Mineral de Pozos, de pueblo fantasma a pueblo-galería
Sumido en el olvido, Mineral de Pozos (Guanajuato) está recuperando su vitalidad, cimentada sobre su historia y leyenda, pero con una nueva vocación encaminiada al arte y la cultura. ¡Descúbrelo!
Escápate un fin de semana:
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“Aquí estuvo el presidio que dio origen a la fundación de Pozos”, nos dijo Marco Antonio, señalando un extenso valle donde sobresalían tres enormes chimeneas cónicas de piedra sólida. Habíamos recorrido aproximadamente 5 kilómetros hacia el oriente del pueblo de Mineral de Pozos, justo al sitio exacto en donde, en 1576, los españoles construyeron una pequeña guarnición para proteger el Camino Real de los constantes ataques de los indios chichimecas. Palmar de Vega fue el nombre original del presidio que guarnecía en este territorio, los cargamentos de mineral que desde Zacatecas eran enviados a la ciudad de México, en la llamada Ruta de la Plata.
CAMINANDO ENTRE MISTERIOS Y SOLEDADES EN MINERAL DE POZOS
El paisaje desolado y las ruinas del antiguo presidio, convertido por los jesuitas en la mina y hacienda de beneficio de Santa Brígida, asemejaba una escenografía montada ex profeso para evocar la Comala de Juan Rulfo. Santa Brígida fue la primera mina que se explotó y gracias a la extracción de oro, plata y mercurio, pronto se dio una bonanza que propició la fundación del pueblo de San Pedro.
Cruzamos la carretera que va hacia San Luis de la Paz y nos internamos en el desierto, al oeste del pueblo. Ahí se localiza el mayor núcleo de ruinas; las minas y ex haciendas de San Baldomero, el Triángulo, San Rafael y Cinco Señores, esta última considerada como la más importante al concentrar el mineral de varias minas. Al final del recorrido visitamos el antiguo acueducto y lo que fue una de las Academias Modelo, escuelas que proliferaron durante el porfiriato para la enseñanza de artes y oficios, con una clara influencia francesa.
HOSPEJADE PERFECTO EN MINERAL DE POZOS: LA CASA MEXICANA
Mineral de Pozos tiene tres principales alternativas de hospedaje, todas ellas, con un encanto particular. Por varias razones, nuestra elección fue la Casa Mexicana, la cual tiene sólo cinco habitaciones construidas y decoradas bajo un concepto particular que define el nombre de cada una de ellas: El Nido, el Sol y la Luna, la Torre, el Búho y el Pirul, pero lo más sorprendente es que tanto en las habitaciones como en las áreas comunes del hotel, se encuentran grabados originales de Picasso, un lujo adicional que no esperábamos encontrar. Así como las aromaterapias del spa (hay una con esencia de chocolate) y la cocina de autor del restaurante, especializada en comida ligera pero con mucho sabor, en donde el salmón incrustado en ajonjolí es algo de lo que bien pueden presumir.
UN CORREDOR DE ARTE E HISTORIA
Desde que comenzaron a trabajar las minas en el siglo XVI, Mineral Pozos tuvo una bonanza más o menos relativa, hasta el siglo XIX, cuando las luchas por la Independencia, las Guerras de Reforma y la Intervención Francesa, causaron largos periodos de abandono. Pero a finales de ese siglo, durante la paz del porfiriato, y con la apertura a la inversión nacional y extranjera, la explotación de las minas tuvo un repunte que impulsó en poco tiempo un gran crecimiento demográfico, económico y de infraestructura. Por ello, en 1897, la villa fue elevada a la categoría de ciudad y cambió su nombre por el de Ciudad Porfirio Díaz.
Atraídos por esta riqueza, pronto llegaron inmigrantes nacionales y extranjeros. De una población de ocho mil habitantes que tenía en la primera mitad del siglo XIX, para la primera década del siglo XX, ya contaba con ochenta mil. Entonces llegaron el ferrocarril, el teléfono, el teatro y los grandes almacenes de la época, como Las Fábricas de Francia, La Libanesa, El Vesubio y la Fama. Al inicio de la Revolución, las minas quedaron abandonadas nuevamente. Al término de ella, recuperó su nombre original, pero comenzó su decadencia y abandono, agudizados durante la Guerra Cristera. Se calcula que para la mitad del siglo XX, sólo contaba con una población de aproximadamente 200 habitantes, por lo que se ganó la fama de “pueblo fantasma”.
ARTE Y HOSPEDAJE
Cuando en noviembre de 1995, el hotel Casa Mexicana abrió sus puertas, también inauguró la primera galería del pueblo con grabados de Picasso y Rembrandt. A partir de entonces comenzaron a llegar a vivir muchos artistas nacionales y extranjeros, en particular fotógrafos y escultores. Establecieron en Mineral de Pozos sus talleres y abrieron galerías. También se crearon otras propuestas de hospedaje y pronto el pueblo adquirió otra fisonomía.
Actualmente, Mineral de Pozos cuenta con ocho galerías de arte, tres hoteles y una pequeña comunidad de artistas.
LOS SONIDOS DE MINERAL DE POZOS Y SU FESTIVAL DE MAYO
Antes que las galerías llegaran a Mineral Pozos, el pueblo ya era reconocido nacional e internacionalmente por la elaboración de instrumentos de diseño prehispánico. Esta tradición se inició en 1985 y un año más tarde se fundó el Centro de Apoyo al Desarrollo de la Etnomusicología, una escuela-taller especializada en la investigación, elaboración y ejecución de instrumentos de origen prehispánico.
Aunque este centro ya no existe, dejó frutos, pues actualmente existen cinco talleres de elaboración de instrumentos y dos grupos de música prehispánica: Corazón Encendido y Caracol de Fuego, quienes frecuentemente realizan presentaciones en el pueblo. También abundan aquí los grupos de mariachis, por ello durante el mes de mayo se lleva a cabo un festival que cada año gana más reconocimiento.
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