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Arte y Artesanías

El Museo del vidrio

Nuevo León
El Museo del vidrio fifu

La historia del Museo del Vidrio, ubicado en Monterrey, N.L., está ligada en su primera etapa a la del Centro Arte Vitro.

Después de la exposición El vidrio en México, montada en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec en 1989, se vislumbró la idea de formar un museo que aprovechara los resultados de dicha exhibición. Así, en 1991, bajo el auspicio del Grupo Vitro nació el Museo del Vidrio, cuyo objetivo ha sido el de rescatar y preservar la historia del vidrio mexicano.

Por ser el lugar más apropiado para la sede del museo, se eligió al inmueble de las antiguas oficinas de Vidriera Monterrey, original de 1909. Para recuperar el edificio y adaptarlo a sus nuevas funciones sin alterar su concepto original, se implementó el proyecto del arquitecto Oscar Martínez, especialista en restauración de arquitectura industrial.

Antes de emprender la restauración fue necesario llevar a cabo una cuidadosa labor de investigación documental y fotográfica. De esta manera, se pudieron respetar al máximo los materiales con que fue construido el inmueble, como ladrillos, pisos de mosaico, duelas de madera, escaleras, además de las cuatro columnas de hierro que consolidaban la estructura. Los recubrimientos y componentes arquitectónicos que se habían perdido con el transcurso del tiempo, fueron sustituidos por copias idénticas a las originales. Gracias a esto, los elementos que hoy conserva el edificio responden a los patrones arquitectónicos de la época en que fue construido. El antiguo valor utilitario de la construcción fue transformado en otro de carácter cultural: un edificio que actualmente da albergue a un acervo de piezas históricas, reflejo y testimonio de la historia de Nuevo León y de su pasado de cultura industrial.

Un museo de sitio El museo se localiza en una zona privilegiada dentro de la planta de Vidriera Monterrey. Para llegar al recinto, hay que caminar entre las instalaciones de la fábrica, lo cual le da un toque novedoso y ayuda a introducir al visitante en el ambiente vidriero. El recorrido por las salas brinda la oportunidad de conocer las distintas etapas de la historia del vidrio mexicano.

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En la primera planta del museo se muestran piezas que ejemplifican el trabajo del vidrio en México desde la época prehispánica, pasando por el período colonial y el siglo XIX.

En sus distintas vitrinas se pueden admirar ejemplares de vidrio romano originales de los siglos I a III d.C. (las piezas más antiguas de la colección del Museo del Vidrio), artefactos prehispánicos hechos con obsidiana y cristal de roca, así como ejemplares de vidrio apotecario (de botica) del siglo XVI, rescatados en distintos lugares del país. De la época de la Colonia sobresalen las piezas trabajadas con la técnica de la pepita, decoradas con blasones y diversos motivos dorados al fuego, procedentes de los talleres de La Real Fábrica de la Granja de San Ildefonso, única empresa autorizada para producir y vender vidrio a las colonias ultramarinas durante gran parte del siglo XVIII.

En este mismo nivel se intercalan muestras de las primeras producciones de vidrio utilitario fabricadas en Puebla, ciudad que dominó la historia y el arte del vidrio mexicano durante los siglos del Virreinato y parte del siglo XIX.

Asimismo, se exhibe una serie de pinturas de imágenes religiosas e laboradas con la técnica del “pintado inverso”, muestras de piezas elaboradas con la técnica del “azogado”, comúnmente llamadas “plata del pobre”, así como una vistosa colección de recipientes artesanales de vidrio fabricados en México expresamente para contener y beber pulque.

Típicamente populares, estos recipientes surgieron en vista de que los españoles consideraban indigno de servir una bebida de procedencia indígena en cristal europeo. Nacieron así las cacarizas, jarras de vidrio goteado que recordaban en su superficie las cicatrices que dejaba la viruela; las catrinas, de formas onduladas semejantes a los de la figura femenina, las macetas o camiones, vasos de gran tamaño, y muchos otros más. En el centro de esta sala del museo se pueden apreciar los principales elementos que intervienen en la creación del vidrio –carbonato de sodio o sosa, cal y arena sílica–reunidos en los recipientes que comúnmente se empleaban para su manejo, las parigüelas.

La segunda planta del museo, dividida en siete salas pequeñas, está dedicada al Arte Popular Mexicano y a la historia de la industria vidriera en Monterrey.

