Viveros de México - México Desconocido
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Viveros de México

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En México hay una gran variedad de flores, plantas y viveros. Conoce un poco más en torno a su tradición e historia.

La privilegiada posición geográfica de México ha propiciado la existencia de una enorme variedad de plantas, desde aquellas que son características de las grandes altitudes, hasta las que habitan en los bosques tropicales; entre uno y otro extremo, desiertos, valles y planicies mantienen nichos ecológicos donde crecen ejemplares de casi todas las especies. Un par de muestras para no entrar en detalles interminables: cactáceas y orquidáceas que generalmente se desarrollan en condiciones bien diferenciadas, ofrecen a especialistas y coleccionistas de todo el mundo un panorama fascinante.   

Desde tiempos inmemoriales el mexicano ha sido un apasionado de las plantas, como lo demuestran las crónicas del siglo XVI que dejaron constancia de esta afición. Los antiguos poemas indígenas rescatados de la destrucción mencionan reiteradamente a las flores: en el Canto a la Madre de los Dioses se dice de esta deidad que es una flor amarilla que abrió su corola; en el Principio de los Cantos el poeta escribe:    “Allí vi al fin las flores, variadas y preciosas, flores de precioso aroma, ataviadas de rocío…”. Los ejemplos y sólo citaré uno más, el llamado Canto de cuna a Ahuízotl, cuya autoría puede atribuirse a la madre de ese temiblemonarca, la reina Atotoztli, y que dice: «Yo, doncella mexicana, estoy meciendo al Anáhuac, de fragantes flores es la leche de mis pechos».   

En los tiempos prehispánicos fueron famosos por su belleza y diversidad los jardines texcocanos del rey Nezahualcóyotl-cuyos restos todavía le tocara ver en 1571 al protomédico de Felipe II, el doctor Francisco Hernández-; los del palacio de Cuitláhuac en Iztapalapa, sobre los que dejó constancia Bernal Díaz del Castillo; el Bosque de Chapultepec, hoy prácticamente desaparecido, y los de Oaxtepec, en el estado de Morelos, cuyo origen describe fray Diego Durán, quien incluso menciona por su nombre indígena los primeros árboles que en ese sitio ordenó plantar Moctezuma l.   

El valor estimativo que se daba a las plantas en aquellos tiempos y el gusto por las mismas llegó a al grado que originó una guerra contra el reino mixteco, cuyo monarca se negó a venderle al tlatoani de México-Tenochtitlan un árbol que poseía en sus jardines y que éste quería para los propios. A todas estas referencias se debe agregar el cúmulo de aquellas que con respecto a jardines, flores y plantas nos legaron el barón de Humboldt y la marquesa Calderón de la Barca, entre los más conocidos. Al viajar por la República Mexicana no es exagerado afirmar que aun en los rincones más apartados, en los hogares más humildes, encontraremos así sea sembradas en latas, botes, recipientes de todo tipo o modestas macetas de barro, alguna planta cuidada con gran esmero. ¿Y qué decir de los patios y casas de los estados de Michoacán, Morelos, Puebla y Veracruz, sólo por recordar ciudades como Morelia, Pátzcuaro, Cuernavaca, Zacatlán, Xalapa y Córdoba?      

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El desarrollo de grandes centros vacacionales y verdaderos emporios turísticos ha exigido, junto con la actividad que conocemos como «arquitectura de jardín», la producción de las más diversas plantas en gran escala, y si bien es cierto que en México siempre han existido viveros, la creciente demanda de materia prima ha impulsado fuertemente esta actividad, que independientemente de su belleza constituye una fuente permanente de ingresos de un elevado número de familias, campesinas en su mayoría.   

