Tras las huellas del jaguar, guardián de la noche - México Desconocido
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Tras las huellas del jaguar, guardián de la noche

Fotografía con cámaras trampa

Texto y fotografías: Fernando Constantino Martínez Belmar

En México son muy pocos los afortunados que han podido ver un jaguar en vida libre, y son menos los que han tenido la oportunidad de fotografiarlo en su hábitat natural. Hace poco más de seis años, fue que me adentré en el mundo de la fotografía y desde entonces he observado y estudiado el trabajo de grandes conservacionistas y fotógrafos de vida silvestre.

Al ver las espectaculares imágenes de los grandes felinos publicadas en libros y revistas, nació mi interés por el foto trampeo con cámara réflex. Quedé impresionado y me dediqué a investigar cómo lo hacían. Estaba decidido a averiguarlo y lo hice. Después de meses de investigación y más de un año para conseguir el equipo y los materiales necesarios logré elaborar mi primera cámara trampa, a pesar de todas las dificultades.

Meses más tarde, después de probarla en el campo y ver que funcionaba correctamente, estuve listo para ir en busca de uno de los animales más difícil de fotografiar en vida libre: el jaguar. Nicte Ha era el lugar adecuado para esta misión, fue así como emprendí esta aventura hacia la selva maya en el estado de Campeche.

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Aquí la aventura de seis días en medio de la vida silvestre y la hazaña de tomar fotos con cámaras trampa. Una historia de suspenso y emoción que describe cómo se vivieron tres meses de inquietud e incertidumbre antes de conocer el desenlace.

Obejtivo

Obtener imágenes de jaguar en vida libre mediante foto trampeo con cámaras réflex.

– 6 días para ubicar los mejores sitios y colocar las cámaras trampa.

– 3 meses para obtener imágenes de jaguar con las fotos trampa.

El Viaje

FOTO TRAMPEO CON CÁMARA RÉFLEX

A diferencia de las cámaras trampa que podemos encontrar en el mercado para el registro y monitoreo de fauna silvestre, en las cuales el sensor y la cámara están incluidos dentro de una misma unidad, las cámaras trampa réflex emplean un sistema que cuenta con tres elementos por separado: la cámara, un emisor y un receptor.

El receptor recibe un rayo infrarrojo generado de manera permanente por el emisor y cuando éste es interrumpido, se genera la señal que activa el obturador. Este sistema nos permite obtener imágenes de mayor calidad y nos da la oportunidad de controlar la iluminación empleando varias unidades de flash para lograr fotografías con un gran impacto visual.

LOS PREPARATIVOS

Días antes de partir hacia Campeche me reuní con Douglas y Mattia, dos buenos amigos y colegas, en Mérida, para terminar de planear los últimos detalles de la expedición. Para entonces contaba con tres cámaras trampa, las cuales permanecerían en la selva funcionando durante tres meses. Hicimos una última revisión del equipo para asegurarnos de no olvidar nada y preparamos las maletas. Estábamos listos para iniciar nuestro viaje en busca del jaguar.

DÍA 1

Nos levantamos temprano y con mucho partimos hacia Ciudad del Carmen. Después de cinco horas de camino, llegamos a un mercado local donde nos esperaba don Ramón para comprar los víveres necesarios para la semana. Posteriormente, nos dirigimos hacia el embarcadero para abordar la lancha en la que atravesamos la Laguna de Términos y nos adentramos en el río del Este hacia Nicte Ha en un recorrido de una hora.

Al llegar nos recibieron los trabajadores, las cocineras y la Mona, una pitbull muy amigable con innumerables cicatrices, resultado de sus batallas con algunos animales silvestres del lugar. Después de un breve recorrido por las instalaciones, llegó la hora de comer. Mientras comíamos, don Ramón nos hablaba un poco del lugar, de la fauna y de todo lo que hacen para conservar la vida silvestre y la naturaleza: “Aquí hay mucho jaguar y pueden verse las huellas por los caminos”, mencionó don Ramón.

