Catecismo en imágenes
Enviados a la Nueva España con el fin de evangelizar a los nativos, los misioneros españoles de las distintas órdenes tuvieron que sortear los escollos de una comunicación intercultural para que el diálogo entablado no se volviera un diálogo de sordos.
Frente a la dificultad de explicar la trascendencia del Dios cristiano a unos pueblos implicados simbióticamente con la sacralidad inmanente de la naturaleza, los religiosos optaron por colar sus preceptos dogmáticos en moldes expresivos indígenas para que se pudiera realizar una fusión sincrética entre las formas nativas y el fondo evangélico.
Enviados a la Nueva España con el fin de evangelizar a los nativos, los misioneros españoles de las distintas órdenes tuvieron que sortear los escollos de una comunicación intercultural para que el diálogo entablado no se volviera un diálogo de sordos. Frente a la dificultad de explicar la trascendencia del Dios cristiano a unos pueblos implicados simbióticamente con la sacralidad inmanente de la naturaleza, los religiosos optaron por colar sus preceptos dogmáticos en moldes expresivos indígenas para que se pudiera realizar una fusión sincrética entre las formas nativas y el fondo evangélico.
Desde Ias señas «mudas» que describe Mendieta hasta Ia teatralidad de los autos sacramentales pasando por el canto, Ia danza, el verbo y Ia imagen, los misioneros explotaron muchas vetas expresivas indígenas para dar a conocer Ia palabra de Dios. Este último rubro fue privilegiado no sólo por su valor pedagógico sino también porque Ia imagen constituía Ia base deI sistema de estructura prehispánica, imagen contenida en libros (amoxtli) a los que El Libro tenía que sustituir.
Fue así como empezaron a proliferar en Ia Nueva España catecismos pictográficos que ilustraban los postulados de Ia religión cristiana, entre los cuales figura el que aquí analizaremos a continuación. Este catecismo es parte de una doctrina cristiana deI siglo XVII que se conserva en el Museum of Mankind en Burlington Gardens, en Londres. Según lo asevera Joaquín Galarza, fue copiado de un manuscrito deI siglo XVI. Pertenece a los textos llamados testerianos, ya que se piensa que fray Jacobo de Testera fue uno de los primeros que u1ilizó en México este método de catequización. Padre Nuestro, que estás en el cielo… Totatziné ilhuicac timetztica .
EI catecismo distingue Totatziné deI resto de Ia frase mediante Ia repetición deI glifo que representa al padre. Lo vemos de pie primero y luego instalado en el cielo. Este hecho reproduce Ia dinámica de Ia expresión verbal náhuatl, que yuxtapone mas no enlaza de manera subordinada Ias dos partes de Ia oración. La traducción en náhuatl es «Padre nuestro. Estás en el cielo » , y Ia imagen reproduce perfectamente en ambos casos Ia división de los sintagmas: vemos primero al «padre nuestro» y lo vemos después en el cielo. Es interesante notar que Dios está asimilado al fraile tanto de pie como en el cielo. EI tlacuilo indígena muestra de igual manera Ia probable asimilación que se daba entre Dios y sus representantes en Ia tierra, y que caracterizaba Ia relación entre los dioses prehispánicos y sus sacerdotes.
EI Tamacazqui era Tláloc, Ias nubes o el sacerdote de Tláloc. EI Quetzalcóatl o los Quequetzalcoa eran los sacerdotes deI dios deI mismo nombre. Aparentemente y quizás con un afán sincrético, los frailes propiciaron esta «confusión». Santificado sea tu nombre… Ma moyectenehua in motocatzin. AI no existir un término homólogo a «santificado» en Ia lengua náhuatl, los frailes aprovecharon un equivalente compuesto con yectli, «bueno, bello, recto», y motenehua, «se nombra» .Conviene subrayar que el verbo tiene su forma normal (no reverencial), mientras que el complemento «tu nombre» tiene una marca de reverencia. EI nombre (motocatzin ) es el dado a Cristo por Poncio Pilato INRI (lesus Nazarenus Rex Iudeaorum) y colgado en Ia cruz. Vénganos tu reino… Ma huallauh yn motlatocayo. Los signos metonímicos que representan Ia corona y el cetro dentro deI cielo traducen pictográficamente «tu reino», mientras que los brazos abiertos expresan «subjetivamente» Ia acción introversa deI venir. Hágase Señor tu voluntad, así en Ia tierra…Ma chihualo in tlalticpac yn yuh ticmonequiltia.
