Macedonio Alcalá y «Dios nunca muere», el himno no oficial de Oaxaca
Dios nunca muere es considerado el himno no oficial de Oaxaca. Te contamos la conmovedora historia de su composición a manos del maestro Macedonio Alcalá.
El vals Dios nunca muere es una de las melodías más representativas de México y es considerado el himno de facto de Oaxaca. Su compositor fue Macedonio Alcalá, quien nació en Putla, Villa Guerrero, el 12 de septiembre de 1831. Alcalá creció en el seno de una familia campesina y amante de la música. Su padre, quien fue voz en el coro de la Catedral de Oaxaca, heredó y formó a sus hijos en la música.
Macedonio inició su formación formal en música en la escuela de José Domingo Martínez, organista y compositor de Oaxaca. Asimismo, se formó en poesía, redacción, composición y dirección de orquesta. Entre los instrumentos que dominaba se encuentran el piano, órgano, violín, viola, violonchelo, contrabajo, guitarra, guitarra y figle.
Talento y pobreza
Gracias a su entusiasmo y dedicación disciplinada, el gobierno de Oaxaca le otorgó una beca para continuar sus estudios en la Academia de Joaquín Beristáin y Agustín Caballero, el acutal Conservatorio Nacional de Música. De regreso en su tierra natal se integró Orquesta Filarmónica de Santa Cecilia y, posteriormente, a la Banda de Música de Oaxaca.
Para 1850 formó su propio grupo musical que se popularizó en todo el estado. En ese entonces ya componía sus propios vals y era reconocido en la capital mexicana.
Posteriormente buscó tener un vida más serena, se mudó a Yanhuitlán, Oaxaca, y formó una familia. Debido a su estilo de vida bohemio no generó ingresos económicos. Se vio en la necesidad de reactivar su vida laboral tocando en eventos. Cuando trató de volver a Oaxaca, enfermó de tuberculosis, lo que lo sumergió en la depresión y ruina financiera.
Durante su convalecencia sus hermanos se negaron a ayudarlo, ya que había caído en el alcoholismo. Fue gracias a los miembros de la Orquesta de Santa Cecilia que tuvo ingresos para hacer frente a su situación.
Dios nunca muere, leyenda en torno a su composición
De acuerdo con la leyenda, Alcalá recibió una delegación de indígenas de Tlacolula de Matamoros durante su recuperación, quienes le solicitaron que compusiera algo en honor de la Virgen María. Aunque aún estaba en recuperación, Macedonio Alcalá trabajó arduamente y compuso Dios nunca muere. El título de la obra se debe al agradecimiento por el trabajo que le llegaba en sus momentos de mayor aflicción.
Se dice que en aquella época lo visitó su compadre, el flautista José Maqueo, con quien platicó hasta que se quedó dormido. Cuando despertó encontró 40 pesos que su amigo le había dejado bajo la almohada. Inmediatamente pidió papel y pluma a su esposa y escribió: «Mira, Dios nunca muere, nuestro padre siempre consuela al afligido».
Cuando se estrenó el vals en público, la gente quedó sumamente agradecida y fue un éxito rotundo. La población indígena se organizó para ayudar al maestro Alcalá a recuperarse y que lograra trasladarse a la capital oaxaqueña.
Macedonio Alcalá murió a los 38 años de edad en la pobreza. Su hermano aprovechó la situación para publicar Dios nunca muere bajo su nombre, pero los habitantes de Tlacolula protestaron y demostraron que se trataba de un plagio.
El maestro Alcalá fue sepultado con honores en el Panteón de Oaxaca. Cuando su ataúd descendió en el camposanto, se entonó Dios nunca muere, hoy himno extraoficial de Oaxaca.
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