastronomía en la América antigua”, el licenciado en física y matématicas de la IPN, doctor en astrofísica por la Ruhr Univelsitaet Bochum de Alemania e investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, Jesús Galindo Trejo, señala que la cultura maya daba a Venus un nombre diferente, según el momento en el que se encontrara su luz.
Además, Venus es asociado con Kukulcán en la cultura maya.
La importancia que los Mayas daban a Venus llegó al punto que el diseño del observatorio de Chichén Itzá; mejor conocido de El Caracol, el más importante observatorio astronómico de los Mayas, está fuertemente influenciado por la trayectoria de Venus en el cielo.
El culto a Venus existió hasta el tiempo de los Aztecas, quienes la denominaban Huey Citlalin, la gran estrella.
La cultura azteca asoció el poder de Venus con Quetzalcoatl, el equivalente de Kukulcán.
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