Túneles, lavaderos y capillas en el Azul Talavera Hotel
La ciudad de Puebla está llena de joyas históricas. Descubrimos 4 en Azul Talavera Hotel que nos sorprendieron. Ven a Puebla y descubre sus secretos.
El Centro Histórico de la ciudad de Puebla está lleno de construcciones virreinales, verdaderas joyas históricas que dieron sustento a su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.
Hablamos de 7 km2 de patrimonio reunido, es decir 391 manzanas que resguardan 6,600 construcciones civiles y religiosas. Cada una de ellas son dignas de admiración y bien valen el viaje a la capital poblana una y otra vez.
Desde esa perspectiva no era difícil pensar que en el hotel donde decidimos hospedarnos, muy cerca del Templo de San Francisco, hubiera tantas sorpresas. De hecho sabíamos que resguardaba unos antiguos lavaderos (la primera joya histórica que llamó nuestra atención), pero no dimensionábamos lo que encontraríamos al recorrerlo.
Antiguos lavaderos de Almoloya
En 1863 se construyen los lavaderos públicos, después de la demolición de unos más antiguos, en el manantial de Almoloya. Su nombre significa ‘Agua que brota’, y también alimentaba los baños de San Juan Bautista. Estos contaban con una pileta central —que todavía puede verse—, la cual distribuía el agua en dos hileras de lavaderos.
Ahí se congregaban las mujeres, quienes, además de lavar, intercambiaban noticias y, para terminar, daban un remojón a sus hijos. El lugar, húmedo, flanqueado por arcos y columnas que soportan un techo abovedado, invita a imaginar el olor a jabón, el vaivén de la ropa, el arduo trabajo y el regalo del agua que, para bien, todo se lleva.
Vestigios de ex convento franciscano
Hacia la parte posterior del hotel, un túnel y un camino nos condujeron a una zona en ruinas: cimientos y restos de paredes de piedra que apenas se entendían como parte de un todo.
Al fondo, muros anchos y columnas soportan una estructura de metal sobrepuesta; a un costado, entre huecos, se aprecian pequeños espacios que formaron parte del sistema interior de habitaciones del primer convento franciscano del siglo XVI erigido en Puebla, el cual se abandonó con la construcción de uno nuevo junto al entronque de los ríos Almoloya y Xonaca.
Al recorrerlo descubrimos que todavía conserva fragmentos con decoración original. Una segunda joya histórica bien custodiada que nos transportó en el tiempo.
Capilla del Cirineo
Se trata de la quinta capilla del primer Vía Crucis arquitectónico construido en Puebla, que enmarca al hotel dándole un realce histórico, y ahora se dedica a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Aunque su acceso principal da a la calle, a un costado del patio central del hotel se encuentra otra puerta. La construcción de esta joya histórica luce espectacular, no pudimos ver su interior, pero nos contaron que las bodas son realmente fantásticas.
Túnel colonial
Uno de los grandes secretos de Puebla es la forma en que se conecta por debajo de la tierra. Es que durante la época virreinal se construyeron pasadizos subterráneos que permitieron la comunicación entre templos y conventos, y el resguardo de bienes y personas.
Pues resulta que durante la construcción del hotel se descubrió uno de esos túneles, el que conectaba con la Iglesia de San Francisco y seguramente conecta con la red de túneles del centro de Puebla.
Nos sumergimos en él, lo caminamos, y vimos un entronque oscuro a lo lejos, impenetrable por el momento, en el que han encontrado lugar raíces de árboles.
Estos hallazgos de joyas históricas se acompañaron de toda una experiencia culinaria y cultural dentro de Azul Talavera Hotel. También gozamos de las mejores vistas de Puebla desde la terraza, de sus cúpulas y los volcanes.
Todo esto junto fue una verdadera provocación para a seguir conociendo la ciudad y, por supuesto, planear una nueva escapada para regresar lo antes posible.