El Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento, la obra neogótica más esplendorosa de México
¿Ya conoces el Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento de Guadalajara, Jalisco? Se trata de la máxima expresión del neogótico en México.
El Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento es un edificio religioso en Guadalajara, Jalisco, dedicado al Santísimo Sacramento. Es considerado la máxima obra de estilo neogótico en México. Su construcción inició el 15 de agosto de 1897 y fue concluida 75 años después, en 1972.
La intención de crear un templo dedicado al Santísimo Sacramento en Guadalajara surgió a finales del siglo XIX. Para la construcción, el arzobispo de la ciudad, Loza y Pardavé, junto a una comitiva de fieles realizaron un concurso para designar a los arquitectos que se harían cargo de la obra. Finalmente escogieron el proyecto del arquitecto italiano Adamo Baori, quien también diseño el Palacio de Bellas Artes y el Palacio Postal en la Ciudad de México. El diseño del templo es francés en su interior e italiano en su exterior.
También existen algunos indicios de que el Templo Expiatorio pudo ser diseñado en colaboración con el ingeniero mexicano Salvador Collado. La primera piedra fue colocada el 15 de agosto de 1897 por el arzobispo de Guadalajara. Los encargados de obra fueron el clérigo Pedro Romero y Feliciano Arias, cuyo cargo de maestro de obras fue heredado a su hijo Jerónimo tras su muerte. Durante la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera la obra se suspendió, pues la persecución religiosa no permitía su construcción, además de existir un fuerte crisis económica.
En 1924 Pedro Romero falleció y se designó al padre José Garibi Rivera como nuevo director de la obra. El 6 de enero de 1927 se reanudó la construcción del templo bajo la maestría de Ignacio Díaz Morales hasta su finalización 1972.
El Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento, una obra de arte
El Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento está hecho de piedra labrada a mano, respetando la técnica de construcción de los templos de la Edad Media. Los majestuosos vitrales son obra de Jaques y Gerard Degusseau de Orleans, Francia, quienes trabajaron bajo los bocetos de Maurice Rocher de París.
Las puertas fueron hechas por Jesús Gómez Velazco, mientras que las figuras de bronce son obra de Benito Castañeda. Los tímpanos del frente del templo están hechos en la fábrica de azulejos del Vaticano y el reloj se importó de Alemania.
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