Ecoturismo por la Huasteca Potosina
Pocos lugares de nuestro país tienen tanto para ofrecerte como este destino, no pierdas detalle de los paisajes que decoran este lugar por el que parece que los años no pasan, sin embargo, las historias no dejan de escribirse, así que no esperes más y arma la tuya.
Llegando por la carretera núm. 70 Tampico-Barra de Navidad, y procedentes de la homónima capital de San Luis Potosí, inicia un contraste en la vegetación árida del entorno indicándonos que el altiplano y la zona media del estado han quedado atrás. A lo lejos una alfombra verde tapiza la Sierra Madre Oriental; estamos próximos al municipio de Tamasopo.
Al llegar al km 55 encontramos el anuncio de “cascadas”, y nueve kilómetros de carretera estatal nos llevan hasta uno de los lugares más concurridos de la región: las cascadas del pueblo, frente a las que hay un balneario con instalaciones y servicios, e incluso área para acampar. Estas caídas de agua tienen una altura aproximada de 15 m y forman pozas cristalinas, que son albercas naturales formadas al precipitarse el agua en el trayecto de un río; en ellas pasamos unas horas nadando y disfrutando del sitio.
Continuamos con el recorrido visitando uno de los lugares más bellos y paradisíacos de la región: el Puente de Dios, que recibe este nombre debido a la erosión que causó el agua a través de un cerro, que permitió la formación de un puente natural con una sorpresa en su interior. Estando sobre este puente de roca, de cada lado se ven pozas; la más destacada, por su color azul intenso, es la llamada “Poza azul”, y del lado contrario está una poza cristalina cuya transparencia permite observar las piedras en el fondo. Sin embargo, el atractivo principal no se percibe a simple vista, pues éste se encuentra en la parte interior de la roca que forma el puente, a la que se llega nadando.
Se trata de una formación tipo caverna en la que los rayos del sol que entran por una grieta crean un efecto de iluminación artificial en el agua, que tiene reflejos azul claro. Rodeados de estalactitas, podemos tomar un respiro para continuar nuestro viaje a Ciudad Valles, lugar donde nos hospedamos para realizar las siguientes excursiones, no sin antes degustar el sazón de Tamasopo en ricos platillos caseros. En el trayecto de carretera cruzamos el puente del río Gallinas, cuyo torrente forma la cascada más alta del estado: Tamul, que visitaremos el último día de nuestro recorrido.
Al llegar a Ciudad Valles encontramos diversas opciones de hospedaje, desde económica hasta hoteles cuatro estrellas, incluyendo uno con alberca de agua termosulfurosa. De igual manera, hay opciones para degustar una buena cena, y decidimos cenar un platillo típico de la región: enchiladas huastecas, cuya característica principal es que se acompañan con cecina, abundante en la zona. Muy temprano nos preparamos para la excursión del día que incluyó la visita a las cascadas de Micos, Minas Viejas y El Meco, un circuito de variadas cascadas. Pero antes de partir de la ciudad tomamos nuestro desayuno típico en el mercado municipal: zacahuil, que es un enorme tamal elaborado con maíz martajado, diferentes chiles, carne de puerco y pollo, todo envuelto en hojas de plátano y cocinado durante toda la noche en hornos de leña.
Salimos hacia nuestro primer destino del día: las cascadas de Micos, que se encuentran a 25 km de Ciudad Valles; el nombre de estas cascadas se debe a la gran cantidad de monos araña que habitaron el lugar, los cuales por la caza furtiva y la llegada del hombre tuvieron que emigrar, y ya no es posible observarlos. Este conjunto de siete cascadas de diferentes alturas forma uno de los parques naturales más bellos del estado. Con caídas desde los dos hasta los 20 metros, ofrece al visitante un magnífico panorama desde un mirador situado en el camino estatal.
Continuando nuestra excursión nos dirigimos a la cascada Minas Viejas, a poco más de 40 km de Micos; tuvimos que recorrer un camino de terracería de seis kilómetros antes de internarnos entre cañaverales (principal cultivo de la zona) para llegar a una de las cascadas que cuenta con las pozas más turquesas de la Huasteca, y con una impresionante caída de 50 m. Por estar rodeada de vegetación selvática y por ser poco visitada, constituye un buen lugar para relajarse en contacto con la naturaleza.
Retomamos el camino estatal, ahora hacia el pueblo El Naranjo para visitar la cascada de El Meco, en la que sólo se puede apreciar el desplome de más de 35 m del agua sobre la roca caliza y el escurrimiento de sus pozas color turquesa; el agua de esta cascada es parte del río El Salto, cuyo desplome inicial sólo puede verse en temporada de lluvia, ya que tiene una hidroeléctrica que desvía el flujo natural de agua. Aquí termina nuestra excursión del segundo día de visita. Mañana nos espera la cascada más alta del estado: Tamul.
Muy temprano nos preparamos para visitar esta impresionante cascada. Iniciamos el recorrido por la carretera federal núm. 70 hacia Río Verde; luego de recorrer 23 km tomamos una desviación a un camino de terracería de 18 km hasta encontrarnos a la orilla de uno de los ríos más impresionantes del mundo por el color turquesa de sus aguas: el río Tampaón. Aquí abordamos unas canoas de madera para iniciar un recorrido río arriba, remando a contracorriente; sin embargo, esto no es tan fatigante, ya que nuestros guías toman los mejores lugares para que el recorrido no sea tan pesado. Además, con el escenario que nos rodea, el camino pasa rápido y después de 6 km nos encontramos en un singular lugar: la Cueva del Agua.
Después de llegar a unas pequeñas cascadas que han salido al paso, nuestro guía decide parar y mostrarnos una belleza un tanto oculta a 50 m de la orilla del río Tampaón. Se trata de una preciosa caverna inundada de agua cristalina y tonalidades azul marino, llamada por los lugareños la Cueva del Agua; después de nadar un rato en su pasivo interior, sin corrientes arrebatadas, decidimos proseguir nuestro viaje al destino final: la gran cascada.
Sólo dos kilómetros más y estaremos frente a una imponente caída de 105 metros. El guía detiene la canoa en una gran roca en medio del río y nos permite bajar para admirar el espectáculo de la cascada Tamul, un desplome de agua desde más de 100 m del río Gallinas sobre el río Santa María, el cual es muy especial, ya que al conjugarse lo emocionante de sus rápidos, con las bellísimas formaciones rocosas de sus cañones hacen un conjunto muy diferente al de otros ríos para el descenso en rafting.
La cascada Tamul llega a alcanzar una amplitud de 300 m en la temporada de lluvias, ocasión en la que no se puede visitar por la fuerza de la corriente del río Tampaón. Esta cascada es ideal para realizar un rapel, que es realmente inolvidable, ya que ofrece la oportunidad de poder admirar las diferentes perspectivas de la caída de agua.
Después de tomar fotografías de este bello paisaje iniciamos el regreso remando río abajo hasta llegar a Tanchachín, el ejido donde nos embarcamos. Ya en el pueblo, comemos unas ricas acamayas o langostinos de río.
La impresión de tantas caídas de agua visitadas en tres días, y la belleza del lugar, son una invitación a volver muy pronto a recorrer la zona, pues aún quedaron otras maravillas naturales por visitar.
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