La gran fuerza de la gráfica oaxaqueña; arte de crítica social y política
Los artistas Rufino Tamayo y Francisco Toledo, ambos nacidos en Oaxaca, fueron dos de los máximos exponentes y promotores de la gráfica oaxaqueña.
La gráfica oaxaqueña se convirtió durante las últimas décadas en uno de los principales referentes artísticos de nuestro país. Dicha labor creativa se nutre de las tradiciones, cosmovisiones, las luchas sociales y de un profundo sentido de comunidad.
Rufino Tamayo y Francisco Toledo fueron dos de los máximos exponentes y promotores del grabado oaxaqueño. En virtud de su labor como artistas, muchas generaciones de jóvenes mantienen en pie esta tradición artística.
Orígenes de la gráfica oaxaqueña
La técnica del grabado surge en el siglo VIII, en la China antigüa, la cual se utilizaba en mayor medida para la impresión de libros.
El proceso artístico se popularizó en gran parte de Europa durante el siglo XV. Del mismo modo, el principal objetivo del grabado fue la transmisión de conocimiento e información, por lo que los grabadores se dedicaron a la impresión de libros.
La técnica del grabado llega a nuestro país durante el virreinato, cuando llegaron diferentes libros a lo que entonces era la Nueva España.
Técnicas
Durante la época del virreintato la xilografía (grabado en madera) y la calcografía (grabado en metal) eran los procesos más comunes de la gráfica.
Posteriormente, gracias a la llegada del italiano Claudio Linati en nuestro país, durante el siglo XIX, se desarrolló la técnica de la litografía (grabado en piedra). Este artista fundó la publicación conocida como «Iri«, la cual sentó los precedentes del mundo de los periódicos y publicaciones.
Con el paso del tiempo la litografía forjó un sendero dentro de la propagación de ideas que se transmitieron a través de panfletos. Es en este punto en el que dichas publicaciones se volvieron instrumentos tanto de crítica social como política.
Tras unos años de desarrollo, el carácter irónico de los mensajes que se transmitian mediante la caricatura le otrogaron una gran fuerza. Durante este periodo es que surgen las calaveras creadas por José Guadalupe Posada y Manuel Manilla.
El grabado adquirió aún más fuerza en el siglo XX con la aparición del linóleo, pues al ser un material noble y accesible, permitió el desarrollo de nuevos procesos e intereses estéticos y técnicos.
Fuerza de la gráfica oaxaqueña
Muchos artístas aplicaban la técnica del grabado en sus impresos para la propagación de ideas que tenían que ver con las luchas sociales en el país.
El Taller de la Gráfica Popular, que se fundó en 1937 por Leopoldo Méndez, Luis Arenal Bastar y Pablo O’Higgins, es uno de los principales referentes en la historia de la gráfica nacional.
¿Quieres conocer la historia del Taller de Gráfica Popular? Aquí te lo contamos
Posteriormente, Oaxaca se convertiría en uno de los principales semilleros de grabadores y grabadoras en nuestro país. Esto se debe a los diversos talleres que fomentan el grabado, entre otras técnicas para la creación artística.
Francisco Toledo, quien falleció en 2019, tabajó arduamente para establecer espacios comunitarios en los que jovenes de las zonas rurales de Oaxaca pudieran desarrollar la expresión artística. Por ello creó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
El Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo, que se fundó a inicios de la década de los 70, es otro de los principales semilleros de artistas gráficos oaxaqueños.
Mujeres en el grabado
Pese a que en la historia del grabado en nuestro país se hace mucho énfasis en el trabajo de los artistas varones, es importante señalar que muchas mujeres también desarrollaron este arte.
Algunas de las grabadoras que destacan en nuestro país son:
- Soledad Vásquez, Dulce Aquino.
- Beatriz Rivas Palacio.
- Edith Chávez.
- Yoshi Nakagawa.
- Daniela Ramírez.
- Gabriela Morac.
- Evelyn Vázquez.
- Argelia Matus.
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