Gigantescos cristales bajo tierra en Chihuahua: Naica - México Desconocido
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Gigantescos cristales bajo tierra en Chihuahua: Naica

Chihuahua
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En la profundidad de la tierra y las cuevas se encuentran los gigantescos cristales de Naica en la Cueva de las Espadas. ¡Un prodigio para la imaginación!

Los gigantescos cristales de Naica son los más grandes del mundo y resultan uno de los hallazgos más sorprendentes en la historia de la espeleología. A continuación contaré cómo fue ese primer encuentro con estos cristales que son una maravilla, un prodigio de la naturaleza que se encuentra en Chihuahua.

Teníamos ante nosotros un salón repleto de cristales. Eran, con mucho, los cristales más grandes que habíamos visto: salían por todas partes y en todas direcciones, uniendo el piso con el techo.

En 1794 los señores Alejo Hernández, Vicente Ruiz y Pedro Ramos de Verea localizaron una pequeña veta al pie de una corta serranía conocida como Naica, al sur de la actual Ciudad de Chihuahua

El primer encuentro con Naica

Entrando a la mina de Naica el camino es una rampa descendente que va siguiendo las chimeneas mineralizadas, entre los estratos de las rocas calcáreas que conforman el cerro.

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La luz de la entrada rápidamente se pierde y solo nos iluminan los faros de la camioneta. A medida que bajamos, la temperatura y la humedad van en aumento. En las partes más hondas el ambiente alcanza los 45ºC y la humedad es del 100 por ciento.

Desde luego, no perdimos la ocasión para conocer la famosa Cueva de las Espadas, que se encuentra a los 120 metros de profundidad.

Descubrimiento

La cueva fue encontrada en 1910 durante los trabajos de explotación y su belleza deslumbró a los mineros de Naica, quienes decidieron conservarla.

La fama de sus cristales pronto se extendió y desde entonces fue constantemente visitada, principalmente por personas del medio de las ciencias de la tierra.

Características de la cueva

La longitud de la cueva es de unos 70 a 80 metros; en esa corta distancia se tiene tal cantidad de maravillas que queda uno pasmado, y es que toda la cueva (techo, paredes y piso) está cubierta por gigantescos cristales de selenita.

La selenita es una de las más hermosas y cristalinas variedades del yeso. Algunos de estos cristales tienen un parecido a cierto tipo de espadas, de ahí el nombre de la cueva.

Algunos de estos cristales sobrepasan el metro de longitud y se presentan de una manera poco usual en las cuevas. Esto último es lo que hace única en el mundo a esta cavidad, y digna de figurar entre los patrimonios naturales más hermosos de la humanidad.

¡El descubrimiento de Naica en la Cueva de las Espadas!

La Cueva de las Espadas nunca contó con un acceso natural y gracias a ello los cristales tuvieron la oportunidad de crecer a tamaños muy por arriba de lo normal, a lo largo de un proceso silencioso y subterráneo de varios miles de años. La selenita, lo mismo que todos los minerales de yeso, está compuesta de sulfato de calcio hidratado.

En abril del año 2000, Eloy Delgado y su hermano Francisco Javier se encontraban operando una poderosa barrenadora, taladrando un túnel de exploración dentro de la mina de Naica, en el nivel de los 300 metros de profundidad.

En un momento dado la barrenadora se siguió de largo y quedó ante ellos un pequeño agujero que al parecer daba a una grieta. Sin embargo, al ampliar un poco el boquete, Juan se dio cuenta de que se trataba de algo más grande de lo normal.

No sin dificultad, Francisco Javier logró traspasar el estrecho hoyo y llegó a un salón. Quedó maravillado ante lo que contempló. Penetró en una especie de “geoda”de unos 8 metros de diámetro y de pronto se vio envuelto enteramente por cristales, blancos y cristalinos, de gran tamaño.

Aunque se trataba de cristales de yeso, se dio cuenta de que eran totalmente distintos a los de la Cueva de las Espadas, y de un tamaño mucho mayor.

Ante tal portento los hermanos detuvieron el avance del túnel e inmediatamente dieron aviso al ingeniero Roberto González, quien, consciente de que estaba ante un tesoro de la naturaleza celosamente resguardado, mandó desviar las obras del túnel para evitar que se dañaran los cristales.

A los pocos días, una vez que se reanudó el trabajo del túnel, volvió a aparecer otra cavidad llena de cristales, esta algo mayor. Al ser inspeccionada, los sorprendidos mineros se encontraron con una cámara de cristales de selenita de tamaño descomunal; entre cinco y siete metros de longitud y algunos de casi dos metros de diámetro. En esa sola cámara había alrededor de 20 de estos gigantescos cristales.

