Círculo Mexicano, un hotel en la antigua casa de Manuel Álvarez Bravo
Hotel Círculo Mexicano reúne historia, arte y minimalismo. Visítalo y vive al máximo la experiencia de visitar el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Hay lugares que debería ser preservados para siempre, tanto por su historia como por la belleza exterior que expresan. Uno de ellos es la antigua casa de Manuel Álvarez Bravo, que hoy alberga el hotel Círculo Mexicano.
Círculo Mexicano, el nicho de Manuel Álvarez Bravo
Manuel Álvarez Bravo fue un fotógrafo mexicano nacido a inicios del siglo XX, reconocido por su trabajo al lado del ruso Sergéi Eisenstein, quien realizó una de las películas que buscaba revelar al mundo la basta cultura mexicana a través de su filme ¡Qué viva México! Creció en la casa de la calle de República de Guatemala 20, justo detrás de la Catedral Metropolitana, en uno de los edificios coloniales convertidos en inmuebles habitacionales para las clases medias y altas. Su niñez la vivió como testigo de la violencia durante la Revolución Mexicana, lo cual tuvo un fuerte efecto en su trabajo fotográfico.
En 1923, Álvarez Bravo inició su carrera como fotógrafo, tras haber trabajado como obrero y haber intentado estudiar administración. Su incursión en la fotografía se debió, en gran medida, a su amistad con Hugo Brehme, fotógrafo alemán que documentó la revolución. Posteriormente, en 1927, conoció a Tina Modotti, a quien admiraba profundamente. Ella le presentó distintas personalidades del mundo artístico e intelectual, incluido el fotógrafo Edward Weston.
Manuel Álvarez se casó en tres ocasiones con tres fotógrafas: Lola Álvarez Bravo, Doris Heyden y Colette Álvarez Urbajtel. En 1932 realizó su primera exposición individual en la Galería Posada. Tiempo después compartió exposiciones con el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson en el Palacio de Bellas Artes, llegando a fascinar al escrito André Bretón, con quien entabló una amistad profunda, cuyo fruto fue la portada del libro Catálogo de la exposición Surrealista Internacional (1939). Posteriormente trabajó con Xavier Villaurrutia, José Revueltas, John Ford y Luis Buñuel. Falleció a los 100 años en 2002 con numerosos premios y una obra extensa.
Wabi sabi, hospedaje, serenidad y belleza
Hasta la fecha, la presencia del arte y la belleza se mantienen presentes en en la antigua casa de Álvarez Bravo, hoy hotel Círculo Mexicano. Gracias a su presencia a tan sólo unos pasos de la Catedral Metropolitana y el Zócalo capitalino, es el lugar ideal para quienes desean explorar a profundidad el Centro Histórico.
El proyecto, del reconocido Grupo Habita, reúne en sus instalaciones lo mejor de la gastronomía, el trabajo artesanal, el diseño y la arquitectura. La obra estuvo a cargo de Ambrosi | Etchegaray, que reimagina este edificio del siglo XIX con un plaza comercial en su parte baja, mientras que en el segundo y tercer piso se encuentra un hotel minimalista, que rememora el término estético wabi sabi, el cual se centra en «la belleza de la imperfección».
Entre juegos de luz solar, naturaleza y vacío, los viajeros que se hospedan en las habitaciones de Círculo Mexicano tendrán una experiencia estética única, ya que rápidamente te encontrarás con un espacio sereno, pulcro y espiritual.
Círculo Mexicano, contrastes de luz e historia
Sin embargo, la arquitectura de Círculo Mexicano no arrebata al edificio sus raíces históricas, ya que para su construcción se realizó un trabajo profundo de restauración de muros y techos, además de conservar las escaleras centrales, donde Álvarez Bravo realizó su mítica fotografía El ensueño.
Finalmente, en la azotea del edificio también encontrarás un contraste inesperado entre el minimalismo del wabi sabi, el barroco novohispano de Palacio Nacional y la Catedral, los vestigios del Templo Mayor, y algunos edificios modernos. En dicho lugar puedes aprovechar para tomar un coctel en compañía de amigos y familiares, y ser testigo de las puestas de sol privilegiadas.
La entrada a las áreas comunes no exclusiva para los huéspedes, por lo que puedes visitar el bazar, los restaurantes y terraza cuando así lo desees, siendo testigo del pasado y el futuro, del exceso del barroco y el vacío del minimalismo, entre la fotografía y el movimiento perpetuo de las cosas.
