Las rentas congeladas en la CDMX, cuando pagabas la misma renta de por vida
En contraste con la época actual, hubo una época de "rentas congeladas" en la CDMX. Por ley, nadie podía subirte la renta.
El 28 de mayo de 1942, como consecuencia del hundimiento de dos embarcaciones mexicanas por parte de Alemania, el gobierno mexicano, encabezado por el presidente Manuel Ávila Camacho, decretó el estado de guerra en contra de los países del Eje (Alemania, Italia y Japón). Por esa razón, se tomaron varias medidas para proteger la economía mexicana; una de ellas fue la promulgación de la ley de rentas congeladas en ese mismo año.
Ley de rentas congeladas, protección a la clase trabajadora
De acuerdo con la especialista María José García Gómez, coautora del libro El mundo del derecho II: instituciones, justicia y cultura jurídica, en el que desarrolla un capítulo titulado El impacto de la Ley de la Renta Congelada en la Ciudad de México (1942-2001), parece que la medida fue oportuna en un contexto de guerra; pues la vivienda era costosa en la época poscardenista.
Por ello, la justificación del decreto decía así: “impedir que la clase laborante se vea imposibilitada para controlar su nivel de vida por el constante aumento de los precios de primera necesidad”.
De esta manera, las rentas permanecieron congeladas los años de guerra, en apoyo a las personas con menos recursos. No obstante, al concluir la Segunda Guerra Mundial, cuando se esperaba su derogación, la ley fue prorrogada indefinidamente en 1948 por el presidente Miguel Alemán.
Consecuencias de esta ley en la posguerra
Según estudiosos, la ley de rentas congeladas provocó, en la segunda mitad del siglo XX, el despoblamiento y deterioro del centro de la Ciudad de México; pues los dueños de los inmuebles, ante la imposibilidad de elevar las rentas, dejaron de invertir en su mantenimiento.
Igualmente, los inquilinos, al no ser dueños de las propiedades que habitaban, no invirtieron en mejorarlas. Por lo tanto, con el paso del tiempo, los edificios, en franco declive, empezaron a ser abandonados. Sin embargo, entre las grandes ventajas contrastaba una protección a la economía del arrendatario, garantizar el derecho a la vivienda social y digna y el derecho a la ciudad.
Derogación de la ley
Para 1990, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari levantaría el congelamiento de rentas, permitiendo así la normalización del mercado inmobiliario en la zona; aunque sería hasta 2001 que la ley sería derogada.
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Finalmente, tras una fuerte inversión pública y privada destinada a la recuperación de edificios, el Centro Histórico ha tenido una importante recuperación comercial y turística.
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