Fray Gabriel Chávez de la Mora, arquitecto de la Basílica de Guadalupe y monje benedictino - México Desconocido
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Fray Gabriel Chávez de la Mora, arquitecto de la Basílica de Guadalupe y monje benedictino

Gabriel Chávez de la mora

En diciembre de 2022, en entrevista para México Desconocido, fray Gabriel Chávez de la Mora relató su experiencia en la construcción de la Basílica de Guadalupe.

En la Abadía del Tepeyac, Cuautitlán, Estado de México, vivió uno de los arquitectos más sobresalientes en la historia contemporánea de México, reconocido por su participación en uno de los centros de peregrinaje más importantes de nuestro país y del mundo: la Basílica de Guadalupe. Se trata de fray Gabriel Chávez de la Mora, quien en 2020 fue condecorado con la medalla del Premio Nacional de Arquitectura de manos del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Foto: Proceso.

Nació el 26 de noviembre de 1929 en Guadalajara, Jalisco. Inició sus estudios de ingeniería en la Universidad de Guadalajara. Más tarde, cuando la universidad abrió la carrera en arquitectura, Chávez de la Mora continuó sus estudios en dicha disciplina. El 10 de diciembre de 2022, en entrevista para México Desconocido, relató que sus mayores influencias fueron el también tapatío y fundador de la Escuela de Arquitectura, Ignacio Díaz Morales; Villagrán García; Pedro Ramírez Vázquez, con quien construyera el proyecto de la Basílica de Guadalupe; y su propio tío, Enrique de la Mora.

Fray Gabriel Chávez de la Mora, monje y arquitecto

En 1955, a la edad de 29 años, Gabriel Chávez de la Mora, tomó el hábito de los monjes benedictinos. Relata que se trataba de una vocación muy natural, ya que en su familia ya existían varios religiosos y algunos de sus compañeros arquitectos también habían optado por la vida de iglesia.

Con serenidad, relató que las pláticas sobre la vida religiosa era común entre sus amigos de generación. Sin embargo, el particular estilo de vida benedictina era algo que en él sobresalía. Inicialmente pensó que no existían monasterios en México, pero después descubrió que habían algunas fundaciones en el centro de México.

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Pienso que estaba terminando el tercero de arquitectura cuando hice la visita al Monasterio Benedictino de Santa María de la Resurrección en Ahuacatitlán, Cuernavaca. Muy interesante.»

Contó sobre su llegada al que sería su primer morada monástica.

De acuerdo con su testimonio, un aspecto que llamó su atención del monasterio de Cuernavaca fue sus adelantos Concilio Vaticano II, celebrado en 1962, hecho que también repercutió directamente en su obra.

Fue un gran cambio de renovación de la iglesia en general, sobretodo su culto y liturgia. Por lo tanto, el edificio para celebrar cubrir las celebraciones litúrgicas también pidió una nueva adecuación.»

Relató.

Con influencia de los movimientos religiosos reformistas de Europa, fray Gabriel Chávez de la Mora construyó la capilla del Monasterio Benedictino de Santa María de la Resurrección en Ahuacatitlán. La construcción tuvo su correlato litúrgico, pues los monjes empezaron a celebrar en lengua vernácula, lo que posteriormente se extendería a todo el mundo por legislación eclesiástica derivada del Concilio.

Abadía de nuestra Señora de los Ángeles.

Cuando entré al monasterio pensé que la arquitectura quedaba fuera, tenía que estar al servicio de los hermanos y la comunidad. Además era una pequeña granja con pollos, vacas, abejas, etcétera. Después continué con artesanías, llegaron a ser muy conocidas bajo el nombre de «Talleres Emaús». También hice iconografía diferente que gustó mucho, serigrafía y una abecedario con una tipografía que hoy se usa mucho.»

Contaba sobre su vida en el monasterio.

La arquitectura como servicio

Como un servicio, a Chávez de la Mora le fue encomendado el diseño de la capilla del monasterio, para luego ser invitado a participar en la renovación de la Catedral de Cuernavaca. Con ello inició una vida de obras fuera del claustro. Sin embargo –confesaba– sus dos primeras obras son las que más estimaba.

Schulenburg y la nueva Basílica de Guadalupe

Fue durante sus estudios de teología en el Seminario Conciliar de Tlalpan, que Chávez de la Mora conoció al cardenal Guillermo Schulenburg, rector del seminario, quien quedó sorprendido por lo innovador de su trabajo arquitectónico en el monasterio. Posteriormente, Chávez de la Mora se trasladó de la comunidad de Cuernavaca a la Abadía del Tepeyac en Lindavista. Schulenburg, quien ya fungía como el último abad de la Basílica de Guadalupe, lo buscó para que participara en el proyecto de la Nueva Basílica de Guadalupe.

Pasé a la comunidad de fundación norteamericana de Lindavista en 1968. En talleres estábamos trabajando para el Comité Olímpico. En la Basílica estaba de abad Schulenburg, que lo había tenido como rector en el seminario. Él sabía que yo estaba haciendo obras, así que me llamó para trabajar en la Basílica.»

Mencionó.