DÍA 2

Preparé la primera cámara trampa, cargamos los caballos con el equipo y salimos en busca de huellas y un buen sitio para colocarla. En el camino comenzamos a ver muchos rastros. Ese era el lugar indicado para dejar la foto trampa. Encuadre listo, composición correcta, iluminación adecuada, lo único que hacía falta era el jaguar caminando de frente hacia la cámara para tener la imagen perfecta. No faltaba más que esperar y ver si la suerte estaba de nuestro lado. Regresamos al campamento en donde nos esperaba una deliciosa comida. Después de terminar de comer, no lo pensamos dos veces, estábamos listos para salir de nuevo y colocar la segunda cámara trampa.

Esta vez, las cuatrimotos serían nuestro medio de transporte, salimos hacia la selva guiados por don Ramón y Chucho en busca de rastros de jaguar. Aunque ya era época de secas, algunos caminos seguían inundados y en ocasiones resultaba difícil pasar con las cuatrimotos. Aún así logramos hacernos camino hasta que encontramos un buen sitio para colocar la segunda cámara. Después de dos horas, decenas de garrapatas en nuestros cuerpos y cientos de piquetes de mosquito, el sol comenzaba a ocultarse, hicimos las últimas pruebas de iluminación y todo quedó listo justo a tiempo, antes de que cayera la noche.

Ahora sí, una rica cena, un buen baño y, después de quitarnos las garrapatas acumuladas de todo el día, a dormir.

DÍA 3

Quedaba una cámara trampa más por colocar, era momento de adentrarnos en la selva nuevamente. Salimos temprano y visitamos unas aguadas en busca de rastros, y aunque vimos muchas huellas, ninguna parecía de jaguar. No estaba convencido y decidí que lo mejor era continuar la búsqueda por otro lugar. Habíamos llegado casi a los linderos del terreno y me pareció un buen sitio para colocar la tercera y última cámara. De regreso a las cabañas pasamos por donde habíamos colocado la segunda cámara el día anterior.

“Huellas de jaguar”, exclamó Douglas, había rastros frescos por el camino en donde estaba la cámara.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente por la emoción. ¿Era este el momento que tanto había esperado?, estaba a unos segundos de averiguarlo. Revisé la cámara y me di cuenta de que el esfuerzo había rendido sus frutos, pues había logrado mi primera foto de un jaguar en vida libre a menos de 24 horas de haber colocado la trampa.

Revisé la hora en la que se tomó la fotografía, el jaguar había activado la cámara tan solo dos horas después de haberla colocado. Ese fue uno de lo momentos más memorables que he vivido como fotógrafo de naturaleza. El panorama lucía muy prometedor, pues los resultados habían llegado mucho antes de lo esperado, entonces pensé: si en menos de un día ya tengo la primera foto, cuántas tendré dentro de tres meses.

DÍA 4

“Buenos días”, escuché entre sueños, abrí los ojos y me di cuenta de que era don Ramón, que ya nos esperaba para desayunar antes de salir con Chucho a probar suerte en dos de los puestos de cacería que hay en la UMA. Obviamente, nosotros íbamos solo de cacería fotográfica. Al llegar al sitio nos dividimos, Douglas y yo nos ubicamos en uno de los puestos en lo alto de un árbol, Mattia y Chucho hicieron lo mismo en otro árbol, no quedaba más que esperar y con suerte podríamos observar y fotografiar algún animal.

Después de dos horas, Douglas me hizo una señal y dijo en voz baja: “Pecaríes”, tomo mi cámara, miro por el visor y a lo lejos veo un grupo de tres pecaríes de collar que se alimentaban. Por desgracia estaban muy lejos y la luz no estaba a nuestro favor, así que únicamente los estuvimos observando hasta que desaparecieron entre la maleza. Eran casi las doce del día, la luz era muy intensa y el calor estaba insoportable, por lo que decidimos regresar al campamento.

Por la tarde realizamos una caminata por la selva. Venados cola blanca, un grupo de pecaríes de collar, ranas, muchas aves e insectos fueron el resultado del recorrido. Agotados después de un día extenuante y con el cansancio acumulado de los días anteriores, decidimos dormir temprano para recargar energía y aprovechar el día siguiente.

DÍA 5

Son las cinco de la mañana, mi despertador había sonado, me asomo por la ventana y veo el cielo despejado, era momento de salir a fotografiar la Vía Láctea.

