Damián Pizá, el Tarzán que México dio a Hollywood
Damián Pizá, el Tarzán originario de México, nadaba, corría por la selva, trepaba lianas, hacia de todo, menos besar a Jane.
En 1948, los mexicanos tenían como ídolo deportivo a un tabasqueño de ojos claros y bigote delineado llamado Damián Pizá. Para darnos una idea de cuánto era admirado aquel fondista podríamos compararlo con la atracción que hoy nos genera Checo Pérez.
Pero también logró captar la atención de las masas por ser el Tarzán que México aportó a Hollywood. Damián Pizá nadaba como un tritón, corría por la selva, se colgaba de las lianas, hacía de todo, menos besar a Maureen O’ Sullivan, la actriz que hacía de Jane.
Damián Pizá era el doble de riesgo de Tarzán
La razón de que aquel tabasqueño de ascendencia italo-española no besara a tan bella mujer era que él se encargaba de hacer las escenas peligrosas y de acción que no debía realizar Johnny Weissmüller, el Tarzán contratado para aportar su cara al cine. Es decir, Pizá era el doble.
Sin embargo, ambos tarzanes eran sumamente apuestos, tanto así que en los foros no se ponían de acuerdo quién de los dos era en verdad el más guapo.
Doble de Tarzán, nadador profesional y profesor de natación
No obstante los libros de cine han olvidado el nombre de Damián como doble de riesgo de Johnny Weissmüller. No así la revista Algarabía, cuyas escritoras Elisa Queijeiro y Leticia González Montes de Oca, han sacado a la luz el nombre del tabasqueño quien pasó sus últimos días siendo un profesor de natación.
Y tiene sentido porque Damián Pizá era un nadador, si bien no olímpico, sí mundialista. Considerado uno de los mejores dorsistas y fondistas que ha dado México.
Damián Pizá cruzó el Canal de la Mancha
De hecho sus hazañas deportivas deberían ser más llamativas que el mero hecho de haber sido el doble de Johnny Weissmüller. Una de ellas fue cruzar el Canal de la Mancha. Para lograrlo entrenó duro en el agua helada de La Marquesa, en el Estado de México.
Gracias a ello cruzó el Canal de la Mancha dos veces, la primera en 1953 y la segunda en 1955, en ambas paralizó al país para recibirlo tras sus logros, nombrándolo como “El tiburón tabasqueño”.
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