La Santa Muerte, un fenómeno religioso en México
La Santa Muerte es una de las manifestaciones religiosas con mayor crecimiento en México. Te contamos sobre el origen de este culto popular.
La veneración a la Santa Muerte es uno de los movimientos religiosos que en la actualidad tienen una rápida expansión en México, a la vez que genera una fuerte polémica. Oficialmente las distintas asociaciones cristianas tradicionales han condenado dicho culto por considerarlo contrario a sus doctrinas espirituales. El culto a la muerte y la asimilación de la finitud de la vida se opone a uno de los principales dogmas católicos: la resurrección.
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Sin embargo, para los devotos el culto a la Santa Muerte no se opone al catolicismo, por el contrario, comparte doctrinas de forma sincrética. A diferencia de la doctrina ortodoxa, el culto mortuorio no representa estatutos morales, lo cual hace de este numen un atractivo para los grupos sociales excluidos.
De acuerdo con el sociólogo de las religiones Bernardo Barranco, la Santa Muerte es una manifestación religiosa de los problemas sociales en México. Mientras que el cristianismo se convierte en una forma de vida inalcanzable para algunos sectores, la muerte se vuelve un horizonte de sentido para la clase popular.
Por otra parte, la Santa Muerte reúne distintos elementos de las religiones prehispánicas y aspectos conceptuales sobre la muerte cristiana. Empero, las manifestaciones actuales de la Santa Muerte no son exactamente iguales a la prehispánica.
La Santa Muerte: un sincretismo colonial
En las antiguas religiones prehispánicas la muerte se pensó como una necesidad del ciclo vital cósmico y tenía la representación dual de Mictlantecutli y Mictecacíhuatl, señor y señora del Mictlán, la región de los muertos.
Si bien hay una fuerte carga prehispánica en la forma ritual, la Santa Muerte tiene su gesta en las representaciones traídas por los europeos. Tras su llegada, los colonizadores trajeron consigo imágenes donde la muerte era representada como un esqueleto. A diferencia de los cultos prehispánicos, la muerte cristiana está cargada del estigma del pecado original, factor que la convirtió en un tabú.
Por su parte, la personificación de la muerte europea posee también una larga tradición que también excede el marco del cristianismo. Las representaciones de la muerte como un esqueleto aparecieron durante entre los siglos XV y XVIII, época en que Europa se vio azotada por las pestes y hambrunas. Antes de ello, la muerte era concebida como un estado y no como una entidad.
Durante los siglos posteriores, los artistas desarrollaron una representación de la muerte cada vez más compleja. Elementos como la guadaña, el mundo en las manos y la sotana fueron añadidos para representar un ente con misión y personalidad específicas.
Como consecuencia, la muerte asimiló atributos de los dioses antiguos griegos, tales como su influencia sobre el destino, la imparcialidad ante sus víctimas y la medición del tiempo de los mortales.
El surgimiento del culto mexicano
Es difícil definir con precisión cuando surgió un culto mexicano de la muerte. Algunos antropólogos como Katia Perdigón rastrean el culto hasta el siglo XVII, en la veneración de un esqueleto conocido como San Pascualito Rey. Sin embargo, casi a la par se presentaron cultos semejantes en distintas regiones de México.
También existe la teoría de que el culto a la muerte apareció entre los grupos indígenas del centro de México con un marcado hermetismo. Según esta hipótesis, la devoción a la muerte fue transmitida de boca en boca, para así evitar represalias de los grupos conservadores.
Históricamente el culto se manifestó abiertamente en el año 1965 en Hidalgo. De inmediato la Santa Muerte fue relacionada a las personas que ponen en riesgo su vida, principalmente políticos, delincuentes y policías. Sin embargo, en los últimos años el culto se ha expandido entre los grupos estigmatizados por las líneas conservadoras, tales como sexoservidoras, miembros de la comunidad LGBT y gente dedicada al comercio informal.
Representación de la Santa Muerte
La Santa Muerte se representa generalmente como un ser andrógino. En su aspecto femenino, se le inviste con vestidos brillosos o indumentaria semejante a la de la Virgen María. Bajo su forma masculina es vestido como monje con guadaña. Tiene su celebración patronal el 25 de agosto y 02 de noviembre, dentro del contexto del tradicional Día de Muertos.
El culto a la muerte tiene su principal sincretismo con el cristianismo en sus ideales. Los devotos se relacionan con la Santa Muerte como un ente amoral que obedece el orden divino. La relación con la imagen es de compañía, la cual se expresa inicialmente como una relación de respeto.
Los veneradores de la Santa Muerte son altamente cuidadosos de no ofender la imagen. Pese a ello, la relación de respeto no se expresa como timidez, ya que otros actos de devoción incluyen la charla sincera, beber embriagantes en compañía de la imagen, rosarios, misas y ofrendas de distintos tipos.
Actualmente el culto a la muerte está lejos de la uniformidad; las expresiones de culto varían de acuerdo con la región y a la vida misma del fiel. Sin embargo, lo cierto es que esta expresión religiosa sigue siendo un tabú, pese a la cercanía que la cultura mexicana tiene con la muerte.
De acuerdo con el canal ruso RT, el número de devotos de la Santa Muerte ronda los 5 millones en México y 12 millones para toda América, cifras que están en constante crecimiento.