La experiencia de nadar con mantarrayas en Playa del Carmen
Desde Playa del Carmen puedes aventurarte a nadar con mantarrayas. Esta fue nuestra experiencia.
Olvídate de la rutina y escápate:
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Me habían roto el corazón y la mejor manera de curarlo era con un viaje. El destino que elegí para borrar mis penas fue Playa del Carmen, desde aquí podía realizar esnórquel, windsurf, comer delicioso, pasar por una sesión de spa, ir de compras y por qué no, probar esa pedicura con peces tan famoso del destino.
Lo primero que tenía en mi lista de planes era el sumergirme en las aguas azules del mar caribe y no lo quería hacer como cualquier viajero que se moja de arriba abajo con el oleaje del mar, lo haría con algo fuera de lo normal, para romper esquemas y de la manera más loca posible… realizaría esnórquel con mantarrayas o rayas marinas como sería su nombre real.
Pregunté en mi hotel y ellos me ofrecieron ayudarme a encontrar un tour operador sin embargo quise ser un poco más aventurera y pregunté en varios módulos de turismo hasta que encontré el que se acomodaba a mi presupuesto.
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Treinta minutos después ya estaba sobre una lancha con mi chaleco salvavidas, aletas en mano, esnórquel, un refresco para disfrutar del camino y una charla con el guía. Raúl, nos contó a todo le grupo que nos dirigíamos al arrecife Inah, justo a unos 20 minutos de Playa del Carmen. Durante el camino no paré de tomar fotografías, el azul del mar y las múltiples tonalidades de caribe son impresionantes, de camino nos encontramos con varios grupos de windsurf, el siguiente reto que estaba en mi lista. Me emocioné de pensar que a veces la adversidad nos lleva a realizar cosas inimaginables, aprendemos de cada experiencia mala que vivimos y sólo es un paso que nos lleva a cosas nuevas y buenas, como era este viaje en el que quería vivir la mayor cantidad de aventuras posibles.
Llegamos al arrecife Inha, las instrucciones fueron claras, teníamos que seguir al guía para poder encontrarnos con las rayas y con las tortugas que hay aquí, además había una regla que no podíamos romper, no debíamos de tocar nada, ni dejar nada, dígase basura o cualquier otra cosa que traigamos con nosotros, lo importante es respetar el medio ambiente, además si queríamos ver a las rayas debíamos seguir a nuestro guía.
Parecía que mientras nos daban las reglas los pelícanos pardos que llegaban al por mayor nos advertían que ellos estarían vigilando nuestras brazadas para verificar que cumplamos todo a la perfección. Uno que otro se posa en el barco para poder ser fotografiado orgulloso de su belleza.
1, 2, 3 al agua
La inmersión fue impresionante, ya había hecho snorquel en diferentes lugares, pero lo que vi aquí no tenía comparación. El agua es transparente y la profundidad del arrecife es pequeña así que se alcanza a ver el fondo.
Nadar en este arrecife es como viajar a otro planeta, las piedras calizas se mezclaban con los distintos tipos de corales que se movían al ritmo de la corriente, parecía que todo iba más lento y además el silencio era tal que de alguna manera te invitaba a sumergirte en tus pensamientos. En medio de ese silencio pensé en mi corazón roto que ahí latía con fuerza ante la expectativa de encontrar mantarrayas, imaginé que le contaría la experiencia al culpable de mis lágrimas, en ese momento vi como todos se detuvieron como si nos hubiéramos suspendido en el cielo de los peces, debajo de nosotros estaba una enorme mantarraya.
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El momento parecía no terminar, la enorme mantarraya parecía que pasaba debajo de nosotros a menos de un metro y aunque son inofensivas, la adrenalina aumenta cuando miras su largo aguijón, la leyenda dice que si les pegas pueden levantarlo y picarte y muchos de nosotros recordamos lo que le pasó a cierto conductor que fue picado por una mantarraya, así que era momento de ser más precavidos al nadar junto a ellas, en nuestro caso a nuestro alrededor se pusieron cerca de cuatro mantarrayas.
Nuestro guía señala que las mantarrayas están acostumbrados a los turistas y se acercan demasiado porque saben que son una fuente de comida y además porque son curiosas, por un momento nos sumergimos un poco más para que ella pasara sobre nosotros, el momento de ver por debajo sus caras sonrientes nos llenó de felicidad.
Quiero volver, porque cuando uno tiene motivos para volver, vuelve.
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12 de Mar de 2017 a la(s) 3:51 PDT
Nadamos otro poco para regresar a nuestra lancha y nos topamos con una tortuga, otro fenómeno inolvidable. Llegamos a nuestro barco y emprendimos el viaje de regreso. Mi corazón después de este momento sanó un poco. Ahora mis lágrimas eran por que había vivido una gran aventura y quería contársela a otros viajeros.
En Playa del Carmen viví de todo… quizá solo dejé para después la pedicura con peces. ¡Tendré que volver!
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