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Arte y Artesanías

El vocho chocado chilango que se volvió obra de arte en Culiacán

Sinaloa
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Un vocho chocado, dos hombres que dicen ser los legítimos dueños del vehículo, un árbol de hunacaxtle y la sospecha de que detrás de esto hay un delito.

Dentro del Jardín Botánico de Culiacán yace una auto que desafía la lógica y alimenta las leyendas locales: «Game Over», de Francis Alÿs. A simple vista, parece un vocho chocado contra un imponente árbol de huanacaxtle, pero en sus entrañas metálicas y raíces que lo abrazan, se esconde una historia de giros inesperados, reclamos y un misterio que ha dejado boquiabiertos a sus visitantes durante años.

Toma área del Jardín Botánico de Culiacán. Foto: Noro

Todo comenzó en marzo de 2011, según la narrativa oficial. Francis Alÿs, un artista belga conocido por sus poco convencionales intervenciones urbanas, partió de Ciudad de México en su Volkswagen Sedán 1991, rumbo a Culiacán. Al llegar, cumplió con un acto simbólico: estrelló el auto contra un árbol del Jardín Botánico y dejó que la naturaleza hiciera el resto. La pieza, una fusión poética entre el mundo urbano y el oasis natural, pronto se convirtió en un ícono del lugar.

¿El vocho chocado fue robado en CDMX?

Pero, como en toda obra con fama, las sombras no tardaron en aparecer. En 2019, un hombre llamado Daniel Sánchez Castro irrumpió en escena, afirmando ser el legítimo dueño del vocho. Con factura y tarjeta de circulación en mano, declaró que su vehículo había sido robado ocho años atrás, coincidiendo sospechosamente con el tiempo en que el auto llegó al Jardín Botánico.

Foto: Luz Noticias

«Lo vi en una foto en Facebook», confesó Sánchez Castro a los medios. «¡Era mi vocho! Igualito a como lo dejé.» Convencido, comenzó una cruzada para recuperar lo que era suyo. La comunidad se dividió. Algunos defendían la narrativa artística, mientras otros simpatizaban con el hombre que había perdido su fiel compañero.

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El Jardín Botánico de Culiacán negó las acusaciones

La historia tomó un giro surrealista. La dirección del Jardín, encabezada por Bárbara Apodaca, desestimó las afirmaciones de Sánchez Castro. «Hasta donde yo sé, el tema ya se esclareció con las autoridades», dijo en 2019, sin profundizar en detalles. Pero los rumores persisten hasta la fecha: ¿y si Alÿs nunca manejó desde Ciudad de México? ¿Y si todo era una elaborada ficción para dar vida a la obra?

Foto: Luz Noticias

Mientras tanto, el vocho seguía ahí, cada vez más consumido por las raíces del huanacaxtle, como si intentara guardar un secreto. Turistas curiosos se detenían a observarlo, algunos riendo por el nombre de la obra, otros especulando sobre su pasado. «Dicen que de noche se oyen motores encendidos cerca del árbol», murmuró un guía a un grupo de visitantes una tarde. «Quizás el vocho quiere regresar a casa.»

Dicen que el supuesto dueño del vocho chocado se echó para atrás

A pesar de los reclamos, las demandas y los rumores, en 2019 el Jardín Botánico ganó la disputa legal. Sánchez Castro dejó de aparecer, y la obra siguió siendo un símbolo de la unión entre lo urbano y lo natural. Pero el misterio nunca se disipó del todo.

Foto: Giordano Pérez Gaxiola

En la actualidad, «Game Over» todavía atrea a curiosos, no solo por su estética peculiar, sino por la intriga que la envuelve. ¿Es el vocho de Francis Alÿs un emblema del arte contemporáneo o el reflejo de una historia robada? Tal vez nunca lo sabremos, pero ahí radica su magia. Como el árbol que lo abraza, el vocho continúa echando raíces en la imaginación colectiva de Culiacán, desafiando a todo aquel que intente descifrar su enigma.

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