Cuando las chinches obligaron a Maximiliano a dormir en una mesa de billar
Maximiliano y Carlota vivieron una pésima primera noche en la capital mexicana, todo por culpa de las chinches. Te contamos la historia.
Existen pocas referencias históricas sobre la presencia de chinches en México, lo cual no quiere decir que la gente del pasado no fuera asolada por esta latosa plaga. Una de esas personas fue Maximiliano de Habsburgo.
Tras el arribo del emperador y su esposa a la capital mexicana, esto el 12 de junio de 1864, la pareja fue enviada a vivir desde el día uno al Palacio Imperial, edificio que actualmente conocemos como Palacio Nacional. Sin embargo aquel recinto no tenía ninguna comodidad, por el contrario, estaba en franco deterioro.
Chinches en la cama de los emperadores
Wilhelm Knechtel, el jardinero de Maximiliano, quien había sido enviado de avanzada para conocer las necesidades del próximo aposento de los nobles, notó desperfectos en ventanas, techos, pisos y deterioros en muebles. Detalles que probablemente hizo saber a su patrón para que se preparara, al menos mentalmente, de que no se la pasaría bien al menos los primeros días.
Sin embargo algo que probablemente no notó, fue que la cama en la que dormirían los emperadores, tenían unos diminutos y escurridizos huéspedes chupasangre. Así que cuando la pareja se acostó en el lecho, no tardaron en ser picoteados.
La mesa de billar salvó a Maximiliano de las chinches
Es de suponerse que la noche debió haber sido de perros para Maximiliano y Carlota. Quienes seguro sintieron, más que nunca, el contraste de su nueva residencia mexicana con el Castillo de Miramar, en Italia, una edificación majestuosa que tenía, entre otras ventajas, una espectacular vista al mar Adriático.
Tras las picaduras Carlota se apresuró a dormir en un sofá, mientras que el emperador Maximiliano se acostó en una mesa de billar que había en el palacio. Cómo habrá sufrido con las chinches de aquella cama que prefirió acostarse en el paño que en el suave colchón.
Las chinches no los siguieron al Castillo de Chapultepec
No se sabe cuántas noches habrán pasado así, ni cómo resolvieron su problema de chinches. Sin embargo la pareja ocupó al poco tiempo de su llegada el Castillo del Cerro del Chapulín, conocido hoy como Castillo de Chapultepec.
Así que nadie se apene de enfrentar una plaga de chinches en la escuela, trabajo, transporte público o incluso en el hogar propio, pues a estos bichos los ha padecido hasta la nobleza.