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Madero, el presidente que hablaba con los espíritus

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Francisco I. Madero veía en el espiritismo la forma de encontrar respuestas y encontrar orientación para salvar a México

Una vez que Francisco I. Madero llegó a la presidencia de México, la prensa de la época sacó a la luz su pasado como «médium escribiente«. Es decir una persona que al entrar en trance puede escribir en papel lo que los espíritus invocados le digan.

Lo tacharon de “El loco que se con los muertos”, lo ridiculizaron por su creencia, lo hicieron blanco de sus más férreas críticas. La prensa estaba estrenando con él su recién adquirida libertad de expresión. Libertad que el propio Madero les había concedido quitándoles el bozal que tantos años los había limitado.

La opinión de la prensa sobre Madero y sus prácticas espirituales

Aquellos periodistas no sabían que Madero había empezado a tomar al espiritismo como filosofía para encontrar la verdad en bienestar de los demás. Más que como un método para conseguir riqueza, poder o cualquier otro interés personal, lo anterior no es una suposición, sino una certeza. Puesto que se sabe que gracias a lo que “le dijeron los espíritus” definió la sucesión presidencial y el Plan de San Luis.

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No será discutido en este texto si en verdad eran los muertos los que guiaban a Francisco I. Madero en sus decisiones o más bien era su subconsciente manifestándose sin restricciones. Pero sí veremos algunas líneas de las cartas que el político escribía en estado de trance, mismas que se alojan en un diario espiritista.

Los espíritus que se manifestaban a través de Madero eran “Raúl”, quien era su pequeño hermano muerto. Otra carta era dirigida a un individuo conocido como “José” y en algunas ocasiones el propio Benito Juárez.

Cartas de Madero a su hermano Raúl escritas en trance

Raúl:

“Durante la lucha, indudablemente te crecerás, pero este crecimiento será proporcional al punto de partida, y sobre todo lo será en cierto sentido, pues hay ciertas fuerzas que se adquieren cuando el espíritu está en calma, en reposo completo, y ésas son las más importantes, las más útiles, son las que después pueden tener gran desarrollo durante la lucha.

Querido hermano: No olvides que si acaso desperdicias esta oportunidad de vencer, quizá ya no sea posible que mis ardientes deseos se realicen. Al decirte esto, siento una emanación muy superior a la que tú mismo sientes. Hermanito: sé fuerte, no vayas a comprometer tu misión y hasta la mía.

Piensa con frecuencia sobre la inmensa responsabilidad que pesa sobre ti. ¿Que serás tan cobarde que sucumbas? ¿Que será posible que viendo con tanta claridad el camino del deber, te salgas de él y vayas a comprometer el éxito de tu misión andando por precipicios?”.

Raúl:

El 34 aniversario de tu nacimiento en este mundo podrás festejarlo con alegría, pues a partir de este nuevo día, podrás considerarte ya definitivamente como miembro de la gran familia espiritual que rige los destinos de este planeta.

No, no eres de los primeros. Eres el último de los soldados, pero este honroso título de soldado de la libertad y el progreso, de los soldados que militan bajo las gloriosas banderas de Jesús de Nazareth, de los que siempre han luchado, de los que han derramado por el mundo su amor, sus conocimientos, su sangre, si ha sido necesario, para asegurar su progreso, para acelerar su triunfo, para apresurar el reino de Dios, el reino de la Justicia y del Amor”.

José:

“Sí, hermano mío: Cuando te encuentras en este apartado lugar, en donde puedes orar con tanto fervor y meditar con tanta calma, es cuando estás en mejores condiciones para recibir nuestra inspiración, es cuando puedes mejor aprovechar nuestra ayuda.

Yo quiero decirte: que estás predestinado para cumplir con una misión de gran importancia, mayor de la que te hemos dicho hasta ahora, pero sólo necesito que te asegures en tu triunfo sobre la materia para revelarte cuál es.

Esa misión de gran responsabilidad, la tendrás que desempeñar forzosamente porque allá van encaminados todos tus pasos, pero el mayor o menor éxito que obtengas, dependerá de tus esfuerzos para poner en práctica los propósitos que te haces cuando estás bajo la influencia de tu naturaleza superior, y que están generalmente en perfecta armonía con nuestros consejos y nuestras indicaciones. 

Ahora te encuentras ya en excelentes condiciones para hacer el esfuerzo definitivo. Ya no tengas ninguna vacilación. Toma tu resolución enérgicamente, pídele a Dios con fervor que te ayude a llevarla adelante, no dejes ni un momento de estar en relación con nosotros, procura verificar tus inspiraciones con regularidad, tus emanaciones magnéticas con frecuencia y será tuya la victoria”.   

Francisco I. Madero adquirió su pasión por el espiritismo tras conocer las obras del francés Allan Kardec, padre de la doctrina espiritista. Luego de regresar de París puso en práctica sus conocimientos en Nuevo Léon en donde conformó la Sociedad de Estudios Psíquicos de San Pedro.

Referencias:

Los diarios espiritistas de Francisco I. Madero

Francisco I. Madero, el espiritísta

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