En las dos primeras salas se presentan diversas manifestaciones de vidrio artesanal mexicano, entre las cuales se incluyen excelentes piezas de vidrio estirado a la flama, trabajadas con gran detalle y colorido, así como diversos objetos decorativos y utilitarios de vidrio prensado y trabajados con la técnica de la “cuajada”, nombrada así por la apariencia de leche cuajada que toma el vidrio al agregar carbonato de calcio a la mezcla de pasta vítrea. También se exhiben varias piezas de vidrio soplado producidas por el reconocido vidriero mexicano don Camilo Ávalos y por sus cinco hijos, familia a partir de la cual se formó una sobresaliente dinastía de vidrieros que impulsaron a la industria mexicana del vidrio a alcanzar un reconocimiento internacional.

Adjunto a estas salas, tenemos la botica La Nacional, que data del siglo XIX y fue recuperada con todos sus utensilios en San Juan Teotihuacan, en el Estado de México. La botica conserva sus muebles originales, elaborados en madera, así como objetos y recipientes de vidrio utilizados en aquella época para contener los productos farmacéuticos.

Siguiendo el recorrido, el visitante encuentra una ambientación del taller de Claudio Pellandini y Víctor Marco, reconocidos vitralistas que en 1901crearon la Casa Pellandini – Marco, la cual alcanzó fama internacional en la fabricación de vitrales emplomados, espejos y vidrios para mostrador, entre muchos otros artículos.

En las tres salas restantes del museo el visitante entra al recinto del vidrio industrial.

Aquí se exhiben las primeras botellas cerveceras fabricadas en serie por Vidriera Monterrey a partir de 1909. Asimismo, se pueden apreciar ejemplares de copas, vasos, platos, etc., producidos en Cristalería Monterrey desde su fundación en 1936, así como una selección de artículos utilitarios en vidrio decorados por el checoslovaco Herman Kunte, quien llegó a Monterrey y fue contratado en 1933 para ornamentar manualmente algunos objetos fabricados por la Vidriera Monterrey y para enseñar nuevas técnicas a los obreros mexicanos.

En la última parte de esta planta, y como homenaje a los fundadores y trabajadores de la empresa, hay un mural de vidrio impreso en serigrafía con las imágenes de los socios originales y de algunos integrantes del primer grupo de trabajadores de Vidriera Monterrey. Por último, en el ático del museo, está la exposición permanente de una parte importante de la colección de arte contemporáneo en vidrio, con obras de artistas locales, nacionales e internacionales, tales como Stanislav Libensky, Jaroslava Brychtová, Michael Taylor, Seikow Takeda, Raquel Stolarski, Ana Thiel, Elvira Hickert, Sara Berner, Miranda Sada, Alicia y Enrique Canales, entre otros. Desde sus inicios en 1991 hasta la fecha, el Museo del Vidrio ha presentado exposiciones temporales colectivas e individuales de muy variados temas, con la participación de artistas nacionales e internacionales.

La entrada al museo es gratuita. Además del área de exposición permanente y de la galería para exhibiciones temporales, se ofrecen durante todo el año visitas guiadas gratuitas a grupos escolares y al público en general. El museo cuenta también con el Taller de Arte y Experimentación en Vidrio, donde se imparten para el público en general diferentes cursos y talleres, así como conferencias sobre la historia y las técnicas del arte en vidrio. A su vez, el departamento de Servicios Educativos ofrece cada año cursos de verano para niños y adolescentes, así como talleres sabatinos infantiles.

Dentro de la galería hay una tienda de regalos y una cafetería, en la cual se puede admirar una parte de la colección del museo integrada a la decoración del lugar, aprovechando para el caso muchas piezas del acervo que no encontraron acomodo en las salas de exposición.

El arte contemporáneo en vidrio El vidrio volcánico y el cristal de roca fueron las primeras formas de vidrio conocido y trabajado en América por los antiguos mexicanos. Mucho tiempo antes de que los españoles llegaran al Nuevo Mundo, los indígenas americanos fabricaban armas, ornamentos, objetos decorativos y ceremoniales de cristal. México se convirtió en el hogar del primer horno de vidrio en el continente americano, al establecerlo en 1542 en la ciudad de Puebla de los Ángeles, don Rodrigo de Espinoza, tan sólo 50 años después del descubrimiento de América. Durante la segunda mitad del siglo pasado, el oficio del vidrio fue liberado de lo utilitario y funcional y empezó su transformación hacia lo artístico. Estos primeros maestros vidrieros empezaron a experimentar con más libertad de expresión utilizando el vidrio como un nuevo medio.

