Feria Nacional de la Pirotecnia, más de tres décadas entre la devoción y el peligro
Desde 1989 se lleva a cabo la Feria Nacional de la Pirotecnia, evento donde los maestros mexiquenses hacen gala de sus habilidades pirotécnicas
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Tultepec, en el Estado de México, es conocida como la Capital Nacional de la Pirotecnia, pues se calcula que ahí se concentra el 80% de los permisos gubernamentales expedidos para fabricar fuegos pirotécnicos. En ese contexto, se organiza cada año la Feria Nacional de la Pirotecnia, evento que ha dado fama al municipio por su desfile de toros monumentales cargados con cohetes.
La Feria Nacional de Pirotecnia, más de dos siglos de oficio
De acuerdo con el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, gracias a su abundancia en salitre, Tultepec fue el primer productor de pólvora en el periodo colonial, a partir del siglo XVI. En ese entonces, la pólvora se fabricaba con carbón de jara y tequesquite, extraídos de los volcanes y el lago de Texcoco.
Más tarde, a mediados del siglo XIX, empezó la tradición de celebrar, cada 8 de marzo, a San Juan de Dios, patrono del gremio cohetero. Y sería a partir de 1989, que la Feria Nacional de Pirotecnia iniciaría sus actividades en esa misma fecha.
La pirotecnia, identidad tultepequense
Con una duración de nueve días, la Feria Nacional de la Pirotecnia atrae en promedio a más de cien mil visitantes cada año; quienes disfrutan conciertos, bailes, música de tambora, comida regional y por supuesto, la quema de toros pirotécnicos.
Además de la importante derrama económica que genera el evento, la feria mantiene viva la convivencia entre los barrios y reafirma la identidad de los habitantes de Tultepec, dedicados en su mayoría a la pirotecnia.
Los “toritos”, principal atracción de la Feria Nacional de Pirotecnia
Anualmente, más de 300 toros monumentales cargados con cientos de fuegos artificiales desfilan desde el templo de la Piedad hasta el paraje de Xahuento, terreno de la feria, donde la noche del 8 de marzo son incinerados en honor a San Juan de Dios.
Cabe señalar que la elaboración de estos artefactos es artesanal; por ello, toma más de un mes confeccionar cada pieza, con un costo aproximado de siete mil pesos que incluye además de la pirotecnia, un arnés de metal y ruedas.
Por último, la noche de la quema, locales y visitantes abarrotan las calles de Tultepec para ser perseguidos por los toros y sortear las chispas. Desafortunadamente, la celebración no está exenta de lesionados y cada año, se reportan miles de personas con quemaduras.
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