Michoacán y su cultura popular
Las manifestaciones artísticas del estado son riquísimas y muy diversificadas, pero cada una dentro de su área y estilo son por sí mismas obras únicas, testimonios feacientes de la creatividad y notable mano de obra de los artífices michoacanos.
Así teniendo como materia prima a la pasta de la caña de maíz, aglutinada con el producto de la maceración de los bulbos de una orquídea plenamente identificada desde finales del siglo XVI, los artesanos indígenas dirigidos por los primeros evangelizadores, modelaron las más extraordinarias esculturas de Cristos crucificados de los que se tenga memoria. Los mejores ejemplos de estas tallas cuya textura y brillo semeja al de la porcelana se encuentran en Tancítaro, Santa Fe de la Laguna, Janitzio y la de Quiroga, extraordinaria por su tamaño.
Altamente valorado por las culturas mesoamericanas y motivo, a partir de la colonización, de todo tipo de elogios, el arte plumario, sin duda una de las expresiones plásticas más importantes dentro de la inmensa producción artesanal michoacana. También las llamadas “lacas” que en la realidad son “maques”, tienen en Michoacán, fundamentalmente en las ciudades de Uruapan y Pátzcuaro, una de las mejores expresiones dentro del arte popular mexicano.
Por lo que a Santa Clara del Cobre se refiere, el cobre trabajado artesanalmente en este lugar goza de fama internacional y una visita a este Pueblo Mágico siempre se considera obligada. Apenas puede uno imaginar la diversificación en formas, técnicas y colores de la alfarería michoacana; Capula, Patambán, Ocumicho, Huancito, Tzintzuntzan y Santa Fe de la Laguna son apenas unos cuantos centros productores de los muchos con los que cuenta este estado.
Las fiestas michoacanas tienen su origen religioso como de hecho sucede en todo México, pero en algunos casos el calendario que emplean resulta poco común, tal es el caso de la famosa pastorela del pueblo de Tócuaro, cuya representación se inicia el 30 de enero y concluye el 2 de febrero o sea el día de la Candelaria. Por lo que a la celebración de muertos se refiere, tiene fama mundial la que se lleva a cabo en la Isla de Janitzio.
Visitar un lugar sin degustar los platillos típicos se considera una visita «a medias». La cocina michoacana es tan variada que requiere de una descripción detallada, sin embargo, apuntaremos unos cuantos nombres que esperamos sean de utilidad al visitante: el Churipo, las atapakuas, los uchepos, los nacatamales, las corundas y las aguacatas son platillos, salsas y panes que junto con el famoso queso de Cotija y los ates morelianos deben degustarse.
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