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La Casa-cueva de Juan O’Gorman que era poesía en piedra y fue destruida

Ciudad de México
Casa-cueva de Juan O’Gorman
© vía: mxcity Juan O'Gorman al interior de su Casa-cueva en el Pedregal de San Ángel, CDMX.

La Casa-Cueva era una edificación mágica e inigualable y representó el punto máximo de la obra de O'Gorman. Fue destruida para hacer un nuevo edificio.

La arquitectura mexicana del siglo XX estuvo protagonizada por grandes pioneros. Uno de ellos fue Juan O’Gorman (1905-1982), egresado de la Escuela Nacional de Arquitectura y reconocido como el padre de la arquitectura moderna. A sus 25 años, en 1929, debutó con su primera obra funcionalista, la famosa Casa O’Gorman, una casa-estudio proyectada para su padre Cecil O’Gorman. El edificio se construyó bajo el lema “La forma sigue a la Función” y buscaba la eficiencia constructiva y bajos costos.

Pese a que Cecil nunca habitó su casa, ésta fungió como laboratorio experimental y vivienda para el arquitecto y su familia. En 1931 proyectó, en el terreno aledaño, la casa estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo.

Recuerdo la ocasión en que tuve la audacia de pedirle a Diego Rivera que viera la casa que acababa de construir para que me diera su opinión. Tuvo la gentileza de ir a ver la casa, diciéndome que le gustaba mucho estéticamente. La opinión del maestro fue una sorpresa puesto que la casa se había construido para ser útil y funcional. Diego Rivera en ese momento, inventó la teoría de que la arquitectura realizada por el procedimiento estricto del funcionalismo más científico, es también obra de arte, inmediatamente me encomendó que le construyera una casa y un estudio”.

Juan O’Gorman en su Autobiografía.
Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo
Creadores Universitarios Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo. Obra de Juan O’Gorman. 1931.

¿Cómo surgió la Casa-cueva de O’Gorman?

La Casa-cueva de O’Gorman estuvo influenciada por Frank Lloyd Wright (1867-1959) y Antonio Gaudí (1852-1926), autores de importantes edificios como La Casa de la Cascada y La Casa Batlló. A través de esas referencias y de su evolución como arquitecto y artista, comenzó a explorar el campo de la Arquitectura Orgánica, contraria al funcionalismo. Él definió esta corriente como “el vehículo de armonía entre el hombre y la tierra”.

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De este hecho surgió su singular Casa-cueva, ubicada al sur de la Ciudad de México. La construcción de este recinto comenzó en 1948, sus objetivos buscaban crear una integración entre el hombre, lo construido y su entorno natural.

El terreno estaba conformado por roca originada con la erupción del volcán Xitle al sur de la capital. También fue la materia prima con la que se construyó la casa. La Cueva era uno de los espacios más importantes, se caracterizó por su formación natural. El tabique rojo también se utilizó como otro de los insumos para la edificación. De esta manera, la Casa-cueva se mimetizó entre la accidentada topografía del entorno.

Terraza de la Casa-cueva
@cultura_mx vía: Twitter Terraza de la Casa-cueva. Se pueden apreciar los murales de piedra las escaleras empotradas y las herrerías.

¿Con qué espacios contaba la casa?

La construcción tenía un total de 2,160m2 en lo cuales se desarrollaba un programa compuesto por una planta baja que tenía estancia, cocina, cuarto de servicio y sanitario. En planta alta se encontraban un estudio, dos recámaras con baño y una terraza. La Casa-cueva se insertaba en un hermosa jardín que la rodeaba. O’Gorman vivió ahí durante 16 años junto a su esposa, la pintora estadounidense Helen Fowler (1904-1984) y su hija María Elena a quien cariñosamente llamaban “Bunny”.

Planta arquitectónica de la Casa-cueva de Juan O'Gorman.
Hidden Architechture Planta baja de la Casa-cueva de Juan O’Gorman. 1948.
Planta arquitectónica de la Casa-cueva de Juan O'Gorman.
Hidden Architechture Primer nivel de la Casa-cueva de Juan O’Gorman. 1948.

La integración plástica en su obra

Juan O’Gorman comenzó a explorar algunas formas de expresión al mismo tiempo que creaba su arquitectura. Destacó también en el muralismo y pintura de caballete. Gracias a su talento, fue reconocido por artistas de la talla de Diego Rivera, hecho que lo llevaría a colaborar con él años más tarde. Las representaciones pictóricas, mediante las cuales demostró su interés por los temas sociales, han sido piezas clave en la cultura mexicana. El nacionalismo también formó parte de las ideas que le apasionaron. Dentro de sus obras más sobresalientes se encuentran los murales del del Centro SCOP (1953) y la Biblioteca Central (1949-1951) nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2007.

Los murales de la Casa-cueva representaban a dioses como Quetzalcóatl y Tláhuac. Así como soles, lunas, caracoles, águilas, mariposas y jaguares, símbolos fundamentales en las culturas prehispánicas. La fachada norte estaba decorada con un mural realizado en piedras de colores, éstas provenían de distintas regiones del país. Al centro se encontraba un arco maya que daba acceso a la estancia de la casa. Al interior también había decoraciones en los techos, realizados con piedras más pequeñas.

vía:LocalMx Murales en la fachada norte de la Casa-cueva de Juan O’Gorman. Al centro el Arco Maya.

La destrucción de la Casa-cueva y los últimos años del arquitecto y artista plástico

En 1969, O’Gorman se vio envuelto en problemas económicos, por lo que puso a la venta su Casa-cueva. El comprador fue el abogado Manuel Escobedo (1896-1975). Sin embargo, una de las condiciones para la venta de la propiedad fue que no se modificara sustancialmente o destruyera.

Tiempo después la casa-cueva pasó a manos de la hija de Manuel, la escultora Helen Escobedo (1934-2010), autora de “Coatl”, pieza del Espacio Escultórico de la UNAM.

Años más tarde, la artista decidió demoler gran parte de la casa para erigir sobre ella un nuevo edificio que hoy alberga una escuela de música. Para O’Gorman fue muy doloroso, pues presenció en vida la destrucción de su obra, misma que representaba el auge de su trayectoria arquitectónica.

…Pues hice mi casa pero ya ve usted que la destruyeron, es una casa que era poesía en piedra, le hubiera gustado a usted. Pues sí, pobres, así es la […] vida…”

Juan O’Gorman en el documental “Como una Pintura nos Iremos Borrando” de Alfredo Robert.
@cultura_mx vía: Twitter Así luce el terreno de la Casa-cueva después de la construcción de la artista Helen Escobedo.

Finalmente, el 17 de enero de 1982, después de haberse retirado, decidió suicidarse. Algunos especulan que la destrucción de la casa-cueva influyó en esta decisión. Pese a ello, su legado continúa vivo en importantes sedes de la cultura en México y el extranjero.

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