La década de los años setentas fue un momento vital para el vidrio en México, cuando grandes artistas y diseñadores se interesaron en el vidrio como material de uso. Maestros como Pedro Ramírez Vázquez, Feliciano Béjar, Xavier Meléndez, Andrea Córdova, Gladis Brawer y Marcelo Rodi, experimentaron y desarrollaron su obra en vidrio y viajaron principalmente a Europa, abriendo un nuevo mundo de posibilidades. El trabajo y la influencia de estos pioneros sirvió como base a muchos artistas que hoy en día trabajan con vidrio en nuestro país. Algunos artistas plásticos involucrados en otras disciplinas también hanexperimentado con vidrio: Rufino Tamayo, con su vitral laminado El Universo de (1982), y Gilberto Aceves Navarro, con Las Pirámides de Montealbán, instalación de arte en vidrio elaborada con más de 9000 botellas, ambos magníficos ejemplos de la nueva dimensión que el vidrio puede aportar a una obra de arte.

Aun cuando el vidrio ha formado parte integral del desarrollo de nuestro país, es una de las más nuevas formas de expresión artística en México. Es difícil saber cuántos artistas están trabajando con vidrio en México actualmente. El año pasado, 1999, lo hacían más de 200, pero cada día aumenta el número de artistas que descubren las grandes posibilidades de este material realizando importantes trabajos en frío, como laminado, vitral emplomado, grabado con arena y tallado. El vidrio caliente es más complicado; sin embargo, poco a poco se ha vuelto más accesible a los artistas, en gran medida gracias a la influencia del Museo del Vidrio, de Monterrey, y a su Taller de Arte y Experimentación en Vidrio, donde se imparten cursos y seminarios de las diversas técnicas de arte en vidrio por prestigiados maestros, reconocidos a nivel internacional, como: Dale Chihuly, Michael Taylor y Cappy Thompspon de los Estados Unidos, Kimiake y Sinishi Higuchi de Japón, Vladimira Klumpar y Eva Valskova de la República Checa, Lino Tagliapietra y Alberto Barovier de Italia y Eva Engstrom de Dinamarca, entre otros. En 1992 el Centro de Arte Vitro patrocinó la exhibición Cristalomancia, Arte Contemporáneo en Vidrio, en el Museo Tamayo de la Ciudad de México y en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.

Convocada por la Asociación de Artistas del Vidrio de México, esta exhibición tuvo lugar en el marco del XXII Congreso de la Glass Art Society y en ella se presentó la obra de 61 artistas de 14 países, ofreciendo una amplia diversidad de propuestas. Fue la primera de su género en México y sirvió como detonador del interés, tanto de artistas plásticos involucrados con otras disciplinas, como de estudiantes de arte. Es en los años ochentas, un buen número de creadores interesados en el vidrio establecieron sus propios estudios con el propósito de trabajar el vidrio como material básico: Raquel Stolarski, Ana Thiel, Becky Guttin, Patricia Báez, Kathy Harvey, Armonía Ocañas, Sofía y Ana María Casanueva, Aline Masson, Enrique Canales, José A. Rage, Fernando Ramírez y Eduardo Acosta entre otros. Al principio de los años noventas, artistas como Elvira Hickert, Noemí Osuna, Rosa Ortega, Kischi Henschel, Patricia Stevens, Francisca Altamirano, Carlos de Anda, Alonso González y Javier Ortiz se involucraron con el vidrio.

Miranda Sada, dedicada exclusivamente al arte en vidrio, montó su taller desde 1994. Alicia Canales y Sara Berner abrieron cada una su estudio en 1995; ambas forman parte de la primera generación del Taller de Arte y Experimentación en Vidrio, y junto con otros de los artistas antes mencionados, empezaron a dar a conocer su arte a nivel internacional.

El arte en vidrio en México es muy joven y quizá no ha logrado aún el lugar que merece; sin embargo, existe un gran deseo de aprender y experimentar. Los artistas mexicanos están realmente avanzando en la dirección correcta y con un sólido cimiento.  Fuente: México en el Tiempo No. 37 julio / agosto 2000.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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