Con una sonrisa, relataba que desde 1968 trabajaba en la Basílica, pues aún lo llamaban para que supervisara obras. «Soy el veterano ahí en el conjunto guadalupano», comentó para recordar que su primera tarea fue la renovación de la Capilla del Pocito, que entonces estaba por colapsar. Posteriormente, con ayuda de pilotes, acondicionó la antigua Basílica.

Fray Gabriel Chávez de la Mora y la Basílica efímera

La tarea titánica vendría en 1970, cuando se celebraba un aniversario importante de la coronación de la Virgen de Guadalupe. El espacio en la Basílica, calculaban, era insuficiente. Entonces De la Mora propuso un proyecto temporal, la Basílica Efímera, la cual era una carpa que abarcó desde la antigua Basílica hasta el atrio. El espacio se adecuó para 10,000 personas.

Cortesía Gabriel Chávez de la Mora.

Posteriormente, Schulenburg se decantó por un nuevo proyecto de Basílica. Existieron varias ideas, como la de José Luis Benlliure, que proponía hacer el templo en el Cerrito. También se pensó en construir una estructura más grande sobre la antigua, así como la demolición.

Finalmente, el proyecto que prosperó fue el encabezado por Pedro Ramírez Vázquez con el acompañamiento de Benliure y fray Gabriel Chávez de la Mora. Se construiría un nuevo edificio.

Monseñor Schulenburg nos une a los tres. La primer pregunta fue dónde hacer la Basílica porque no había terreno. Yo propuse que en la parte del atrio. Había jardines, fuentes e incluso calles. Ahí sí participó el gobierno, nos ayudó a unificar la mayor parte posible del atrio. También se compraron terrenos privados.»

Mencionó Chávez de la Mora.

Siguiendo la inspiración del Concilio Vaticano II, el edificio fue planteado para que la gente participara de la celebración.

Antes se decía que se iba a ‘oír misa’, porque ni siquiera entender porque era en latín, incluso ni ver porque las columnas no lo permitían. Nosotros queríamos que participaran en la celebración visualmente, acústica y visual. Una cuestión dialogal.»

Narra sobre las fuentes de inspiración de la Basílica.

La nueva Basílica fue proyectada en lo que se podría denominar «funcionalismo religioso moderno», ya que principalmente se evocó a la participación de la feligresía con los presbíteros. Por lo anterior, se construyó un gran anfiteatro circular con un gran presbiterio.

Cortesía.

Se planteó en niveles, por eso el anfiteatro tiene una ligero desnivel hacia el presbiterio para la buena visibilidad. También se facilitó la posibilidad de acercarse a la imagen venerada. En el templo antiguo no era fácil la visibilidad de la Virgen por las columnas, el reflejo de las lámparas y la gente. Fue por eso que hicimos un pasaje.»

Describe Chávez de la Mora.

Entre los principales elementos propuestos por Chávez Mora estaban la capilla abierta, el pasaje del peregrino bajo la imagen y el camerino tras la imagen. Asimismo, planteó un templo sin columnas, semejante a una casa de campaña, con el objetivo de una visibilidad sin obstáculos.

Con respecto a las fuentes de inspiración de la Basílica de Guadalupe, Chávez de la Mora insiste en que es su funcionalidad, la de permitir que la asamblea participe.

No hay un capricho formal. Hay arquitectura que llamamos funcional que parte de la función, para lo que sirve ese espacio arquitectónico. También hay arquitectura formalista que cumple a formas proyectadas como capricho.»

Aclaró contundentemente.

Sobre las teorías populares que sugieren que la nueva Basílica de Guadalupe está inspirada en el cerro Xicuco o en el tabernáculo bíblico, fray Gabriel Chávez de la Mora aclara que son elaboraciones de la imaginación.

Gabriel Chávez de la Mora

La importancia del guadalupanismo y el futuro

Fray Gabriel Chávez de la Mora, quien habitó hasta su muerte en el monasterio de Cuautitlán diseñado por él mismo, reflexionó que la Virgen de Guadalupe es un elemento fundamental de la cultura mexicana. Mencionó que el mensaje es único en el mundo por su antigüedad y porque representa una forma en que el pueblo México recobró sentido existencial tras la Conquista. Piensa que se trató de un consuelo ante la muerte ocasionada por la guerra y las epidemias.

Gabriel Chávez de la Mora
Gabriel Chávez de la Mora en la Basílica.

Con respecto al Premio Nacional de Arquitectura que recibió en 2020, mencionó que es un estímulo para seguir trabajando en el arte litúrgico. Entre sus últimos proyectos se encontraban la reconstrucción de la Parroquia de Fátima en la colonia Roma, una intervención al Santuario de los Mártires en Guadalajara y algunas adecuaciones litúrgicas. En noviembre de 2022, fray Gabriel Chávez de la Mora fue condecorado con el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara.

A través de las redes sociales de la Abadía del Tepeyac, el domingo 18 de diciembre de 2022 se dio a conocer el fallecimiento de fray Gabriel Chávez de la Mora, arquitecto de la nueva Basílica de Guadalupe y monje benedictino.

autor Filósofo por formación. Contempla el alma e imaginación de México.
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