Besar la mano a los mayores, un saludo de respeto casi extinto
Aunque aún se realiza en algunas regiones de México, besar la mano de abuelos y padrinos ya es una costumbre casi extinta.
Actualmente vivimos en una época de mayores libertades y derechos que permiten que en México las personas sean libres de su autodeterminación. Esto ha provocado que algunas costumbres antiguas sean vistas con extrañeza por ser consideradas anticuadas o represivas. Una de las que más genera debate es la de besar la mano a los mayores, lo cual era un protocolo de saludo y no un simple gesto de cariño, aunque tampoco eran excluyentes.
Abuelos, padres de familia, padrinos y sacerdotes eran algunas de las figuras de respeto que tradicionalmente recibían besos en la mano en México. Generalmente sucedía cuando el menor se encontraba con el familiar mayor en la calle, a quien por ningún motivo debía de ignorar el saludo. Al acercarse y tras saludar o despedirse, el menor exclamaba: «¡La mano, padrino!». A lo anterior se le podía agregar una petición de bendición y, en el caso de los hombres, se retiraban los gorros y sombreros.
La actitud del mayor podía ser autoritaria o no, ya que el gesto no estaba asociado a su carácter, simplemente se trataba de una señal de respeto. Sin embargo, si el cariño era mutuo, podía ser respondido con una caricia o un regalo, como lo es el dinero de domingo o dulces.
Existían algunas variaciones del beso en la mano. Por ejemplo, los padres de familia tendían a persignar a los niños al despedirse y éstos debían besar la señal de la cruz en los dedos al final. Para dicho acto algunos pequeños se inclinaban o hincaban para que el mayor les otorgara su bendición. Algo similar sucedía con los sacerdotes, aunque estos recibían el saludo también en ocasiones no solemne.
Besar la mano de los mayores, ¿un hábito autoritario?
Actualmente besar en la mano a los mayores representa una actividad autoritaria para algunos, sin embargo, otros defienden que se trataba de una época donde se tenía un gran respeto por los mayores. No se trataba de un simple saludo, sino de una serie de hábitos que resumían un actitud. Por ejemplo, hasta el siglo XX y aún en algunas regiones de México, era impensable que un menor se pudiera referir a un mayor con el pronombre «tú», para estos casos lo normal era usar el pronombre de cortesía «usted». Tampoco era costumbre que alguien exclamara groserías, fumara o tomara en presencia de los abuelos o padres, aún si los mayores estaban realizando dicha actividad.
Hoy pocas personas defienden el besar la mano de los mayores. Los argumentos incluyen la sanidad, los derechos de los niños y evitar que el hábito sea autoritario. Sin embargo, algunos defienden no el hecho externo, sino la actitud frente a los mayores, principalmente abuelos y padres. Para algunos es señal de sabiduría ante la vida; para otros de retroceso que atenta contra las libertades. Cualquiera que sea la opinión al respecto, se trata de un hábito al borde de la extinción, que posiblemente quedará en las memorias de México.
