La Villa de San Miguel de Culiacán, el fruto de los siglos (Sinaloa) - México Desconocido
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La Villa de San Miguel de Culiacán, el fruto de los siglos (Sinaloa)

Sinaloa
La Villa de San Miguel de Culiacán, el fruto de los siglos (Sinaloa) fifu

Sobre el desperdigado y triste caserío de Huey-Colhuacan, en la confluencia de los ríos Tamazula y Humaya, el cruel, torvo y avaricioso aventurero español Nuño de Guzmán fundó la Villa de San Miguel de Culiacán, el 29 de septiembre de 1531, culminando así la breve pero sangrienta conquista del territorio sinaloense.

Sobre el desperdigado y triste caserío de Huey-Colhuacan, en la confluencia de los ríos Tamazula y Humaya, el cruel, torvo y avaricioso aventurero español Nuño de Guzmán fundó la Villa de San Miguel de Culiacán, el 29 de septiembre de 1531, culminando así la breve pero sangrienta conquista del territorio sinaloense.

Nuño de Guzmán entregó encomiendas a sus soldados e intentó con ello arraigarlos, pero una rebelión indígena acaudillada por Ayapin dificultó el proceso. Finalmente esta rebelión fue aplastada al modo de Guzmán: a sangre y fuego, y Ayapin fue descuartizado en una improvisada picota instalada en el centro de la naciente villa.

Sin embargo, el movimiento indígena resurgió casi de inmediato, haciendo huir a las familias españolas rumbo a Santiago de Compostela, Nayarit, a Guadalajara, a la ciudad de México y a algunas hasta el Perú. Por otra parte, los nuevos colonos no tenían vocación de agricultores y dejaron sus encomiendas en manos de sus mayordomos de confianza. Así, a pesar de los miles de sobresaltos y angustias fue creciendo la Villa de San Miguel de Culiacán y las primeras señales de su desarrollo fueron la construcción de una pequeña parroquia, una plaza de armas y una casa para el cabildo. Los descendientes de los primeros españoles ya formalmente asentados, es decir los primeros criollos culiacanenses, llevaron los apellidos Bastidas, Tapia, Cebreros, Arroyo, Mejía, Quintanilla, Baeza, Garzón, Soto, Álvarez, López, Damián, Dávila, Gámez, Tolosa, Zazueta, Armenta, Maldonado, Palazuelos, Delgado, Yáñez, Tovar, Medina, Pérez, Nájera, Sánchez, Cordero, Hernández, Peña, Amézquita, Amarillas, Astorga, Avendaño, Borboa, Carrillo, De la Vega, Castro, Collantes, Quintero, Ruiz, Salazar, Sáinz, Uriarte, Verduzco y Zevada, que subsisten hasta nuestros días.

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La Villa de San Miguel de Culiacán sirvió de mesón y posta en el largo camino de las diligencias de Álamos a Guadalajara, y posteriormente llegó a ser el centro político de Sinaloa, mientras que Mazatlán se convertía en el centro comercial por excelencia.

El mayor esplendor de la villa lo provocó la explotación de los reales de minas de oro y plata, e incluso tuvo su propia casa de moneda y fue la primera población del noroeste que contó con telégrafo, luego energía eléctrica y finalmente agua entubada y sistema de drenaje.

Al sobrevenir la decadencia minera, después de una despiadada sobreexplotación de los recursos naturales enclavados principalmente en las profundidades de los barrancos de la Sierra Madre Occidental, la agricultura cobró vigor, en especial a las orillas de ríos y arroyos (no hay que olvidar que Sinaloa es un estado pluvial, con 11 ríos y más de 200 arroyos).

La historia de la Villa de San Miguel de Culiacán ha sido extremadamente agitada por la violencia de cuartelazos, rebeliones y guerras civiles que mantuvieron en vilo la tierra. Por ejemplo, fue punta de la avanzada de las milicias españolas al Septentrión, y de aquí partieron en siglo xvi el fraile franciscano Marco de Niza, quien en su delirio creyó encontrar la ciudad de oro de Cíbola, y Francisco Vásquez de Coronado, que extendió el territorio de la Nueva España hasta el Cañón del Colorado.

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La villa también fue huésped de un extraño y fascinante personaje que luego habría de cobrar fama universal: Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Cabeza de Vaca sobrevivió al naufragio de la flota de Pánfilo de Narváez frente a las costas de la Florida. Utilizó ocho años en un errático vagabundear desde la Florida hasta Sinaloa. Se topó con milicias españolas en Bamoa, en la orilla del río Petatlán (Sinaloa), y el primero de abril de 1536 el alcalde mayor de la villa, Melchor Díaz, lo nombró huésped de honor. Había recorrido 10 mil kilómetros en la travesía de Texas, Tamaulipas, Coahuila, Nuevo México, Arizona, Chihuahua, Sonora y finalmente Sinaloa.

Alvar Núñez Cabeza de Vaca continuó el viaje a la capital de la Nueva España, donde rindió un amplio informe al virrey Antonio de Mendoza sobre la riqueza de oro y plata del vastísimo territorio que cruzó. Desde luego, fue otra descripción llena de fantasía, muy parecida a la del fraile Marco de Niza, que, desde luego, provocó la natural codicia del virrey.

Después de largas revueltas, cuando los gobernadores militares duraban en el poder sólo algunos meses, Sinaloa tuvo un dictador, el general Francisco Cañedo, que calmó los odios políticos con la fuerza que le confirió el presidente de la República, Porfirio Díaz. Fue una dictadura que duró más de 30 años, hasta que se desencadenó la Revolución Mexicana.

Tan pronto como amainó la Revolución se intentó aprovechar las posibilidades hidráulicas de los ríos sinaloenses. En 1925 se construyó el canal Rosales, y 22 años después se terminó la primera gran obra hidráulica del noroeste, pionera de la alta irrigación: la represa de Sanalona sobre el río Tamazula, la cual se inauguró el 2 de abril de 1948 y fue el detonador de una economía que sigue encontrando en la agricultura su principal sostén. A causa del enorme auge agrícola, Culiacán pasó de los 30 mil habitantes que tenía en 1948 a los 100 mil en diez años. Ya la antigua Villa de San Miguel de Culiacán no era el mesón de arrieros, sino una gran ciudad que hoy en día lo tiene todo —tierra, agua, hombres— para ser la gran metrópoli del siglo xxi.

El Centro Histórico de Culiacán

Tal vez no haya nada más elocuente que una casa o un edificio para hablarnos de una época, o de la cultura de quienes los construyeron o vivieron en ellos. Al caminar por las calles del Centro, admirando las cúpulas del templo del Sagrado Corazón de Jesús y de la Catedral; asomándonos a sus casas de patios circundados por arcadas, o contemplando el atardecer sentados en una banca de la Plazuela Rosales, sentimos vivamente la grandeza y la calidez de su gente.

Fuente: Tips de Aeroméxico No. 15 Sinaloa / primavera 2000

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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