El tezontle, una piedra presente en la arquitectura prehispánica y novohispana
Aunque pasa desapercibido, la combinación de tezontle y cantera es un estilo arquitectónico único de México. Te contamos sobre esta fabulosa piedra.
El tezontle es uno de los elementos de construcción más antiguos de México. Se trata de una roca roja de origen volcánico. En nuestro país es posible encontrarla en la Sierra Madre Oriental, Sierra Madre Occidental y entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Su producción se realiza gracias a la combinación de piedra pómez, zinc arena y magma, tiene apariencia esponjosa y porosa. Se emplea principalmente en la construcción de edificios, sirviendo tanto para los cimientos como para el decorado exterior.
El color rojizo del tezontle se debe principalmente a su bióxido de hierro, sin embargo, también puede tener color negro o grisáceo. Entre sus propiedades se encuentran su capacidad de guardar el calor, aunque no es aislante ni permeable.
Debido a su abundancia en los alrededores del Valle de México, el tezontle ha sido un elemento importante para las construcciones desde la época prehispánica, cuando fue utilizada debido a su liviandad, factor que beneficiaba la construcción en la zona lacustre. Con la llegada de los conquistadores, los templos se demolieron y las piedras de tezontle y otros materiales se reutilizaron para la construcción de las edificaciones novohispanas del siglo XVI.
Los túneles de tezontle
De acuerdo con una leyenda, en San Juan Tezontla del municipio de Texcoco, Estado de México, el rey poeta Nezahualcóyotl mandó a construir túneles exclusivos en las montañas, cuyo armazón incluía tenzontle. Dichos pasadizos servían para que los nobles pudieran asistir a los baños ubicados en el cerro de Tezcutzingo, hoy comunidad de San Nicolás Tlaminca.
Con el paso del tiempo se generó la creencia de que el rey Nezahualcóyotl se aparecía en dichos túneles. Actualmente se encuentra cerrado su acceso, ya que algunas personas se han extraviado en su interior. Sin embargo, la comunidad conserva su nombre en honor a la roca.
Para el siglo XVII, el tezontle comenzó a ser pulido y tratado para el recubrimiento de las fachadas, mientras que para los marcos, detalles, columnas, etcétera, se utilizó cantera gris que realizaba un elegante contraste.
Hasta la fecha es posible encontrar una gran cantidad de inmuebles en el Centro Histórico de la Ciudad de México que hicieron uso del tezontle y la cantera como material de construcción. Hoy el tezontle forma parte de nuestro patrimonio arquitectónico, que ha diferencia de otras ciudades coloniales, luce un estilo único que es capaz de rememorar la época prehispánica y la influencia europea.