Dulces que quedaron grabados en la infancia de los mexicanos
¿Recuerdas cuando comías estos dulces en tu infancia? Seguramente esta lista te hará recordar con nostalgia aquellos momentos llenos de alegría.
Recordar la infancia nos genera nostalgia, siempre que pensamos en ella nos sobrevienen imágenes difíciles de igualar. Y qué mejor recuerdo que los dulces que saboreábamos en la etapa más inocente de nuestras vidas. Los aromas, colores y formas de los dulces que comíamos aún pueden transportarnos a aquellos momentos de plenitud, llenos de juego y encanto.
Los dulces de cada generación son únicos e irremplazables, pues están estrechamente vinculados a las vivencias. Algunos de ellos permanecen en el tiempo y otros han desaparecido, dejando sólo un álito de su sabor en nuestra memoria. Por ello, hoy te presentamos estas golosinas que seguro te harán viajar al pasado.
Piedrulces
En una pequeña cajita decorada con los personajes de los Picapiedra, caricatura con gran popularidad durante las décadas de 1980 y 1990, se encontraban estos deliciosos caramelos macizos en forma de rocas y con sabores frutales. Lamentablemente ya no se producen.
Cigarros de chocolate
¿Quién no imitó a los adultos fumadores de aquella época? Estos cigarros con más azúcar que chocolate se iban deshaciendo en tu boca, lo cual en ocasiones hacía que te comieras el papel.
Paleta de Garfield
Ésta es una de las preferidas por la generación de los años noventa. Tenía un olor ligeramente cítrico y su sabor es insuperable. Ojalá algún día tengamos su regreso.
Paleta Manita
Una superviviente a las generaciones, esta paleta con forma de Manita siempre trae una sentencia de fortuna para quien la consume. Por ello, los niños la consultaban para saber cuál sería su destino.
Obleas
¿Te tocó darle la «comunión» a tus amigos? Este dulce típico de origen español ha sido uno de los que más generaciones recorre, pese a su ausencia de sabor. Existen desde los discos pequeños de colores semejantes a una hostia, hasta las rellenas de cajeta o pepitas.
Pelón Pelo Rico
Aunque ya no es fabricado por la industria mexicana, sigue siendo uno de nuestros referentes a nivel mundial. Cuando un mexicano viaja no puede faltar la dotación de esta pasta de tamarindo enchilado.
Paleta payaso
La favorita de… nadie. La paleta payaso generalmente era ocupada para rellenar las bolsas en las fiestas infantiles. Tanto en el pasado como hoy en día, los ojos y la boca de gomita es el único objetivo de los niños, quienes luego la seden generosamente a los adultos.
Chicles Motitas y PAL
Contaba la leyenda que si después de haberlo masticado lo dejabas reposar, entonces regresaba su sabor. Los chicles Motitas eran los más baratos junto con los PAL, quien los compraba los hacían sólo para terminar de gastar su dinero.
Lucas
¡El culpable de tu gastritis! Existían varias presentaciones, desde el moderado botecito color amarillo, hasta el picante polvo rojo, o el bote verde que básicamente era ácido cítrico. Para sorpresa de muchos, había quien se atrevía a mezclar los polvos con el dulce de tamarindo en forma de gusano, creando con ello un auténtico mole.
Dulce de mantequilla Laposse
Éstos más bien siguen siendo patrimonio de los adultos mayores. Difícilmente a los niños les gusta, pues les parece aburrido, pero con el paso de los años la gente comprende su encanto. Por otra parte, los dulces de mantequilla son de los que mayor nostalgia atraen, pues nos hacen recordar la generosidad de nuestros abuelos al compartírnoslos.
Dulces Selz
Aunque el caramelo no tenía la mayor gracia, el polvito burbujeante de los dulces Selz era la fascinación de todos. Afortunadamente este dulce sigue existiendo, regalándole risas y diversión a millones de niños.
Huevo Kinder
A muy pocos les importaba el huevo de chocolate, todos querían saber el juguete que traía dentro. Y es que aunque el huevo sorpresa se sigue produciendo, tenemos que admitir que a las nuevas generaciones ya no les emociona mucho la idea de encontrar un juguete en el interior de un chocolate.
Ollitas
Este delicioso dulce de tamarindo y azúcar era de los más sencillos de comer, sólo bastaba con destapar y succionar.
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