Museo Memoria y Tolerancia, un espacio para la reflexión - México Desconocido
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Arte y Artesanías

Museo Memoria y Tolerancia, un espacio para la reflexión

Ciudad de México
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El Museo Memoria y Tolerancia te invita a que reflexiones sobre la historia de la humanidad y a que te inspires para luchar por mejorar los derechos humanos y la tolerancia en el mundo.

En el Centro Histórico de la Ciudad de México, justo frente al Hemiciclo a Juárez en la Alameda Central, se encuentra una isla para la reflexión… el Museo Memoria y Tolerancia, un espacio que acerca al visitante de manera didáctica e inteligente a los ejemplos más apabullantes y brutales de la opresión y la discriminación, pero también nos muestra la riqueza de la diversidad, la importancia del diálogo y de los derechos humanos, de la tolerancia y de los actos que inspiran.

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Foto: Museo Memoria y Tolerancia

Un museo para todos

El Museo Memoria y Tolerancia es un magnífico espacio, con una arquitectura y museografía propias del siglo XXI, que está pensado para todas las edades, es decir, que su discurso museográfico es ágil, llamativo, inspirador y atractivo, incluso para los niños y los jóvenes estudiantes.

La Isla MYT Sésamo, por ejemplo, es un innovador espacio que motiva a los más jóvenes a involucrarse en conceptos y valores como la tolerancia, la responsabilidad y el respeto a las diferencias. Hay del mismo modo, talleres y actividades sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes, presentaciones de libros, conferencias que versan por ejemplo sobre la búsqueda de la igualdad a través del arte, etc.

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Foto: Nicolás Triedo

Un principio inspirador

Desde que se llega al museo las primeras sensaciones son ya inspiradoras, una plazoleta al frente con árboles centenarios y un pequeño busto de Federico García Lorca, que nos recuerda su poesía pero también su trágica muerte a manos de la intolerancia y la opresión.

Más adelante, los bustos de la Madre Teresa de Calcuta, Gandhi, Luther King y Nelson Mandela, que por supuesto nos acercan a las sugestivas historias de quienes lucharon por la libertad, los derechos humanos y por un mundo mejor para todos, y finalmente, ya en la entrada propiamente del museo, se yergue un fragmento del Muro de Berlín, un monumento a la ignominia y la vergüenza, que desde 1951 y hasta 1989 separó a las dos Alemanias.

Foto: Nicolás Triedo

Las salas de la Memoria

Foto: Nicolás Triedo

Siguiendo escrupulosamente las indicaciones del museo se llega en primer término a las salas de la Memoria, y la impresión es sin duda muy fuerte, la brutalidad y el agravio asaltan todos los sentidos, el encuentro con los crímenes contra la humanidad, la limpieza étnica y el genocidio están ahí, frente al espectador, con toda su crudeza y realidades dantescas.

El Holocausto Judío, perpetrado en la segunda Guerra Mundial por Hitler y sus huestes son el primer encuentro con una realidad incomprensible, infausta, funesta.

Puntualmente se hace referencia a las condiciones sociales que prevalecían al momento de las primeras medidas antijudías en 1933, la creación de los guetos, los ideales arios, los discursos racistas, la Solución Final, los campos de concentración, la caída del régimen nazi, y los Juicios de Núremberg (1946) donde los criminales de guerra nazi fueron enjuiciados una vez terminada la guerra en 1945.

Foto: Nicolás Triedo

Quizá una de las piezas más impactantes es la de un vagón de tren traído de Polonia donde eran transportados los judíos hacia los campos de concentración.

Finalmente alrededor de 6 millones de seres humanos fueron exterminados por los nazis en esos años aciagos, en una Europa que terminó en ruinas, moral y físicamente.

