Bola blanca o bola negra, el funesto origen del sorteo para la Cartilla Militar
Esta historia empieza con unos frijoles negros y blancos. Te contamos por qué se decide si los jóvenes de 18 realizan servicio militar a través de una bola blanca o bola negra.
Por muchos años, la obtención de la Cartilla Militar Nacional fue (y en algunos casos sigue siendo) un tema de primer orden para los hombres jóvenes mexicanos de 18 años, y también para quienes estaban a punto de cumplir esa edad. Hasta la fecha, la obtención de tal documento comienza con una bola blanca o bola negra.
Como muchos sabrán, ambas esferas se utilizan para determinar quién realiza el servicio militar de febrero a noviembre, y quién obtendrá la Cartilla meses después, sin haber hecho nada más que presentarse el día del sorteo para saber si sacaban bola blanca o bola negra.
Bola blanca o bola negra, con nosotros desde 1942
A pesar de que el Servicio Militar Nacional (SMN) ha estado entre nosotros desde 1942, la realidad es que pocos saben cómo se llegó a que el destino de los hombres mexicanos de 18 años (al menos durante los próximos 10 meses de sus vidas) se definiera con este método.
Una versión asegura que todo empezó cuando, durante la guerra entre México y la República de Texas, en el año de 1843, el gobierno de nuestro país capturó a 243 texanos, de los cuales más adelante lograron escapar 181.
Bola blanca o bola negra, también llamada «la lotería de los frijoles»
De ese número de prófugos, 176 fueron recapturados, y se determinó que el 10% de ellos serían fusilados por su osadía. Para tal fin, el coronel mexicano Domingo Huerta, en un acto presumiblemente humanitario, tuvo la idea de meter en un tarro 159 frijoles blancos y 17 frijoles negros, para que, sin ver, cada texano sacara uno de ellos.
La «lotería de los frijoles» estaba amañada
Quienes sacaran un frijol negro estarían condenados a morir, mientras que quienes extrajeran un blanco salvarían su vida. Sin embargo, el proceso estaba manipulado; las alubias negras fueron echadas al tarro al final, lo que hizo que los oficiales texanos fueran los primeros en meter la mano para sacar su frijol.
Como consecuencia, fueron estos prisioneros de mayor rango la mayoría de los hombres que fueron fusilados. Solo se les dio como «recompensa» la posibilidad de escribir una carta a sus familiares, que los sobrevivientes llevarían, lo cual ocurrió unos meses después.