VIVEROS: A LO LARGO Y ANCHO DE MÉXICO

Los viveros existen en todo el país. Los de la Secretaría de la Defensa Nacional son enormes, si bien en ellos sólo se producen árboles destinados a reforestar áreas de reserva y zonas siniestradas por incendios; en Nuevo León son famosos los de la ciudad de Monterrey, como también los de Michoacán y del Estado de México, pero los que se cultivan en Morelos, Puebla y Veracruz son hasta donde sabemos, los que producen la mayor cantidad de plantas ornamentales cuyo destino es por demás diversificado. Los de Morelos, por ejemplo, abastecen a un amplio mercado que va desde el local hasta el muy famoso de Xochimilco, y llega a lugares tan distantes como Cancún; los de Atlixco, Puebla, mantienen una distribución regional, en tanto que los de Coatepec, Veracruz, especializados en plantas tropicales -entre las que destacan anturios y orquídeas-, venden su producción a mayoristas, y si bien la venta al menudeo es una práctica común, sus productores no reciben de éstasus mejores ganancias. A ciencia cierta no es posible precisar cuántos viveros están abiertos al público en la zona de Oaxtepec.   

Vendedora en Xochimilco.

Este reportaje se inició por el requerimiento de localizar una planta -orquídea por cierto-, que antaño fue empleada por los indígenas para obtener un extraordinario pegamento, indispensable en la elaboración del arte plumaria. Así que la tarea nos llevó a visitar los viveros más renombrados, donde a su vez nos indicaron la localización de otros «más sencillos»; en todos la presencia de helechos, anturios y orquídeas era obligada: los helechos «cuerno de alce”, omnipresentes, anturios color de rosa, blancos, pintos, ¡morados y tricolores!, y las más variadas orquídeas tanto híbridas como silvestres, mantenidas en todos ellos con un celo similar al que manifiestan los curadores de los museos de antigüedades.   

Descubrimos una diversidad de bugambilias que ignorábamos que existieran, tulipanes ¡de color café!, palmeras -más de diez variedades-, helechos desde diminutos hasta arborescentes, plantas de flores exóticas en muchos lugares, como las «aves del paraíso», pero que ahí son comunes, y lo verdaderamente sorprendente: losprecios. Daré solamente dos ejemplos: dado lo inusual de que un jardín cuente con un arbusto de tulipán color café, pensamos en adquirir una planta de aproximadamente 70 cm de altura, es decir ya adulta, siempre y cuando su precio nos fuera accesible: «Mire usted -dijo el agricultor que los produce-, como éste es raro vale quince pesos (!)… y las aves del paraíso, si ya traen flores, valen veinte pesos, pero si van sin flor se los dejo en diez”.   

En uno de estos viveros en los que preguntamos por la orquídea que deseábamos localizar, fuimos informados de la existencia de uno, cercano ala población de Yautepec, especializado en ese tipo de plantas. Es difícil describir el espectáculo que ofrecen alrededor de cuatro mil plantas en plena floración, si bien éstas son resultado de cuidadosos procesos de hibridación y su producción está destinada a las florerías más finas de las principales ciudades del país. Por ser de origen silvestre, tampoco aquí encontramos la especie en cuestión, y todo indicaba que tendríamos que buscarla en Atlixco, Puebla, y de no localizarla ahí, en los afamados viveros de Coatepec, Veracruz. La ciudad de Atlixco, ubicada en un fértil valle, fue durante el periodo virreinal la capital del ducado de ese mismo nombre; hoy está considerada como una de las regiones más productivas de Puebla; también aquí los viveros se han convertido en una de las fuentes de trabajo más importantes, siendo los que se especializan en cactáceas los más interesantes.   

No es exagerado afirmar que la ciudad de Coatepec es un inmenso jardín, no hay casa grande o chica que no tenga el propio, y si en Pátzcuaro se organiza anualmente el famoso concurso de «Patios Floridos» cuando las begonias están en plena floración, Coatepec, con otro tipo de flores -aunque también existen las begonias-, podría organizar un evento similar, con la única diferencia de que aquí tendría que ser mensual. A pocos kilómetros de Coatepec, en el tramo carretero que conduce a “Las Trancas”, existe un pequeño vivero de modesta apariencia a cuyo propietario, campesino por cierto, le expliqué las características de la planta que buscábamos; nuestra sorpresa fue grande cuando nos mostró alrededor de veinte ejemplares, y ya con uno en nuestro poder caímos en la cuenta de que su búsqueda nos había descubierto el fascinante mundo de los viveros mexicanos que indudablemente forman parte del México desconocido.

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autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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