Otros genocidios en el siglo XX

Desgraciadamente este genocidio perpetrado por los nazis no es el único del que se tenga memoria en el siglo que acabamos de abandonar, y en las salas de la Memoria, puntualmente, van apareciendo uno a uno:

  • Genocidio Armenio: durante la Primera Guerra Mundial, exactamente entre 1915 y 1916, fueron asesinados más de un millón y medio de armenios cristianos por el Imperio Otomano, hoy Turquía. Los hechos tuvieron que ver con que algunos armenios se adhirieron a la causa rusa durante la invasión de éstos a territorio otomano, y el gobierno local tomó la execrable decisión de desaparecer a todos los armenios de su territorio, un caso de limpieza étnica sin duda demoledor.
  • Genocidio Camboyano: entre 1975 y 1979 un millón setecientos mil camboyanos fueron asesinados por la facción comunista del Jemer Rojo. Los hechos aquí estuvieron estrechamente vinculados con la Guerra de Vietnam y las posteriores migraciones de habitantes de Vietnam del Norte a Camboya.
  • Genocidio Guatemalteco: en los años ochenta del siglo pasado, en plena Guerra Fría, cerca de dos cientos mil indígenas mayas guatemaltecos fueron asesinados por el ejército, en lo que se llamó “Tierra Arrasada” fueron destruidas más de 600 aldeas indígenas.
  • Genocidio Ruandés: a mediados de los años noventa, en Ruanda, en el conflicto entre hutus y minorías tutsis fueron asesinadas más de un millón de personas. Aquí resulta espeluznante percatarse de que en menos de 100 días el 80% de la población tutsi desapareció, e incluso, de que hubo muchos casos de personas que pagaban para ser fusilados y así evitar las dolorosas muertes.
  • Genocidio en la Ex Yugoeslavia: entre 1992 y 1995, resurgieron los nacionalismos en la recién disgregada Yugoeslavia, en Bosnia Herzegovina, que era el centro económico y político de la región, serbios, croatas y bosnios musulmanes se trenzaron en un conflicto bélico de proporciones atroces; los serbios no aceptan la independencia e inician una depuración étnica contra bosnios musulmanes y bosnios croatas, al final, el resultado fueron más de tres cientos mil muertos, y más de dos millones de desplazados.
  • Genocidio Sudanés: en Darfur, norte de Sudán, todavía hoy se está perpetrando el primer genocidio de nuestro siglo, después de la guerra civil que finalizó en 2005, y que costó más de dos millones de muertes, inició una limpieza étnica por parte de los sudaneses árabes que controlan el país, concretamente contra la población negra oprimida y marginada, hoy se cuentan cientos de miles de asesinados, 3 millones de personas han abandonado sus hogares, y más de 7 millones están en grave necesidad de asistencia humanitaria.

Es importante señalar que a raíz del genocidio judío, la ONU, en 1948, crea la Convención para la Prevención y Sanción de Delitos de Genocidio, y que en 2002, se crea la Corte Penal Internacional.

Las salas de la Tolerancia

Una vez realizado el recorrido por las salas de la Memoria, se llega a un remanso de paz, de condescendencia, de respeto, de reflexión, y es que las salas de la Tolerancia muestran al espectador todo aquello que nos acerca como seres humanos, es decir, la riqueza de la diversidad, tanto étnica, como religiosa y de diversidad sexual.

Aquí el visitante conoce y medita sobre los mensajes de odio, sobre los estereotipos y prejuicios, sobre la diversidad, sobre la importancia de las redes sociales en el contexto actual, sobre el respeto a las personas mayores y discapacitadas, y sobre las personas con preferencias sexuales diferentes, del mismo modo, se recapacita sobre lo que es el racismo, el clasismo, y en general sobre prejuicios muy enraizados de nuestra cultura.

Los temas que se tratan, tanto en las salas como en conferencias y talleres, tienen que ver aquí, con: diversidad e inclusión, cultura de la paz y la no violencia, derechos humanos, altruismo, humanistas, etc.

Finalmente, hay una sección especial: Nuestro México, en ella se reflexiona sobre que hay mucho por lo que vale la pena luchar, sobre nuestro abrumador patrimonio cultural e histórico, sobre nuestra vocación y solidaridad para dar refugio a quienes han huido del terror, la violencia o simplemente por sus ideas, y en general, de que como sociedad tenemos la responsabilidad de preservar nuestro rico y valioso patrimonio.

En fin, acércate con toda la familia al Museo Memoria y Tolerancia, puedes tener la certeza de que una vez concluida tu visita, todos verán la vida de una manera diferente, congratulándose por vivir en este gran país que tenemos que cuidar, amar, y sobre todo, comprometernos con su futuro.

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