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Orígenes de la charrería, la tradición ecuestre de México

origenes de la charreria
© Mónica Manrique

Te contamos sobre los orígenes de la charrería, una tradición que se convirtió en deporte. Y, desde 2016, es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Hablar de charrería es hablar de arte, cultura e historia, ya que es una de las tradiciones más añejas que tiene México. Te contaremos brevemente sobre los orígenes de la charrería.

La charrería se ha modificado a lo largo del tiempo hasta convertirse en deporte; sin embargo, comenzó en México a raíz de la llegada de los españoles, quienes trajeron a América los caballos. Después, la charrería ha persistido, con ciertas variaciones, a lo largo de las diferentes etapas de la historia de México.

Orígenes de la charrería

El origen de la charrería se dio en el campo, con el manejo del ganado. Como primer antecedente, nos remontamos a la Colonia cuando se otorgaban las concesiones llamadas encomiendas, las cuales asignaban diferentes trabajos del campo y la ganadería.

Mónica Manrique

Las encomiendas se dieron a unos cuantos indígenas para ayudar con las labores del campo. Desde Europa, empezó a llegar ganado de todas las especies a México, y las tierras y el clima resultaron tan benéficos que los ejemplares se adaptaron rápidamente y, de manera simultánea, se fueron reproduciendo.

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En aquella época, Hernán Cortés pidió que se mandaran ordenanzas a que todo criador de ganado (vacuno o caballar) que tuviera su fierro de herrar, con la intención de poder identificar a los ejemplares que pertenecían a cada hacienda y saber de dónde provenían los animales.

Del acervo del Museo de Culturas Populares en Toluca, EdoMex.

Para poder herrar (poner la marca al ganado de la hacienda a la que pertenecía), curar al ganado, así como caparlo, se tenía que lazar para derribarlo y controlar a los caballos.

Derivado a esas labores fue como se originó la charrería. A la gente de campo que comenzaba a adquirir las habilidades de control de los caballos se les comenzó a llamar “chinacos”.

Las actividades en las haciendas

Luego del control del animal vinieron las habilidades arriba del caballo; posteriormiente, vino el manejo de la reata, la cual se utilizaba como herramienta principal en el manejo del ganado; en especial, al lanzarla.

Foto: Mariana Rangel

Las anteriores actividades campiranas se llevaban a cabo en los terrenos de las haciendas, y debido a la destreza y habilidad que requerían no podían ejecutarlas cualquier persona, ya que se tenía que tener conocimiento tanto de montar a caballo, como de la forma de aplicar el fierro caliente y saber en dónde se tenía que poner en los animales.

Eran faenas difíciles, por esa misma razón se ocupaba bastante gente para llevarlas a cabo. Como en muchas haciendas los trabajadores con sapiencia en el manejo del ganado no se daban abasto, se invitaba a rancheros de las haciendas vecinas para apoyar las labores. Ahora bien, para quienes se iban haciendo expertos, las actividades campiranas significaban también una diversión.

¿Qué actividades fueron los orígenes de la charrería en México?

Las actividades campiranas consistían, entre otras, en las siguientes:

  • Lazar el ganado
  • Derribarlo para poder herrarlo
  • Controlar al ganado para caparlo o curarlo
  • Separar algún animal de la manada para amansarlo
    Montar algún potro o algún toro por mera diversión

Estos trabajos hoy en día se ejecutan en la charrería.

Todas estas actividades realizadas en los terrenos de las haciendas como trabajo y necesidad posteriormente se fueron convirtiendo en habilidades propias de un espectáculo para los hacendados y los habitantes avecindados de las haciendas.

Con el tiempo, más que una finalidad de trabajo se volvieron competencias entre haciendas hasta convertirse en un deporte cuyo entrenamiento y ejecución requiere de mucha disciplina, habilidad y compromiso, como cualquier deporte. Es decir, una tradición se convirtió en deporte.

El esplendor de la tradición charra

Para poder apreciar una época “dorada” de la charrería,  basta con mirar las pinturas del maestro Ernesto Icaza (1866-1935) quien plasmó los trabajos realizados por peones en las haciendas, así como importantes hacendados de los albores del siglo XX ejecutando suertes charras.

La cultura, destreza e identidad que guarda el arte de la charrería le ha valido ser considerado deporte nacional y haber ganado el nombramiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2016.

Lee: La charrería: Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

autor Jalil E. Dulac Camacho
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