La campana de la Catedral que fue castigada por acabar con un hombre
Ésta es la historia de una campana que acabó con la vida de un hombre. Fue perdonada por la Iglesia en el año 2000.
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México posee sus propias leyendas e historias peculiares, las cuales son parte de los atractivos que los recorridos turísticos ofrecen en este lugar. Una de ellas, quizá de las más populares, es la del silencio a la campana asesina de la Catedral.
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Se trata de la campana bautizada como la Castigada, misma que es de tipo esquila, es decir, que hace sonar haciéndola girar 360 grados. Su nombre se deriva de que en 1943, el retorno de la campana provocó la muerte de un campanero, pues lo golpeó al girar.
Debido a este hecho, la campana fue atada, marcada con un cruz roja y condenada al silencio. Sin embargo, en el año 2000 la Castigada fue perdonada, pues dicho año fue titulado por la autoridades eclesiales como El Año del Perdón. La indulgencia alcanzó a la campana y por ello se le permitió que nuevamente volviera a retumbar en el primer cuadro de la Ciudad de México.
Todas las campanas tienen una larga historia, por ejemplo la más grande de ellas, la Santa María, pesa 13 toneladas y fue fundida por Salvador de la Vega en 1791. Su badajo pesa entre 250 y 260 kilos. En cambio la más pequeña pesa 50 kilos y sólo es tocada en los sábados de gloria de cada Semana Santa.
Visita a la campana la Castigada y a sus compañeras
Cada una de las dos torres de la catedral mide 67 metros de altura; y aunque cuenten con espacios para albergar 56 campanas, actualmente cuentan con 35: 23 en la torre oriente, 11 en la poniente y una que se encuentra fuera del campanario. La pieza más antigua tiene por nombre Santa María de la Asunción (llamada cariñosamente La Doña), que pesa de 7 toneladas y fue fundida en 1578.
Lo primero que puede verse después de conquistar los 68 escalones de ascenso, es la escalera de caoba en un espiral ovalado que ocupa el centro del campanario. Esta escalera, a pesar de mostrar varios remaches actuales, se ha mantenido en pie desde mucho antes de 1813, fecha cuando la Catedral Metropolitana estuvo definitivamente terminada.
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Otro de los atractivos de este recorrido es que, para llegar de una torre a otra, debes caminar por encima de la catedral, por sus cúpulas, techos y bóvedas. Es sobre algunas de éstas que se pueden lograr fotografías increíbles tanto de las torres mismas, como de la plancha del Zócalo capitalino y de los edificios circundantes.
