De caña, el mejor dulce
Para nadie es un secreto que la industria azucarera de México ha atravesado momentos difíciles debido a factores relacionados con la productividad, la competencia y los precios del mercado libre internacional.
No obstante, más de sesenta ingenios en nuestro país trabajan año con año y se dedican amplias extensiones de tierra al cultivo de la caña de azúcar, cuyo procesamiento, hasta la obtención del dulce, requiere de instalaciones industriales en la misma área de cultivo.
Esta característica convierte a la zafra azucarera en un fenómeno económico y social con enormes repercusiones en las áreas productoras; miles de hombres se incorporan al trabajo, que se inicia esencialmente con el corte de la caña y termina en las tolvas, donde se envasan todavía calientes los granos de azúcar.En Veracruz la mecanización del corte se expresa en el uso de alzadoras o levantadoras de caña y en el empleo de sistemas de transporte, que reducen el tiempo entre el corte y la molienda para evitar pérdidas en el rendimiento del azúcar por tonelada de caña, así como en la introducción de tecnología avanzada para la obtención de las mieles y su aplicación en los procesos de cristalización.
A manera de ejemplo podríamos citar ingenios como el de San Cristóbal en Cosamaloapan, que por su tamaño demanda un enorme abastecimiento de caña durante todos los días que dura la zafra, y el de La Gloria en Cempoala y de San Pedro en Los Tuxtlas, que han aumentado su producción a partir del mejoramiento de los procesos tecnológicos.Aun cuando la producción del dulce desde la Colonia hasta nuestros días ha sufrido cambios extraordinarios por tratarse de una industria que ya en el siglo XIX era de las más avanzadas en México, la figura del cañero sigue ahí, vigente, como símbolo del esfuerzo del hombre y de su amor irrenunciable a la eterna productora de bienes que es la tierra.
Fuente : Tips de Aeroméxico No. 7 Veracruz / primavera 1998