El fantástico mundo subterráneo del suroeste tamaulipeco

Las numerosas cavernas, cuevas y grutas del suroeste de Tamaulipas son notables por la gran riqueza y diversidad de su fauna, además de poseer un gran valor antropológico y arqueológico, pues algunas contienen importantes vestigios de los antiguos pueblos que habitaron la región.

CUEVA DEL ABRA Y GRUTA DE QUINTERO

Estas dos cavidades de la Sierra del Abra o Cucharas son sin duda las más conocidas y visitadas en los municipios de Antiguo Morelos y El Mante por su cercanía a las cabeceras municipales y su fácil acceso. La ubicación de ambos sitios permitió, hace ya varios años, las actividades mineras de extracción de guano y fosforita, por lo que sus condiciones originales fueron alteradas. La modificación es más crítica e irreversible en la Gruta de Quintero, donde muchas de las formaciones calcáreas fueron dañadas por la maquinaria utilizada.

En ambas cavidades los visitantes dañan las grutas al extraer pedazos de estalactitas y estalagmitas como recuerdos y al dejar constancia de su visita en las paredes, destruyendo en pocos segundos lo que a la naturaleza le ha tomado miles de años esculpir. No obstante, la Cueva del Abra es espectacular por sus dimensiones. Al final del enorme pasaje de entrada de 180 m de longitud, la claraboya natural cuyo tiro vertical de 116 m fue descendido parcialmente, por vez primera, por espeleólogos de San Antonio, Texas, en 1956. En la Gruta de Quintero se pueden recorrer 500 m de pasaje subterráneo y observar la increíble fauna que la habita. Al oscurecer, se ve una colonia de miles de murciélagos insectívoros (Tadarida brasiliensis mexicana o murciélago coludo mexicano) que sale para alimentarse en los alrededores.

LA CUEVA DEL NACIMIENTO

El sitio turístico por excelencia del municipio de El Mante es El Nacimiento, con un impresionante entorno natural donde el río Mante fluye de una cueva al pie de un risco rocoso en la base de la Sierra del Abra. La Cueva del Nacimiento, una de las más profundas y majestuosas cavernas inundadas del mundo, es conocida internacionalmente gracias a Sheck Exley, quien rompió dos marcas de buceo a grandes profundidades cuando en 1989 descendió en la cueva. Las aguas que surgen de este manantial son la fuente de abastecimiento para el consumo de los habitantes de Ciudad Mante y para el riego de los cañaverales que alimentan la industria azucarera local.

OTRAS CUEVAS DE LA SIERRA DE CUCHARAS

Otras cavidades importantes del municipio de Antiguo Morelos son las cuevas del Pachón, de la Florida y del Tigre, siendo la primera la de mayor interés científico, ya que en su interior contiene un lago subterráneo en el que habita una población numerosa de peces ciegos del género Astyanax.

En la confluencia de los municipios de Mante, Ocampo y Gómez Farías, en el extremo oriental del Cañón de la Servilleta, se localizan alrededor de seis cuevas, la mayoría de corto desarrollo; por los vestigios de pinturas rupestres en sus paredes interiores, probablemente fueron utilizadas por los antiguos indígenas huastecos que habitaban los cúes (montículos) que se encuentran a orillas del río Comandante. Un poco más al norte, dentro del municipio de Gómez Farías y en el costado oriental de la sierra, encontramos un buen número de interesantes cavidades cercanas al ejido Plan de Guadalupe; de éstas, la Cueva de Zapata es la más visitada y espectacular, ya que el enorme pasaje subterráneo atraviesa un tramo de la sierra que es iluminado durante el día por tres claraboyas repartidas a lo largo del recorrido. En las otras cuevas hay vestigios de cerámica y gran variedad de pinturas rupestres.

Dentro de la zona montañosa de la Reserva de la Biosfera El Cielo destacan las cuevas del Agua, del Infiernillo, de la Mina y de la Capilla; las dos primeras, en los alrededores del ejido San José, se caracterizan por el gran tamaño de sus salones y la belleza de sus formaciones minerales, y las otras dos por la increíble diversidad de su fauna troglobia.

HALLAZGOS EN CUEVAS TAMAULIPECAS

Las cuevas de Los Portales y la de Romero, ubicadas en el área del Cañón del Infiernillo, son las cavidades de mayor valor antropológico y arqueológico de la región. Fueron inspeccionadas en 1937 por Javier Romero y Juan Valenzuela, miembros del entonces recién fundado Instituto Nacional de Antropología e Historia, y en 1954 por Richard S. MacNeish y David Kelly, miembros del Museo Nacional de Canadá. En estas dos visitas se extrajeron restos humanos (momias), objetos textiles de fibra, muestras de maíz, frijol, calabaza, ollas y cerámica. Los estudios de MacNeish y Kelly revelaron que el periodo cultural más primitivo, la fase Infiernillo, se remonta al año 6500 antes de nuestra era.

CONCLUSIONES

Aparte de los riesgos que conlleva explorar una cueva o gruta, ésta es una actividad muy gratificante y emocionante que podemos realizar con seguridad si contamos con suficiente información y el equipo adecuado. Estos sitios merecen todo nuestro respeto al igual que toda la naturaleza, y por eso transcribo el credo de los espeleólogos y las recomendaciones del eminente explorador mexicano Carlos Lazcano Sahagún: “Cuando visitamos una cavidad, lo único que tomamos son fotografías, lo único que dejamos son las huellas de nuestros pies, y lo único que matamos es el tiempo. Queremos que quien visite las cavernas en donde hemos estado previamente las vea igual que como nosotros las vimos: sin basura, sin inscripciones, sin mutilaciones, sin saqueos; que sientan que están descubriendo algo nuevo”.

Fuente: México desconocido No. 303 / Mayo 2002

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