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Cooperativas escolares de los 80 y 90: diez productos que extrañamos

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¡Ay, las cooperativas escolares! Éramos tan inocentes que nos emocionaba que nos dieran la responsabilidad de vender un producto, que si no acabábamos lo teníamos que pagar.

Las cooperativas escolares fueron el primer acercamiento de los mexicanos con la realidad económica. Si no acabas tu producto te hacían que te lo llevaras a tu casa para que lo vendieras a tus familiares, si te lo comías también tenías que pagarlo, en caso de que te fuera robado en el recreo (te hacían guaje) también lo pagabas, lo mismo ocurría si no te salían las cuentas. 

Aunque los alumnos también sabían que el resultado de participar en este ejercicio era recibir cierta cantidad de dinero al final del curso, que por lo regular terminaba siendo invertido en golosinas de las de los puestitos de la salida. 

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Como dato histórico tenemos que la primera cooperativa escolar surgió en 1926, justo en la Rafael Ángel Peña, una primaria ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo de la Ciudad de México.  Desde entonces este modelo se replicó en todas las escuelas públicas del país, a tal grado que en 1982 se tuvo que emitir un reglamento para regularlas. 

Los siguientes son algunos de los productos más comunes que vendíamos y comprábamos en la cooperativa de nuestras escuelas. Avisamos que muchos de éstos se vendían antes de las reformas contra el consumo desmedido de productos azucarados en los centros educativos

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Productos legendarios de las cooperativas escolares

1. Brinquitos.  En la década del 80 fueron populares estos sobres de papel que contenían polvo picoso endulzado con uva, durazno, limón y naranja. Traían una rana pintada en el exterior a una sola tinta (negra) aunque años después le pondrían más colores, pintura que por lo regular terminábamos por ingerir con todo y papel. Esperamos que ninguno de estos elementos haya sido tóxico, aunque, que se sepa, ningún niño enfermó. 

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2. Velitas. Que se sepa las “velitas” no tenían marca, para pronto, no había empresa que se hiciera responsable de un posible daño que hiciera su producto, sin embargo que sepamos nadie salió enfermo. Se trataba de popotes de plástico en cuyo interior estaba una gelatina dura de un sabor considerablemente dulce, caramelo que solo podía extraerse cortando y jalando con los dientes. Había de todos los colores y sabores. 

3. Chicharrones picosos y naturales. Era otro producto que no tenía marca; se trataba de bolsas que a su vez contenían varios paquetes de chicharrones dentro. Su precio era bastante económico, algo así como 50 centavos a 1 peso. 

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4. Galletas saladas con salsa Búfalo o Valentina. Por supuesto que una cosa son las primarias del centro del país y otra las del sur o norte. Por ejemplo en las cooperativas escolares de primarias públicas de Coahuila, Durango o Nuevo León es común la venta de galletas con salsa, aunque también, pero con menos frecuencia, se vendían con mayonesa, lechera e incluso cajeta. 

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5. Palelocas. En la década del 80 y principios del 90 se popularizó entre la infancia mexicana de entonces una paleta con dos caramelos adheridos en los dos extremos del mismo palo, es decir, era una paleta doble, lo cual fue aprovechado por los directores de las escuelas para vender a sus estudiantes. Era de la marca mexicana de dulces Luxux, seguro que en YouTube existe un comercial de este dulce.  

6. Sugus. Esta marca de dulces ya no existe, o al menos ya no se comercializan en México, pero eran muy populares por tratarse de un caramelo suave y sabores frutales como limón, naranja, melocotón, fresa, manzana, menta, albaricoque, tutti-frutti, uva, cereza y piña.  

7. Chocolate Bocadín. La configuración de este chocolate es tan sencillo como delicioso, se trata de una galleta tipo “crema de nieve” cubierta de chocolate; perteneía a la empresa Jayco de México (que al parecer vendió los derechos a Ricolino), un imperdible de las cooperativas escolares a un precio de 50 centavos. 

8. Duvalín. Jayco también producía esta popular golosina de las cooperativas escolares. Se trata de un dulce de crema de vainilla y chocolate, mismas que estaban separadas dentro de la misma pequeña charola. 

9. Refrescos en bolsa. El consumo de refrescos como Coca, Pepsi, Fanta, Squirt, Crush, etcétera, no era común en muchas primarias o secundarias de la Ciudad de México, pero sí lo era en muchas escuelas de los estados, como era el caso de Morelos. Ya luego vinieron nuevas ideas y reformas legales sobre bebidas azucaradas y esto cambió. 

10.  Boings de triángulo. Si pudieramos reunir a todos los mexicanos y mexicanas que alguna vez, en sus años escolares, los pusieron a vender boings de triangulito en las cajas exagonales de color anaranjado, seguro que llenamos dos veces el Estadio Azteca. Muchos recuerdan que si no los vendían los maestros, siempre a favor de los derechos de la infancia, obligaban a sus pupilos a ir de salón en salón hasta acabarlos.  

Si pudieras volver el tiempo atrás y estuvieras frente a la cooperativa de tu escuela ¿qué pedirías?

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autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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