Cuando el Porfiriato prohibió el calzón de manta
A inicios del siglo XX en varias regiones del país se prohibió el calzón de manta por ser un signo aparente de pobreza e inmoralidad. Finalmente su uso triunfó.
El calzón de manta portado por los hombres mexicanos es una imagen común en las fotografías del siglo XIX y XX. Incluso, el santo indígena Juan Diego es representado con la ropa de pudor implementada por los españoles para salvaguardar la compostura moral.
Sin embargo, ha inicios del siglo XX la prohibición del calzón de manta fue una realidad. Generalmente se piensa que fue un acto de discriminación ocurrente por parte de los gobiernos locales, pero no fue así; el suceso formó parte de las políticas del gobierno de Porfirio Díaz y su élite para modernizar el país. Desde la perspectiva del gobierno progresista, el calzón de manta, usualmente usado por las clases populares, era un signo de retraso e inmoralidad, ya que llegaba a transparentar los genitales del varón.
Inmediatamente, gobiernos como el de Jalisco, encabezado por Ramón Corona, decretaron la prohibición de la prenda e instituyeron vestimentas específicas. Se ordenó el uso de pantalones y se sancionó el uso del calzón.
Según un oficio que guarda el Archivo Histórico de Jalisco, el 29 de noviembre de 1887 el jefe de Sayula prohibió el calzón de manta e hizo obligatorio el pantalón a partir de enero de 1888. De acuerdo con J. Jesús L. Patiño, presidente municipal, y por el secretario Ponciano López Santoyo, la medida fue una réplica de la tomada en la ciudad de Guadalajara.
El bando con el que se anunciaba la prohibición de manta decía:
“Y con el objeto de que en esta misma ciudad se dé una prueba de civilización, moralidad, progreso y cultura, prohibiéndose el uso exclusivo del calzón blanco y prescribiendo la obligación del uso del pantalón, ha acordado las siguientes prevenciones de policía:
- “Desde el día primero de enero del próximo año de 1888 será obligatorio en esta ciudad, para todo varón, sea cual fuera su condición y fortuna, usar en público el traje conocido con el nombre de pantalón.
- “La infracción de la anterior prevención se castigará con multa de un peso u ocho días de reclusión con destino a los trabajos públicos.
- “La Jefatura Política cuidará prudentemente del cumplimiento de estas prevenciones, quedando facultada para invertir el importe de las multas que esta misma disposición impone en la compra de pantalones, que se aplicará a los culpables que juzgue más menesterosos”.
Por supuesto, el proyecto de prohibir los calzones de manta, que hoy sería considerado una violación a los derechos y garantías individuales, fracasó. Los indígenas y campesinos, tan acostumbrados a su uso, portando el pantalón de manta y las penas quedaron en el olvido. Sumado a ello, el calzón era económico, lo que facilitaba su acceso. Tras el estallido de la Revolución Mexicana los campesinos se empoderaron, se dignificaron y continuaron usando la prenda de sus antepasados.