Espejos de obsidiana, instrumentos que adivinaban el destino de los mesoamericanos
Asociados a Tezcatlipoca, los espejos de obsidiana eran “otorgados” por esta deidad a los tlatoanis, quienes, a través de ellos, veían el futuro
Los espejos han sido, en la historia de la humanidad, objetos de uso universal pero con significados muy diversos. En el caso del México antiguo, los espejos de obsidiana fueron símbolo del poder, la sabiduría y el conocimiento que ostentaron los gobernantes prehispánicos en el periodo Posclásico (del año 900 al 1521 d. C).
Los espejos de obsidiana, material esencial de Mesoamérica
Definida como vidrio volcánico, la obsidiana o iztli en náhuatl, fue una de las materias primas más importantes y distintivas de las culturas mesoamericanas. Por miles de años, sus artesanos la pulieron para elaborar diversos instrumentos como navajas y cuchillos, puntas de flecha, dardos y lanzas.
Asimismo, debido a su color negro y brillantez, la obsidiana también fue usada para crear objetos ornamentales que solo guerreros, sacerdotes y tlatoanis podían usar, como collares, orejeras y los llamados tezcatl, o espejos.
El espejo humeante, Tezcatlipoca
Fue tan preponderante el uso de obsidiana en estas culturas, que dicho material se asoció con Tezcatlipoca, la deidad más poderosa entre los mexicas y cuyo nombre significa “espejo humeante”. De hecho, en las representaciones de este dios en los códices, va acompañado de un espejo de obsidiana sobre su pecho, en su tocado, o en sus pies.
Por ello, no sorprende la creencia de que esta deidad, el señor de la oscuridad y creador de todas las cosas, era quien otorgaba los espejos humeantes de obsidiana a los tlatoanis.
El simbolismo de los espejos de obsidiana
Los mexicas creían que estos preciados objetos, al ser observados, permitían viajar en el tiempo y a otros mundos, por ejemplo, al mundo de los dioses. Igualmente, les conferían una función adivinatoria.
Como ejemplo podemos mencionar un episodio significativo de la conquista del México antiguo, en el que se dice que Tetlepanquétzal, rey de Tlacopan y poseedor de un espejo, vislumbró en el objeto la caída del imperio mexica y llorando, pidió a sus súbditos comunicar la triste noticia a Cuauhtémoc, el último tlatoani de México-Tenochtitlan.
Piezas de museo
De acuerdo con el Museo Nacional de Ciencias Naturales de España, 16 espejos prehispánicos de obsidiana sobrevivieron el paso de los siglos y se encuentran documentados en diferentes museos de Europa y América. De igual forma, llama la atención que todos son circulares; con un diámetro entre 18 y 30 centímetros; y la mayoría están perforados, pues se colgaban en el pecho como ornamentos.
Finalmente, varios de estos objetos fueron preservados en suelo mexicano y pueden ser apreciados en el Museo de Antropología en la Ciudad de México.
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