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La perla mexicana que está en la corona de la reina Isabel II

Baja California Sur
corona

¿Sabías que la enorme perla en la corona de la reina Isabel II fue extraída del Mar de Cortés? Esta la historia de la Corona de San Eduardo.

La reina Isabel II es uno de los personajes más importantes y populares de todo el siglo XX y XXI. Asimismo, es una de las personas más ricas del continente europeo. Aunque tiene una gran colección de joyas y alhajas, hay una que sobresale sobre las otras, se trata de la corona de San Eduardo, la cual es el tocado principal de la coronación de los reyes de Inglaterra y es usada por el Arzobispo de Canterbury –líder de la iglesia anglicana, para entronizar a los monarcas.

San Eduardo el Confesor, en quien está inspirada esta corona, fue rey de Inglaterra entre 1042 y 1066. Es considerado el último gobernante de la casa de Wessex y sobresale por su piedad e ingenuidad. Se le da el título de confesor, como se les denomina a los hombres piadosos que no fueron mártires ni estaban sujetos a la vida consagrada.

Inicialmente la corona, realizada en el siglo XIII, tenía restos de San Eduardo, por lo cual se le denomina con este nombre. Sin embargo, fue destruída en el siglo XVII, por lo que fue rediseñada por el rey Carlos II.

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San Eduardo

Las perlas de la corona

La actual corona de San Eduardo en un círculo con ocho florones alternados con forma de cruz y flor de lis decorados con joyas. Los florones conducen a una cúpula rematada con una cruz patada. La corona cuenta con diversas joyas, entre ellas una hilera de perlas en la parte inferior. Esta tiara pesa aproximadamente dos kilos.

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Dentro de la hilera de perlas destaca una denominada como Great Lemon, cuyo origen es el Mar de Cortés en Baja California Sur, México. Fue extraída en 1883 por los buzos Juan Vacaseque Calderón y Antonio Cervera, quienes la encontraron cerca de la isla del Espíritu Santo. Su nombre hace referencia al tamaño de la misma, semejante a la de un limón.

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De lado superior izquierdo sobresale la Great Lemon

La perla pasó a ser propiedad de Antonio Ruffo Santa Cruz, quien era dueño de la empresa que encontró la perla. Fue Ruffo quien posteriormente se la regaló al rey Eduardo VII (1841-1910) para que la portara en su corona.

Años después, la perla en la reliquia llamó la atención de la reina Isabel II, por lo que viajó a Baja California en 1983 a bordo del buque Britannia. Durante su segundo viaje a México pasó por Espíritu Santo y Cerralvo, pudiendo conocer el lugar de donde se extrajo la perla de su corona.

autor Filósofo por formación. Contempla el alma e imaginación de México.
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