“Matt, está despejado”, le dije; él sin pensarlo, se levantó. Tomamos las cámaras, los tripiés y salimos a fotografiar las estrellas.

Las condiciones eran perfectas: no había ni una sola nube, la luna ya se había ocultado, la temperatura del ambiente era agradable y, lo mejor, los mosquitos habían desaparecido. Más tarde, cuando comenzaba a amanecer, Douglas llegó y se unió para fotografiar el alba a la orilla del río. Una vez que el sol ya había salido, regresamos a las cabañas. Mientras desayunábamos, escuchamos el canto de un búho pigmeo que se encontraba muy cerca. Douglas salió a buscarlo y unos minutos más tarde solo escuchamos los disparos de su cámara cual ametralladora. Mattia y yo salimos, tomamos nuestras cámaras y comenzamos a disparar. Mientras seguíamos al búho, Mattia divisó un pájaro carpintero que construía su nido en el tronco de un árbol seco. Nos acercamos sigilosamente, hasta tal punto, que nos dimos cuenta de que no era posible enfocarlo por lo cerca que estábamos. Era nuestro último día en la UMA, ya que al siguiente día saldríamos por la mañana de regreso, así que aproveché toda la tarde para revisar las cámaras trampa y cerciorarme de que siguieran funcionando correctamente.

DÍA 6

Despertamos sabiendo que la expedición había llegado a su fin y que debíamos regresar a casa. Guardamos el equipo, cargamos todo en la lancha y partimos hacia Ciudad del Carmen, donde tomamos el vehículo e iniciamos nuestro camino hacia Mérida. Me fui con una sensación agradable y muy entusiasmado por la idea de regresar en tres meses a recoger las cámaras y ver los resultados. No quedaba más que esperar. ¿Durarían las pilas de la cámara y los flashes?, ¿soportaría el equipo las condiciones del clima?, y lo más importante: ¿pasaría el jaguar por las trampas nuevamente? En tres meses lo sabría todo.

LOS RETOS DEL FOTO TRAMPEO CON CÁMARA RÉFLEX

1. Conseguir el equipo y los materiales necesarios.

2. Elaborar la cámara trampa.

3. Conseguir un lugar “seguro” para dejarla.

4. Llegar al lugar con todo el equipo.

5. Rastrear y encontrar un buen sitio para instalarla.

6. Colocar la cámara trampa (encuadre, composición, iluminación).

7. Proteger el equipo del clima y de los los animales.

8. Regresar y recoger la trampa.

MOMENTOS CLAVE DE LA EXPEDICIÓN

Colocar las cámaras trampa en la selva maya de Campeche alejados de la civilización.

Revisar las trampas y obtener imágenes de jaguar en vida libre.

Ver y fotografiar varias especies de animales que habitan en la región.

Conocer los esfuerzos realizados en Nicte Ha para la conservación.

 

TRES MESES DESPUÉS

Ha llegado el momento de regresar a recoger el equipo. La emoción me invadía por completo. Tuve una sensación semejante a cuando era niño y llegaba el momento de abrir los regalos de Navidad y no sabría si me sentiría muy feliz por tener lo que tanto esperaba o muy triste por ver que no era así. Justo eso sentí antes de revisar las cámaras: ¿estará la foto del jaguar por la que tanto trabajé?

Don Ramón me recibió en el embarcadero, esta vez viajé solo y mi único propósito era recoger las cámaras trampa. Ya en la UMA, nos dirigimos a recoger la primera cámara, ésta aún tenía pila, pero uno de los flashes ya no disparaba. Abrí la caja que protegía la cámara y comencé a ver las imágenes. Varias fotos de ocelote, pavo ocelado, venado cola blanca, un viejo de monte y tres fotos de jaguar fueron el resultado de la primera cámara. Sin embargo, aparecían “de espaldas”, fuera de foco, con la mitad del cuerpo fuera del encuadre, o las imágenes estaban subexpuestas.

