El Ocelocuauhxicalli: Depósito de corazones, tributo a los dioses
Conoce el Ocelocuauhxicalli, una vasija sagrada con forma de jaguar donde se depositaban los corazones y la sangre que serían tributo para los dioses Huitzilopochtli, guía de los mexicas y Tezcatlipoca, señor de la guerra.
El Ocelocuauhxicalli es una enorme vasija ceremonial que servía como recipiente de los corazones que servirían como tributo para los dioses Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.
El ocelotl o jaguar era una de las criaturas por la que los pueblos originarios de México sentían un profundo respeto y creían que estaba relacionado directamente con uno de sus dioses más poderosos: Tezcatlipoca.
Tenochtitlán y su pueblo habían sido guiados por su más grande héroe y dios: Huitzilopochtli; al que siempre ofrecieron sacrificios, devoción y tributo.
La figura del jaguar en el México prehispánico
En los tiempos prehispánicos, cuando las culturas indígenas vivían y gobernaban el territorio de México, grandes deidades mandaban sobre los corazones de los hombres y mujeres.
Tezcatlipoca, uno de los dioses más antiguos, sabios y poderosos, el eternamente joven y fuerte; era vinculado con el jaguar, su animal nahual.
Las antiguas culturas creían que con el rugido del jaguar producía los terremotos que formaban los valles, montañas y acantilados. Creían que el dios descarnado (Tezcatlipoca) tomaba la forma de su espíritu animal y hacía su sagrada voluntad en la tierra.
Tanto al dios Tezcatlipoca como al jaguar se les vinculó siempre con la noche. El jaguar es de los pocos animales capaces de entrar y salir del inframundo; además de ser un símbolo de fertilidad, ferocidad y guerra, como todo lo que representa el dios.
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El Ocelocuauhxicalli, ofrenda de sangre y corazones para los dioses
El Ocelocuauhxicalli es una vasija de gran tamaño con la forma de un jaguar agazapado, con las orejas y los ojos muy alerta, el hocico muestra los dientes y las garras las tiene desplegadas.
En la cara tiene una especie de barba, rasgo característico del dios Tepeyollotl; deidad de la naturaleza que a menudo se muestra con la forma de un jaguar.
El Ocelocuauhxicalli es una representación del jaguar en piedra de volcán llamada andesita y en él se deposita la sangre que los dioses han de beber como ofrenda.
El nombre del artefacto ritualístico es la combinación de Ocelotl (jaguar) y Cuauhxicalli, nombre que recibe la cuenca en el lomo del jaguar, que es donde se deposita la sangre y los corazones de los sacrificados para alimentar al sol y la tierra.
En el interior del contenedor están las imágenes de los dioses Huitzilopochtli, patrono de los mexicas y Tezcatlipoca, protector de los guerreros; quienes beben de la sangre y comen los corazones directamente del recipiente.
La escultura estaba pintada de color ocre con manchas negras, con las garras y la cuenca de rojo.
El Ocelocuauhxicalli fue encontrado en la casa del Marqués del Apartado en diciembre de 1901, corresponde al periodo posclásico tardío (1200 – 1521 d.C) y actualmente lo puedes contemplar en todo su esplendor en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.
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