La leyenda del dragón que vive en Tequila
Conoce más sobre la historia del encantador Pueblo Mágico de Tequila de voz de Don Francisco Esparza Mendoza, uno de sus habitantes.
No es lo mismo escuchar a un guía de turistas o leer a un historiador, que sentarte al pie de una banqueta a escuchar la historia del lugar de voz de un habitante que narre desde sus propias vivencias.
Caminando por la plaza principal de Tequila, a un costado del atrio de la Iglesia Santiago Apóstol, ví a un señor en su silla de ruedas barriendo con una escoba, de esas de paja larga y un recogedor de metal hecho con desechos de latas de aceite. Llamó mi atención, ya que eran las 2:30 de la tarde,hora en el que el sol te obliga a correr a la sombra, pero Don Francisco, concentrado con su mirada fija al piso, barría y barría.
Me acerqué a él y lo saludé. Muy amable levantó su cara y me sonrió, le pregunté que si no tenía calor, porque yo me estaba rostizando; él me contestó que tenía 36 años barriendo las calles del pueblo de Tequila y que el calor ni ningúna otra cosa le impedía cumplir con su oficio de barrer, hizo una pausa y aclaró: Bueno, todos los días excepto cuando me enfermo.
Me sorprendió tanto que no quise dejar pasar la oportunidad de sentarme junto a él y compartirle mi admiracón por ser tan responsable. Le dije estaba segura que él tenía mucho que contarme del pueblo, y así empezamos a conversar.
Historias de dragones
Don Francisco Esparza Mendoza, de 73 años de edad, me contó que según la leyenda, en la cruz atrial, estaba enterrada la cabeza gigante de un dragón, cuya cola, era nada más y nada menos, que el volcán de Tequila. Curiosamente, en el lugar donde estábamos se sientía una fuerte corriente de aire fresco y es que -dicen- es la respiración del dragón, pero Don Francisco me aclaró que su abuelo le contó que en realidad la cabeza del dragón está en la punta del volcán y la cola está en un lugar llamado “la toma”, un yacimiento de agua cerca de aquí, mientras que el pueblo está sentado en la panza del mítico ser.
Una bendición para la tempestad
Fue es así como Don Francisco se arrancó con las historias. Continuó explicándome que la ahora capilla de los desamparados fue construida en 1570 como hospital de indios, hasta que llegó el fraile Juan Calero, a quien le tocó evangelizar y quien asignaría el recinto como capilla para que los campesinos escucharan misa, ya que no se podían mezclar con los españoles, que asistían a la Iglesia de Santiago Apóstol y a un lado estaba el campo santo (cementerio). Por aquellos tiempos la gente caminaba y andaban las carretas con caballos por lo que hoy en día conocemos como la calle de Sixto Gorjón y el famoso callejón del hambre, que antes se llamaba calle Agustina Ramirez,una mujer quien perdió a sus 7 hijos al mismo tiempo por lo que en honor a su dolor le pusieron su nombre a la calle.
Obviamente no pude evitar preguntarle acerca de la famosa y ya tradicional bendición de la noche. Él me contó que ésta surge a partir de una tempestad muy fuerte que atacó al pueblo de Tequila. En esa ocasión algunos pobladores del lugar corrieron a resguardarse a la Iglesia y a rezar el rosario para que cesara la tempestad, cuando el padre salió de la Iglesia con el santísimo desapareció el mal tiempo, razón suficiente para que desde entonces todos los días a las 9:00 de la noche salga el sacerdote a dar la bendición junto con 3 campanadas. Dice Don Francisco que antes era todos los días y la gente dejaba de hacer lo que estaban haciendo para arrodillarse pero que al día de hoy solo la dan de lunes a viernes y ya no mucha gente se persigna, mucho menos se arrodilla.
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