Narigua, testigo de la cultura en Aridoamérica, Coahuila
Son notables las coincidencias de temas que hay entre los petroglifos de Narigua con los encontrados en el norte de México (Chihuahua) y los Anasazi, Mogollones, Hohokam, Sinaguas y Salados, culturas que se desarrollaron en el suroeste de Estados Unidos (Colorado, Arizona y Nuevo México)
ANTECEDENTES
Situado al sureste de Coahuila se encuentra el municipio de General Cepeda, en la sierra de El Pinal. La zona llama la atención por su blanco suelo salitroso y por una vegetación donde predominan la gobernadora, la lechuguilla, la palma china y algunas cactáceas. Hace millones de años esta área fue un mar, razón por la cual abundan los fósiles marinos, y más recientemente, una zona de pantanos donde vivieron mamutes, tigres dientes de sable y caballos salvajes. Según algunos estudios, hace unos 8 000 años en la zona abundaban las coníferas y gramíneas, y se cree que fue un corredor importante entre el norte y el sur de Aridoamérica. Es aquí donde hace algunos años se encontraron antiguos petroglifos. Estudios arqueológicos en la zona de Boca de Potrerillo indican que éstos datan del 4000 a.C.
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RINCÓN COLORADO
En el camino a Parras de la Fuente encontramos un museo paleontológico, muy cerca del Cerro de la Virgen, donde se descubrieron fósiles del ceratópido pico de pato, último de los dinosaurios mayores. Vale la pena detenerse a observar las réplicas de algunos hallazgos. El sitio y su acervo dan orgullo a la paleontología mexicana, pues aquí se armó el primer dinosaurio hallado en México.
ESTACIÓN MARTE
Su nombre lo define perfectamente: se trata de una estación de ferrocarril donde hay un cerro de 1 500 msnm, pero que curiosamente emerge entre la planicie como recordándonos la isla que algún día fue. Al subir por el cerro asombra la cantidad de moluscos fosilizados que se encuentran por todas partes, además de rocas con alto contenido de fierro, cuyo origen, en algunos casos, puede ser de meteoritos. Una vez abajo, el visitante puede disfrutar de una cerveza helada en el bar El Planeta.
PARRAS DE LA FUENTE
Al llegar a Parras de la Fuente, uno siente que está en cualquier otro lugar menos en el desierto, pues debido a su situación orográfica siempre ha tenido agua. Entre sus características regionales, Parras de la Fuente –tierra de la familia Madero– ha sido líder mundial en producción de mezclilla; hay también viñedos importantes. Las huertas y los balnearios en toda la ciudad nos recuerdan la gran diferencia que hace el agua en un lugar como éste.
GENERAL CEPEDA
Desde la época de la Colonia hasta la era prerrevolucionaria, General Cepeda fue considerado uno de los latifundios más grandes de América Latina, primero a cargo del marqués de Aguayo, pasando después a manos de la familia Sánchez-Navarro, hasta que en tiempos de la Reforma se divide en diferentes propiedades. Siempre tierra de gente trabajadora, en la actualidad llama la atención porque su población económicamente activa está compuesta, en su mayoría, por mujeres, pues gran parte de los hombres se marchan a Estados Unidos en busca de oportunidades de trabajo. En el pueblo hay una ludoteca en la cual los niños aprenden canciones tradicionales, pintura y artes manuales, y justo enfrente de ella se encuentra un comedor para ancianos.
NARIGUA
La arqueología tradicional no le ha dado, sino hasta años recientes, la importancia que tienen los petroglifos (del griego petros, “piedra”, y glyphe, “grabado”), pero se les está comenzando a estudiar para interpretar su simbología y los usos que le daban los antepasados. Sin embargo, estudios recientes refieren el arte de las piedras como algo más, como una forma de narrar la historia de los habitantes de la región y como probables calendarios lunares (sinódicos de 206-207 días), que además coinciden con el periodo de gestación del vena-do cola blanca (animal importantísimo en la cultura de la época).
En la parte superior de las montañas no hay nada significativo, es en la base donde se encuentran las manifestaciones en roca labrada, y justamente sobre la parte más alta del lado norte del valle hallamos lo que parece ser un oratorio. Queda, no obstante, mucho trabajo por hacer en cuanto a una localización más precisa de los principales petroglifos.
Al final de la jornada visitamos el casco abandonado de la hacienda de Narigua, en la que sobresale su iglesia con detalles góticos. La gente es amable pero dura, como suele ser la gente en lugares donde las condiciones no son óptimas; lo más interesante es el hecho de que todas las personas que entrevistamos son al menos tercera generación en el pueblo, lo que nos deja con la duda acerca de qué tan nómadas fueron sus antepasados.
¿Realmente la región era un corredor de tribus nómadas entre el norte y el sur de Aridoamérica, o hubo en la zona una civilización importante que tenía otra forma de manifestar su cultura, y de la cual, al no quedar vestigios tradicionales, no podemos saber mucho?
SI VAS A NARIGUA
Desde Saltillo tome la carretera núm. 40 rumbo a Torreón; a 47 km tome la desviación a General Cepeda, que está a 20 km, y 3 km antes de llegar se ve un letrero del INBA que indica el sitio arqueológico. El camino de terracería es bastante bueno.
De ahí, Narigua está a 15 km; sin embargo, para explorar algunas zonas es necesario caminar, por lo que debe llevar agua y protección contra el sol, y preferentemente incursionar temprano.
Es posible acampar en el sitio. Los días son secos y cálidos, y fríos por la noche. Si visita la región, por favor respete el lugar: absténgase de sustraer cualquier objeto, no fomente el saqueo de este tesoro arqueológico.
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