Debido a que la temperatura de la cavidad alcanzaba los 60ºC, los mineros de Naica no pudieron explorar más allá de ese primer salón. Nuevamente el ingeniero González mandó desviar la construcción del túnel. Y no solo eso, la mandó cerrar con una tapia de gruesos ladrillos y una puerta de acero, porque no tardaron en darse los primeros saqueos.

Al visitar la nueva cavidad fuimos acompañados por Claude Chabert, uno de los más importantes espeleólogos franceses. El ingeniero Alejandri nos comentó que habían consensado el nombre de la nueva cavidad, quedándosele el de Cueva de los Cristales, precisamente por el gran tamaño de éstos.

Alejandro nos dijo también que estaban tratando de dar a conocer la cavidad, pero debido a las condiciones extremas de su interior, es decir una temperatura de 60ºC con 100% de humedad, nadie había logrado obtener una fotografía de su interior hasta ese momento.

Al entrar en esta cavidad de la mina de Naica sentimos como si la temperatura hubiera subido al doble.

Sin embargo, de momento se nos olvidó el calor porque frente a nosotros teníamos un salón repleto de cristales de gran tamaño. Sin lugar a dudas eran, con mucho, los cristales más grandes que habíamos visto en nuestra vida.

Salían por todas partes y en todas direcciones, uniendo el piso con el techo. Después de haber visitado más de dos mil cuevas por todo México, las sorpresas continuaban, ¡y en qué forma!

Claude solo atinó a decir: “Esto es una locura de la naturaleza, aquí se puso a desvariar y a salirse de todo lo que es para ella ‘normal’ en cuanto a cuevas”. Y eso que Claude, a sus entonces 60 años de edad, conoce más de diez mil cuevas por todo el planeta.

En realidad, apenas comenzaban nuestras sorpresas, cuando nos dimos cuenta de que ya no podíamos estar mucho tiempo dentro. El calor era agobiante, en verdad extremoso, y rápidamente nos empezamos a sentir incómodos.

Intenté tomar una fotografía, pero mi cámara estaba más que empañada, así que decidimos salir, descansar y volver a entrar. En esta mina, muy abajo del cerro, entre tres y cinco kilómetros de profundidad, hay un cuerpo magmático, es decir, roca fundida a una temperatura muy alta, lo que mantiene caliente todo el interior del cerro, y a medida que se profundiza la temperatura va aumentando.

En los túneles activos de la mina la temperatura es aceptable gracias a que se cuenta con ventilación y aire acondicionado, pero donde no los hay se siente la verdadera temperatura de todo el cerro.

Cuando volvimos me posicioné en un sitio estratégico y empecé a disparar, pidiéndole a Carlos que fuera mi modelo. Entre foto y foto, que no fueron muchas, pude ver que esta cueva de la mina de Naica no tiene grandes dimensiones, quizá unos 30 metros de diámetro, gran parte de los cuales están totalmente cubiertos por los gigantescos cristales de selenita. No fue gran cosa lo que pude explorar visualmente, ya que no tardó mucho en sacarnos el calor.

Los cristales de Naica son únicos en la Tierra

El origen de estos megacristales de Naica se debe a varias condiciones, que raramente se dan. Se trata de un fenómeno fantástico que solo la naturaleza pudo haber creado. Aquí el proceso que pudo haber favorecido su formación:

  • La cavidad nunca tuvo acceso natural, era como una burbuja en medio del cerro.
  • Gracias a la temperatura originada por el magma, entre las grietas y fracturas del interior del cerro corrieron líquidos y gases que traían disueltas en exceso sales de sulfuros.
  • Al penetrar en la cavidad se originó un pequeño cambio en la presión del ambiente, lo que hizo que esos excesos de sales se fueran depositando en forma cristalina, y a través de miles de años crearan los enormes cristales que ahora vemos, cubriendo casi enteramente la cavidad con ellos.

Entre esas visitas estuvimos investigando sobre otras cavidades a nivel mundial que destacaran por sus cristales, y así pudimos verificar que, efectivamente, no hay nada que se le parezca a las cuevas de Naica. Podemos afirmar con toda seguridad que esta cueva posee los cristales más grandes del mundo.

Una maravilla más de este increíble país que es México, el cual nunca terminaremos de conocer.

Naica está cerrada al público

Durante 20 años las cuevas de Naica fueron drenadas para que 20 galones de litros de agua al día no las cubrieran, después de algunos años se dejaron de drenar y quedaron cubiertas por el agua. Quedan visibles aún algunos cristales, a los cuales siguen teniendo acceso algunos investigadores, quienes descubrieron recientemente que existían microbios prehistóricos.

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