El ostentoso funeral de la pierna de Antonio López de Santa Anna
Antonio López de Santa Anna perdió su pierna izquierda durante la Guerra de los Pasteles. Te contamos cuál fue el destino de la extremidad y de su prótesis.
Antonio López de Santa Anna fue un político y militar mexicano, nacido en Xalapa, Veracruz, el 21 de febrero de 1794. De acuerdo con algunos textos, fue presidente de México en once ocasiones, aunque oficialmente sólo se reconocen siete. Sus padres deseaban que tuviera una vida estable, digna de un hijo de españoles acodados, pero su espíritu aventurero lo llevó a enlistarse en el Ejército Real de la Nueva España a los 16 años.
En 1811 su regimiento fue convocado para combatir al sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, pero debido a la derrota anticipada de Hidalgo fue enviado al norte. Gracias a ello, Santa Anna se fogueó como militar en Texas y Nuevo Santander bajo la instrucción de don José Joaquín de Arredondo.
Inició su carrera política en 1821, primero como defensor del virreinato y posteriormente del emperador Agustín de Iturbide. Como es común entre los militares, sus elecciones políticas son contradictorias, ya que en muchos casos sólo fungen como estrategias para el arribo en el poder.
Tras la disolución del Congreso por parte de Iturbide, Santa Anna se unió a Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria para derrocar al emperador. En 1827 se convirtió en gobernador de Veracruz y en 1828 se convirtió en la cabeza del ejército nacional durante el gobierno de Guerrero.
Entre sus hazañas militares iniciales se encuentra el haber derrotado a la misión española del brigadier Isidro Barradas que buscaba la reconquista de México. Gracias a ello se ganó el título de El Héroe de Tampico. Finalmente, logra llegar a la presidencia en 1833.
Santa Anna da su pierna por México en la Guerra de los Pasteles
En 1832 algunos oficiales de Santa Anna se había comido unos pasteles en la tienda de un panadero francés de Tacubaya. Por ello, se solicitaba una indemnización exorbitante de sesenta mil pesos. El gobierno mexicano se negó a pagar el dinero y declaró la guerra a Francia. Hubo una primera batalla contra los franceses en San Juan de Ulúa el 21 de noviembre de 1838.
El 4 de diciembre de ese mismo año los franceses lograron desembarcar en Veracruz. Cuando Santa Ana se dio cuenta los persiguió hasta al muelle y entabló una lucha sin resultados definitivos para ninguna de las partes. Al escapar, los franceses dispararon una bala de cañón, la cual hirió a Santa Anna, provocándole la amputación de una pierna y dedo. Esto le sirvió como publicidad para continuar su mandato en 1839, 1841 y 1844.
Homenajes heroicos para la pierna de Su Alteza Serenísima
Para despedir su extremidad amputada, el también conocido bajo el título de Su Alteza Serenísima, decidió que se le diera cristiana sepultura con honores militares. Inicialmente fue sepultada en el jardín de Maga de Calvo, la cual era su hacienda predilecta en Veracruz.
No conforme, solicitó su exhumación y traslado hasta la Ciudad de México, donde se le realizó un nuevo entierro con honores el 27 de septiembre de 1842 en el cementerio de Santa Paula, que se encontraba ubicado en el actual Paseo de la Reforma. Durante el entierro se hicieron varios discursos llenos de cursilerías y exageraciones. Don Ignacio Sierra y Rosso no fue tímido en su discurso, en el cual declamó:
«¡Y tú, Héroe del Pánuco y Veracruz! Tú, cuya vida conserva el cielo para nuestra ventura, gózate y recibe el mensaje purísimo que tributamos a tus glorias. Tu nombre durará hasta el día que el sol se apague, y las estrellas y los planetas vuelvan al caos donde durmieron antes.»
Cuando la pierna llegó a la capital mexicana, fue paseada en una vitrina por las calles. Para Antonio López de Santa Anna, esto significaba la prueba de una entrega total a la patria. Sus opositores vieron con malos ojos la acción, así que le pusieron el apodo de «el quince uñas», pese a que sólo tenía catorce, ya que también había perdido un dedo.
En 1844 la pierna fue nuevamente exhumada durante una revuelta contra la dictadura de Santa Anna. Los restos de la pierna fueron arrastrados por la ciudad. Desde entonces se desconoce su paradero.
La prótesis de Santa Anna
En 1847, durante la guerra con Estados Unidos, la cual terminaría con la pérdida de casi la mitad del territorio mexicano, Santa Anna fue sorprendido. Dicho episodio conocido como la Batalla del Cerro Gordo costó nuevamente la pierna del dictador, sólo que en aquella ocasión se trató de su prótesis de madera.
Santa Anna fue trasladado con ayuda de sus soldados, quienes lo cargaron en hombros. Los soldados estadounidenses de Illinois encontraron en el campamento de Santa Anna la pierna de palo, 16 mil pesos en oro destinados a la paga de los soldados mexicanos y un pollo. Actualmente la prótesis yace en el Museo de la Guardia, en el campo Camp Lincoln, en Springfield.