Que se haga en Ia tierra como tú lo deseas En Ia secuencia gIífica deI catecismo, Ia tierra está representada mediante Ia hierba y se opone globalmente al cielo que está arriba. La mano (maitl) que se encuentra a Ia derecha sirve para traducir fonéticamente el morfema subjuntivo ma. En cuanto al glifo que representa al fraile -Dios oliendo una flor roja-, me parece que corresponde fonéticamente a ticmonequiltia, mediante el acto de oler inecui, que recuerda la sílaba nequi de ticmonequiltia. Además de su valor fonético, el hecho de oler una flor remite a prácticas religiosas prehispánicas que los evangelizadores ya conocían y mediante las cuales buscaban hacer penetrar la religión cristiana. Como lo postulaban los antiguos mexicanos, «el hombre es una flor» (Ca xóchitl in tlacatl), y las flores que están en el cielo, como lo veremos a continuación, representan a los hombres. El hecho de que el padre (Dios en este caso) esté oliendo una flor puede hacernos pensar que está apreciando (juzgando) el alma de los hombres mediante la fragancia que ésta despide. …como en el cielo Yn iuh chihualo yn ilhuicatl itic …asÍ se haga dentro del cielo.
La representación del cielo en esta versión muestra en ia parte superior lo que puede ser el paraíso. En efecto, para los cristianos la flor era una imagen del alma y representaba la perfección espiritual. Para ios antiguos mexicanos entranaba ei alma de ios muertos… La flor representa, por lo tanto, un paradigma donde pueden converger ambas religiones y cristalizarse en un fecundo sincretismo. Por otra parte, tanto la flor que el padre huele como las flores que se encuentran en la parte superior del cielo pueden constituir el apoyo mnemotécnico de ia sílaba chi presente en ias dos ocurrencias de chihualo. Ei hecho de que una flor se encuentre también al final de una oración en la composición glífica correspondiente a ia expresión mochihua parece corroborar esta hipótesis. Hemos visto en otros contextos que el pensamiento náhuatl aprovecha frecuentemente la sobreposición de distintos sistemas, semiótica para una mejor retención o una mayor expresividad. Danos hoy nuestro pan de cada díaAuh in axcan, ma xitechmomaquili in totlaxcal yn momoztlaye totech monequiy hoy danos nuestra tortilla que cada día necesitamos
Este catecismo no representa glíficamente ni auh «y» ni in axcan «hoy». Reproduce la acción de dar el pan mediante la comunión eucarística. Los gestos del padre y de los personajes arrodillados expresan perfectamente la idea de “dar”, mientras que la tortilla-hostia caracteriza el pan-cuerpo de Cristo para que los indígenas lo puedan asociar con el maíz, alimento terrenal que se evoca después. En la segunda parte de esta secuencia, el conjunto glífico es muy claro: se trata de una transposición fonética de momoztlaye mediante dos templetes o momoztli. El hechop de poner dos templos en vez de un recalca probablemente de manera muy indígena la idea de repetición (cada día), ya que momoztli es templete en singular. Una cruz se yergue en sendos templos para que la representación del edificio pagano (por razones fonéticas) no vaya a traer recuerdos idolátricos indeseados. El catecismo enlaza de manera representativa el alimento espiritual dado por el padre y el alimento terrenal que los dos personajes están tomando. Si omitimos los asientos, esta imagen tiene un tenor muy prehispánico.
…perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden…Ma xitechmopopolhuilili yn totlatlacol ya iuh tiquinmopopolhuilia yn techtlatlacalhuia. Perdónanos nuestras ofensas (faltas), como nosotros perdonamos a (los) que nos ofenden
En lo que concierne a la imagen, el catecismo expresa fonéticamente el morfema subjuntivo ma mediante la mano ma-itl. Luego el gesto del padre evoca el perdón de las ofensas representadas alegóricamente por un animal extraño que denota al mal. Dos personajes que traducen el tech, “nos”, en postura de súplica expresan la petición y representan el “objeto” del perdón. Para expresar «como nosotros perdonamos a los que nos ofenden «, Yn iuh tiquinmopopolhuilia yn techtlatlacalhuia, se reproduce Ia misma imagen con variantes no pertinentes de tamaño y disposición. Esta iteración, si bien traduce Ia identidad «como», no consigna el cambio de sujeto: ahora somos nosotros los que perdonamos y no tú, Dios, y son otros los que tienen que ser perdonados por nosotros. Esta triangulación absolutiva no puede transcribirse explicitamente mediante Ia imagen. En efecto, no aparecen «los que nos ofenden».
..no nos dejes caer… Auh macamo xitechmotlalcahuili. Y no nos abandones… La versión testeriana proporciona una mano ma-itl para expresar esta vez lo contrario de lo que suele significar: la opción subjuntiva ma. Esta vez significa macamo: «no». El cambio en la orientación de los personajes (en relación con la posición del padre), además de traducir «abandono» (reunión / separación), transforma el ma (sí) de la mano en macamo (no)….en tentación Ynic amo ypan tihuetzizque in temictiani tlatlacolli
Así no caeremos sobre el pecado mortal La negación (no caer) no aparece. AI contrario, vemos cómo el monstruo alado que representa el pecado mortal agrede a un personaje que cayó (huetzi). Este hecho ilustra claramente la dificultad que tiene la imagen para expresar la negación. Todo en la imagen es positivo, incluso lo que no debe ser está representado como si fuera. Sólo el contexto o el apoyo de Ia memoria pueden sugerir una Iectura correcta deI glifo. Ahora bien, si consideramos Ios glifos a partir de Ia mano que expresa una intención repetitiva, Ios dos personajes que se alejan de ella son los que van a «caer» en el pecado (aun cuando no se representa más que uno, lo que no corresponde al plural tihuetzizque). Vemos aquí cómo el padre permanece inmóvil frente a Ia agresión mortífera deI pecado mortal.
y líbranos de todo mal… Ma zan huel xitechmomaquixtili ihuicpa in ixquich in amoqualli… puedas librarnos de todo mal… La escena pictográfica que corresponde a esta secuencia en el catecismo testeriano es muy representativa (epifórica). Es un verdadero cuadro que muestra a dos personajes que se acogen al amparo de un padre que blande una espada con Ia mano izquierda (de Ia justicia) y tiene Ios santos óleos en Ia mano derecha (de Ia misericordia). Recordemos que para Ios indígenas Ia dialéctica izquierda / derecha tenía un sumo valor religioso. EI mal está caracterizado alegóricamente como un monstruo más grande en tamaño y más feo que Ios pecados mortales y Ias ofensas. Amén Ma in mochihua… que se haga
AI reunir una mano y una flor, el catecismo parece optar por una relación fonética para conseguir pictográficamente Ia última frase deI «Padre nuestro». En efecto, Ia mano (ma- itl) representa una vez más el morfema subjuntivo ma, mientras que Ia flor (xóchitl) entrega Ia sílaba chi de mochihua, elementos suficientes para que se estimule Ia retención deI texto oral. Fruto deI empeño sincrético de los frailes evangelizadores, los catecismos en imágenes revelan aspectos importantes deI pensamiento náhuatl que los mismos frailes a veces quisieron ocultar. Uno de los caminos que Ilevan al mundo prehispánico pasa por los vericuetos de esta transculturación.
Fuente: México en el Tiempo No. 7 junio / julio 1995