Definitivamente no era lo que esperaba, pero no me había desanimado aún, ya que faltaban dos cámaras por revisar. Antes de regresar a las cabañas, pasamos por la segunda cámara y, ahora sí, encontré dos tomas buenas de jaguar y una de ocelote. Exposición y enfoque eran correctos, además, habían pasado de frente ante la cámara. Estaba feliz con los resultados. Al día siguiente llegamos a la locación de la tercera cámara y esta ya no disparaba. La pila se había agotado, así que no podría ver las imágenes hasta regresar a las cabañas y revisarlas en la computadora. Al colocar la tarjeta en la computadora, encontré que esta tenía 82 fotografías y comencé a revisarlas una por una. Ocelote sobreexpuesto, perros, la mitad del cuerpo de un jaguar, una vaca y un tapacaminos habían sido los resultados. Faltando escazas diez fotografías por revisar, apareció el jaguar caminando de frente con el cielo azul y una estrella adornando el paisaje. Era la imagen que tanto anhelaba encontrar. Regresé de nuevo a casa. Me fui muy contento y satisfecho con los resultados obtenidos. Logré conseguir el material que buscaba, el cual utilizaría para difundir la importancia de la conservación de esta especie. Aún existen varios lugares en México donde estos felinos viven libremente a pesar de las muchas amenazas que enfrentan; es nuestro deber protegerlos. Me voy tranquilo sabiendo que existen espacios como Nicte Ha, que con sus propios recursos trabajan día a día por la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente en nuestro país.

EL ENCUENTRO CON EL JAGUAR

Ha llegado el momento de regresar a recoger el equipo. La emoción me invadía por completo. Tuve una sensación semejante a cuando era niño y llegaba el momento de abrir los regalos de Navidad y no sabría si me sentiría muy feliz por tener lo que tanto esperaba o muy triste por ver que no era así. Justo eso sentí antes de revisar las cámaras: ¿estará la foto del jaguar por la que tanto trabajé?

Don Ramón me recibió en el embarcadero, esta vez viajé solo y mi único propósito era recoger las cámaras trampa. Ya en la UMA, nos dirigimos a recoger la primera cámara, ésta aún tenía pila, pero uno de los flashes ya no disparaba. Abrí la caja que protegía la cámara y comencé a ver las imágenes. Varias fotos de ocelote, pavo ocelado, venado cola blanca, un viejo de monte y tres fotos de jaguar fueron el resultado de la primera cámara. Sin embargo, aparecían “de espaldas”, fuera de foco, con la mitad del cuerpo fuera del encuadre, o las imágenes estaban subexpuestas.

Definitivamente no era lo que esperaba, pero no me había desanimado aún, ya que faltaban dos cámaras por revisar. Antes de regresar a las cabañas, pasamos por la segunda cámara y, ahora sí, encontré dos tomas buenas de jaguar y una de ocelote. Exposición y enfoque eran correctos, además, habían pasado de frente ante la cámara. Estaba feliz con los resultados. Al día siguiente llegamos a la locación de la tercera cámara y esta ya no disparaba. La pila se había agotado, así que no podría ver las imágenes hasta regresar a las cabañas y revisarlas en la computadora. Al colocar la tarjeta en la computadora, encontré que esta tenía 82 fotografías y comencé a revisarlas una por una. Ocelote sobreexpuesto, perros, la mitad del cuerpo de un jaguar, una vaca y un tapacaminos habían sido los resultados. Faltando escazas diez fotografías por revisar, apareció el jaguar caminando de frente con el cielo azul y una estrella adornando el paisaje. Era la imagen que tanto anhelaba encontrar. Regresé de nuevo a casa. Me fui muy contento y satisfecho con los resultados obtenidos. Logré conseguir el material que buscaba, el cual utilizaría para difundir la importancia de la conservación de esta especie. Aún existen varios lugares en México donde estos felinos viven libremente a pesar de las muchas amenazas que enfrentan; es nuestro deber protegerlos. Me voy tranquilo sabiendo que existen espacios como Nicte Ha, que con sus propios recursos trabajan día a día por la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente en nuestro país.

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autor No hay mejor forma de conocer México, que a través de sus sabores. Acompáñame a descubrir lo dulce y lo salado de este país. En Instagram te dejo más recomendaciones para comer sabroso.

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