El cartel taurino en México
¿Quién torea el próximo domingo? ¿Quiénes integrarán la cartelera la siguiente temporada? Esas incógnitas tienen respuesta cuando salen de las imprentas los carteles taurinos.
Los carteles, impresos en diferentes tamaños, más tarde van a ser colocados en sitios donde los aficionados podránenterarse de la participación de las figuras y la presencia de los encierros programados para la tarde de toros más inmediata. Gracias a esta convocatoria, el público se”retrata” inmediatamente en las taquilas de venta de boletos.
En España los carteles anunciadores de toros surgen en 1737,y en la Nueva España los primeros avisos se publican durante la temporada de 1769; pero no es sino hasta 1815 cuando adquieren la formalidad de carteles. El cartel es un documento impreso que se convierte en anticipo del espectáculo taurino. Ilustrado con grabados, pinturas o fotografías, en su mod alidad de“tira de mano”, ofrece soberbías explicaciones de la futura tarde torera, destacando el nombre del torero de fama o la celebridad del encíerro a lidiarse.
Al paso de los años este anuncio se entronizó como al lado de la fiesta taurina, ya que se utiliza como instrumento de comunicación masiva para todos los que desean asistir a la plaza, convocados por el efecto fascinante que ejercen las leyendas representadas en ese vehículo de publicidad. El toreo es un tema inagotable debido a las pasiones que desata.
Desde el siglo pasado se ofrecía, a través del cartél, toda la información acerca de los protagonistas de la fiesta. Esta convocatoria era recreada con gran imaginación cada tarde de toros. Los autores del cartel taurino decimonónico manejaron un lenguaje coloquial admirable que logró trascender a todas las capas sociales. Dos de las plazas de toros, la de San Pablo, que funclonó de 1788 a 1821 y de 1833 a 1864, y la del Paseo Nuevo, de 1851 a 1867 –año de la prohibición que se impuso a las corridas de toros en la Ciudad de México–, se convirtieron en sitios de reunión muy concurridos.
Las 30 o 40 escenas que se conocen en los carteles realizados de 1855 a 1867 y que aparecen reproducidas en sus mayoría sin firma, es muy probable que hayan sido recreadas por el trazo de dibujantes tan reconocidos como Ignaclo Cumplido, Alejandro Casarín, Santiago Hernández, Constantino Escalante, José María Villasana, Campillo, Iriarte y Luis G. Inclán. Al revisar la hemerografía decimonónica mexicana, verdaderas joyas del arte popular, encontramos gran semejanza entre los rasgos que aparecen en dichos carteles con el resto de la obra de los autores mencionados.
Las obras de José Guadalupe Posada y de Manuel Manilla enriquecieron estéticamente –a su manera– el cartel taurino de finales del XIX y comienzos del XX. Estos artistas populares, después de burlar las gestas taurinas del momento, se encargaron de apresurar en la imprenta de Antonlo Vanegas Arroyo la salida de”hojas volantes” donde diestros como Ponciano Díaz o Rodolfo Gaona se convertían en el foco de atención.
En el cartel taurino del siglo XX fue decisiva la presencia del español universal Carlos Ruano Llopis, avecindado en México, que hizo escuela, y su legado es de un valor incuestlonable en lo que se refiere a su obra cartelista. Difundir su obra en infinidad de carteles es brindarle un merecido permanente homenaje. Entre sus alumnos más destacados estuvo Antonlo Navarrete. Asimismo, Pancho Flores también forma parte del catálogo de los pintores cuyo trabajo es imprescindible para ilustrar el cartel taurino.
En 1994 el INBA lanzó una convocatoria que dejó como experiencia el legado de Pinturerías, el cual reúne a importantes artistas de talla Nacional e internacional. Este trabajo se reproduce actualmente en los también denominados”avisos al público” de la plaza de toros México, con nuevas tendencias plásticas y artísticas además de las tradicionales. El cartel taurino es pues un testimonio histórico que nos permite acercarnos anticipadamente a la corrida venidera, pero también es una evocación del pasado que no sólo se limita a informar quienes participaron en tal o cual evento, sino que permanece como evidencia de las hazañas y cúmulo de las añoranzas para los amantes de la fiesta brava.
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