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Crónica del Martes de Carnaval en San Juan Chamula

Chiapas
Monos tocando la corneta en su procesión en la plaza.
© Rodrigo Cruz Monos tocando la corneta en su procesión en la plaza.

El Carnaval de San Juan Chamula es un cosmos dentro de un pueblo, su carga simbólica cultural es de lo más interesante y compleja. Aquí una crónica del Martes de Carnaval.

Yónathan visitó San Juan Chamula y participó de varios rituales que han preservado los tseltales de la comunidad tras largos años de transmisión y de protección de “la costumbre”. Aquí su crónica de un Martes de Carnaval.

Carnaval en San Juan Chamula
Libro "Chamula, un pueblo indígena tzotzil" Carnaval en San Juan Chamula

El rito ceremonial del carnaval

Las sagradas banderas se agitaban sobre las cabezas de los hombres y las puntas de las lanzas resplandecían con el sol.

Cientos de miradas estaban fijas en el ritual que se llevaba a cabo cerca del “ojo de agua” (manantial) del barrio de San Pedro: maxes (monos), escribanos y otras autoridades tradicionales cargaban los estandartes mientras daban tres vueltas alrededor de dos sillas, en ellas se encontraban sentados los dos “tocadores de olla” (conocidos en tsotsil como jbal binetik) que tocaban tambores hechos con ollas de barro.

A los paxones, maxes, oficiales, entre otros les fue colocado el “chilon”, un mecapal del que colgaba una piel de ocelote con un cinturón de cuero que tiene cascabeles, recuerda al jaguar, ellos también danzaron con las banderas.

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Este rito se conoce como “Subirse a la olla” y en el enigmático simbolismo que porta, tocar la olla o tambor significa pedir comida, pedir abundancia.

Las banderas son el símbolo más importante, en la cosmovisión chamula, el asta de las banderas es la lanza con los que los pecadores mataron a Cristo, pero que él ordenó que ésta quedara como muestra de su cabeza.

Martes de Carnaval en San Juan Chamula
Rodrigo Cruz La plaza principal de San Juan Chamula

La música

La melodías hace que la piel se enchine: el bankilal mastro (maestro mayor) y su segundo tocan las arpas tradicionales, que se compaginan con los ritmos de los tambores, guitarras y acordeones. Los max (monos) cantan, tocan una sonaja de morro (fruta con la que se hace la jícara para pozol), danzan entre silbidos y cantos y alegran el corazón con pox. Escuchar el Bolom Chon te hace sentir paz, tranquilidad y a la vez alegría, es como un rezo místico lleno de fe y amor.

El banquete

Con un estruendo que te hace vibrar las entrañas, los cañones y cohetes marcan el fin y el inicio de una actividad. Es en tiempos marcados por estos ruidosos elementos en que se sirve el banquete del dios sol. Algo sorprendente es la majestuosidad de la ceremonia, el “pech´e vo” (una de las plantas sagradas) es usada como contraseña, a quienes nos las otorgaron pudimos disfrutar de la comida que el paxon con sus ayudantes prepararon para la fiesta: atole de maíz amarillo (dulce, un poco espeso y de granos finalmente molidos), café que viene acompañado con un pan en forma de paloma, tamales de frijol y caldo de res (la carne parece ser ahumada, lo que le da un delicioso sabor, el caldo es color miel por la ausencia de ingredientes, debido a que sólo tiene chile y cebolla).

También se repartieron cigarros y pox: el jugo de la santa flor, también denominado por los chamulas como «nichimal yalalte». Este aguardiente y su uso en ceremonias religiosas es una herencia de los antiguos mayas, aquí se usa para curar el espíritu durante las limpias dentro de la iglesia de San Juan (de hecho la palabra pox también significa medicina) y en las fiestas de los santos, es la unión entre esta tierra y la de las almas, servir el sagrado trago para ellos es un honor.

El pox alegra los corazones y eso se ve reflejado en los días de carnaval,   la algarabía, el jolgorio, la pachanga se vive en las calles, los monos callejeros se divierten bailando, tocando sus instrumentos y tomando pox, cervezas y refrescos. Me invitaron a bailar con ellos, entre sonrisas y alegría, me prestaron un sombrero y una sonaja: te sientes por un momento parte de algo tan importante para ellos, como uno más de su grupo.

Monos (max) con las sagradas banderas.
Rodrigo Cruz Monos (max) con las sagradas banderas.

México vs Guatemala

Mientras tanto, en el barrio San Juan el paxon llevaba a cabo la misma ceremonia de “Subirse a la olla”, en su respectivo manantial. Son los mismos ritos que se realizan en los tres barrios, con excepción de uno, la batalla entre México y Guatemala. Inimaginable, impensable, pero divertida de observar, refuerza el  nacionalismo del pueblo. Dos bandos se enfrentan, son niños y jóvenes dirigidos por cuatro maxes, tocan la trompeta en señal de batalla y todos corren por la calle, al estar frente a frente se lanzan balas (que consisten en bolas de excremento de caballo), en sus expresiones al terminar el enfrentamiento se nota que la pasan muy divertido. Yo al estar frente al combate fui impactado en la pierna por una bala perdida, pero esa es una historia de recuerdo para contar.

Salto al fuego

A las 13:00 horas en la plaza, la comitiva del paxon con sus monos que cargan la bandera, dan tres vueltas a la plaza principal, los monos tocan la pequeña trompeta en cada esquina (lo que rememora un sonido de batalla) y dan saltos, el topar unas banderas con otras parece ser una símbolo también de enfrentamiento simbólico. En el cuerpo de los paxones se refleja el cansancio de llevar la gran responsabilidad de realizar la fiesta del señor del cielo. En sus rostros está plasmada su devoción y sus corazones están contentos de portar el “Cargo Florido” (Nichimal Abte) más importante, el de mayor respeto, pero sobre todo por haberle servido a Cristo Sol, al dios del cielo, al padre sol.

El último rito es el “Salto al fuego”, donde colocan en la plaza central un camino de paja al que incendian, los paxones y sus monos que cargan la bandera cruzan corriendo de un lado al otro, este acto simboliza la purificación para iniciar el Miércoles de ceniza, es el juego religioso final del carnaval: el fin y el inicio de un ciclo, un año más de vida, una nueva cosecha.

Cuando los paxones terminaron sus actividades religiosas, sacan a los toros, los escribanos los conducen a la plaza donde cada uno de los 30 toros dará tres vueltas. Los valientes esperan ansiosos para tener la oportunidad de montarlos, un reto que les puede costar la vida. Ver de frente a la bestia de media tonelada, enciende la adrenalina y te anima a huir cuando la gente corre. Por tres horas las personas se entretienen hasta que el último animal es retirado de la plaza.

El carnaval es un fuerte sincretismo entre el mundo antiguo maya y la religión católica de la vida colonial española. Un pueblo indomable, guerrero, que ferozmente ha defendido sus creencias a través de los años, su legado es tal vez el carnaval más tradicional de Chiapas.   Fuentes:   Observación directa por parte del autor en los días de carnaval. San Juan Chamula, febrero 2018.   Entrevista a Andrés López López, director de la Casa de la Cultura de San Juan Chamula.   Pérez López, Enrique, Chamula, un pueblo indígena tzotzil, Gobierno del Estado de Chiapas-Subsecretaría de Asuntos Indígenas, México, 1987, pp. 185.   Si quieres ver la galería completa de Imágenes del Martes de Carnaval de San Juan Chamula entra aquí.    

autor Historiador, docente y viajero incansable. Busca hacer del viaje una forma de vida y contagiar a su paso su amor por Chiapas, su tierra natal.
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