Ernesto Hill, el mexicano que logró que el órgano musical cantara como un humano
Para no perder su empleo como músico de un restaurante, Ernesto Hill hizo cantar a su órgano Hammond tal como lo hiciera un cantante normal, tanto que a las primeras personas que lo escucharon les dio algo de miedo.
Cuando el inventor estadounidense, Laurens Hammond, creó el Órgano Hammond en 1935, nunca le pasó por la cabeza que su invención tuviera la capacidad de cantar con voz humana cualquier clase de melodía. Tendrían que pasar 17 años para que el joven zacatecano, Ernesto Hill Olvera, descubriera la asombrosa capacidad vocal del instrumento.
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Se podría decir que este joven pianista mexicano, ciego desde los siete meses de edad a consecuencia de un rayo que cayó frente a él, hizo el hallazgo forzado por las crudas circunstancias de su vida: con la necesidad de procurar casa, vestimenta y alimentos para sus hermanas y madre, tuvo que aceptar un precario empleo de pianista en un restaurante de Guadalajara.
El encuentro de Ernesto Hill con el Órgano Hammond
Pero fue mucho su asombro cuando notó que, en realidad, el local no contaba con un piano, sino con un Órgano Hammond con una tecnología absolutamente desconocida para él, quien se había convertido en pianista clásico gracias a sus maestros de música de la Casa de la Divina Providencia. Así que no tuvo de otra más que adaptarse rápido al desconocido instrumento que tenía frente así, a fin de ganarse el sustento.
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Y justo cuando creyó que los problemas habían acabado en su nuevo empleo, vino uno más: el dueño del restaurante le pidió que además de tocar cantara, bajo pena que de no hacerlo sería despedido. Sabiéndose de mala voz, pero sobre todo sin la más mínima instrucción de cómo se cantaba, Ernesto decidió poner a prueba unos pequeños hallazgos vocales que había hecho en el Hammond que llevaba manipulando poco tiempo. Los sonidos que imitaban la voz humana los obtenía manejando con velocidad los juegos de barras deslizantes.
El Hammond empezó a cantar como humano
Movido por la necesidad de no perder su empleo, el pianista no tardó mucho en hacer que el órgano dijera sus primeras palabras y luego vino lo inaudito…. el órgano empezó a cantar como humano. Una de las primeras canciones que el instrumentó manipulado por Ernesto Hill cantó fue El Reloj, escuchándose con una voz tan clara, que a muchos oyentes del restaurante les dio miedo. Luego el Hammond de Ernesto cantó Vereda Tropical, Quiéreme mucho, Rancho Grande y Alma Llanera, todas interpretaciones que dejaban atónitos a quienes las oían.
Como era de esperarse un fenómeno como Ernesto no podía mantenerse mucho tiempo oculto, así que en 1956 fue llevado a presentarse en el Teatro Esperanza Iris de la Ciudad de México, como parte de un espectáculo de variedades con estrellas del momento.
Ernesto Hill, el más grande de las estrellas del momento
Eulalio González, Piporro, recuerda que Ernesto Hill dejaba tan asombrados y extasiados a los asistentes del Teatro Esperanza Iris, que ni él, ni estrellas como Viruta y Capulina, entre tantos otros, querían salir después del pianista zacatecano por temor a no cumplir con las expectativas del público.
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Tras dar muestra de su talento para hacer cantar al Órgano Hammond, la RCA sacó al menos cuatro discos de Ernesto Hill Olvera: “Ernesto Hill, el órgano que habla”, “Canciones de América”, “Dúo con Los Tres Ases” y “100 Años de Música RCA”.
El maestro llegó al cine mexicano y luego vino su decadencia
Pero el cine mexicano también quiso hacerse de su parte del fenómeno Ernesto Hill, pues lo metieron a las películas Besos Prohibidos, Los Tres Bohemios, Teatro del Crimen y Música de Siempre, en todas ellas haciendo su fabuloso espectáculo del órgano parlante, por cierto todas estas cintas pueden verse de manera gratuita en YouTube.
Ernesto no tardó en ser consumido por la fama, sufrió un divorcio, empezó a beber y entró en problemas económicos aparentemente por culpa de los malos manejos de su agente. Murió de cirrosis, en el olvido y en la pobreza a los 30 años de edad.