Zona Rosa en la CDMX, todo lo que debes saber de este barrio
La Zona Rosa fue desde sus inicios en los años cincuenta de la década pasada, un espacio bohemio y alternativo; artistas, intelectuales, diletantes, estudiantes, ejecutivos, empresarios jóvenes, y en general todo aquel que buscaba buen ambiente y tolerancia se acercaba a este barrio entonces de moda.
Hay muchas teorías acerca del origen del nombre Zona Rosa, y aunque ninguna se ha podido confirmar, quizá lo más acertado es lo que el escritor Vicente Leñero alguna vez esgrimió: «es demasiado tímida para ser roja y demasiado atrevida para ser blanca».
En la década de los sesenta del siglo pasado, no era extraño ver por la Zona Rosa a la poetiza Pita Amor que vivía en el barrio y recitaba sus poemas en los bares y restaurantes, y a los pintores José Luis Cuevas y Manuel Felguérez quienes visitaban las galerías de arte que entonces se encontraban en la área y que departían con los comensales en los lugares de moda.
Un poco de historia de la Zona Rosa
A finales del siglo XIX, en plena época porfiristas, la colonia Juárez se fue convirtiendo en una alternativa para la burguesía capitalina que por ese entonces quería salirse del centro de la ciudad, es decir, del primer cuadro, cuando ya el comercio y la alta concentración de transeúntes empezaba a congestionar calles y avenidas.
Grandes casonas y mansiones empezaron a construirse en la recién urbanizada colonia Juárez. Un estilo definitivamente ecléctico de reminiscencias europeas empezó a imperar en la zona, a las calles se les pusieron nombres de ciudades europeas, en algunas construcciones se veían ya los acentos del Art Nouveau y el Art Decó; funcionarios, embajadores y empresarios extranjeros adoptaron la colonia, y en general la zona era como un barrio más del viejo continente.
Para finales de la década de los cuarenta del siglo pasado, muchas de las casonas y mansiones de la colonia empezaron a transformarse para convertirse en comercios. La colonia Juárez sufría entonces un declive como zona habitacional, ya que en su lugar nacían boutiques, galerías, restaurantes y salones de belleza; para después, en la década siguiente, sumarse bares, cafés, tiendas de antigüedades, joyerías, librerías y decenas de tiendas que le fueron dando su carácter a la Zona Rosa.
Para finales de la década de los sesenta, justo entre la Olimpiada de 1968 y el Mundial de 1970, la Zona Rosa tuvo su época de mayor auge: todo el mundo iba a la Zona Rosa para celebrar los éxitos deportivos, las terrazas de bares y restaurantes yacían repletas de comensales.
En el temblor de 1985 la zona sufrió muchos daños y se vino una época de decadencia, no fue sino hasta los noventa que la Zona Rosa volvería a retomar sus aires bohemios y de tertulia nocturna, esta vez con la incorporación de bares, discotecas y antros gays, lo que hace hoy del lugar un área de tolerancia y de diversidad de hecho hoy en la Zona Rosa convergen todo tipo de tribus urbanas, pero también hombres de negocios, burócratas, estudiantes, turistas extranjeros y todo aquel que quiera pasar una tarde o una noche con buen ambiente, ya sea en una antro con música alternativa, en un café de humeantes aromas o en un restaurante con placeres gastronómicos de primer orden.
Los lugares de ayer y hoy de la Zona Rosa
Hoy, en la Zona Rosa, todavía están algunos de los mejores lugares de antaño, el Angus de la calle Copenhague, por ejemplo, sigue ofreciendo sus carnes suculentas, su rib-eye y su new york son de pronósticos reservados; el tradicional restaurante italiano Rafaello, en la calle de Londres, todavía presume sus magníficas pastas y pizzas; y el antiguo Hotel Genéve, también en la calle de Londres, es todavía una referencia importante, sigue siendo elegante y su estilo Art Decó en sus interiores es delicioso.
En la Plaza del Ángel, de la calle de Londres, permanecen los anticuarios de “toda la vida”, y los sábados siguen sacando su mercancía al exterior para que te lleves algo; y el Mercado Insurgentes de Artesanías y Platería, en la misma calle, también sigue aquí, desde 1955, con lo mejor del quehacer artesanal de toda nuestra República.
Pero, claro, los tiempos cambian y la Zona Rosa se ha ido adaptando a su tiempo, hoy es común ver lugares para tatuarse, locales de medicina china, cafeterías más tipo drive-in, restaurantes mexicanos, de mariscos, vegetarianos, y sobre todo asiáticos, es decir: chinos, japoneses y coreanos.
El Lugar del Mariachi, en la calle de Hamburgo, es ideal para degustar la cocina mexicana al compás de un buen mariachi; el restaurante de Mar a Mar, en la calle de Niza, sirve los mejores pescados y mariscos de la zona; el restaurante Yug Vegetariano, en la calle de Varsovia, tiene una ensalada Yug, una ensalada Mediterránea y una hamburguesa de soya que son espléndidas.
El restaurante coreano Song Lim, en la calle de Liverpool, ofrece unos calamares portentosos; el restaurante chino El Dragón, en la calle de Hamburgo, sirve el mejor bufete del barrio; y el restaurante japonés Tokio, en la calle de Hamburgo, ofrece un sushi, y un shabu shabu (una sopa que se cocina en la mesa) simplemente excepcionales.
El BB Bar en la calle de Amberes, en un antro gay con karaoke y las mejores gomichelas y cocteles de la comarca; la Pulquería de la Zona, también en Amberes, es lo de hoy, en este bar gay, pulcata y karaoke se sirven unos curados excepcionales, los de mango, apio y avena son de excepción; y The Beer Box, en la calle de Londres, es el lugar sugerido para los cheleros, y es que hay cervezas de todo el mundo.
Para tomar café y desayunar la cafebrería del Péndulo, en la calle de Hamburgo, es ideal porque en su terraza puedes leer un libro y tomarte un café de primer nivel; y el Café Tierra Garat, en la calle de Amberes, es también de los lugares más solicitados para eso del cafecito con los amigos, su selección de pastelillos y sus cafés capuchinos son espectaculares.
En fin, la Zona Rosa sigue siendo uno de los lugares más atractivos de la ciudad para pasar una noche bohemia de grandes vuelos, ya no es el mismo lugar que frecuentaron nuestros padres y abuelos, pero tiene hoy una renovada personalidad muy acorde a los tiempos: es una zona de encuentros, de lugares alternativos, de tribus urbanas de toda procedencia, y sobre todo de muy buen ambiente.
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