Paxil, paraíso donde se originó el maíz (Veracruz) - México Desconocido
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Paxil, paraíso donde se originó el maíz (Veracruz)

Veracruz
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© Flickr

Paxil es un paraíso poco conocido que se encuentra en el estado de Veracruz. Además, es considerado como la cuna del maíz.

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De Paxil y de Cayalá, como se le llama, de allí vinieron las mazorcas amarillas y blancas[…] las mazorcas amarillas y de las mazorcas blancas, las que se encontraban en Paxil…Popol Vuh Para los antiguos mayas, el lugar mítico y paradisiaco de donde provenían todos los tipos de maíz, era Paxil.

Paxil, Veracruz: la cuna del maíz

Sin embargo, Paxil es una realidad. Está ubicado en la parte central del estado de Veracruz. Esto es cerca de la población de Misantla, en la región donde la elevada crestería de la sierra de Teziutlán se desploma hacia el mar.

El Popol Vuh menciona un lugar específico como cuna del maíz, denominado PaxilTlalocan que significa «tierra fértil» o «paraíso terrenal». De acuerdo con ese texto, de Paxil eran originarias todas las frutas tropicales:

«[…] se llenaron de alegría [los hombres], por haber encontrado aquel paraje lleno de cosas sabrosas y buenas, donde abundaban las mazorcas amarillas y blancas, donde abundaban también el pataxte y el cacao, donde se veía más que zapotales, anonales, nanzales, jocotales, matasanales y miel. Llenos de comidas jugosas estaban los lugares que nombran Paxil y Cayalá«.

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Paxil fue una antigua urbe que dominó el rico panorama cultural del Totonacapan mexicano y guatemalteco durante el periodo cronológico del Posclásico mesoamericano. Este abarca del 450 al 1500 de nuestra era. El área comprende, por lo menos, 577 sitios arqueológicos, de los cuales once han sido excavados. Los 50 montículos que hay en Paxil son edificios grandes, medianos y pequeños, distribuidos entre plazas, en un elegante y regio ordenamiento urbano.

Flickr/Eduardo Rivera Landa
Destacan tres edificaciones: la pirámide o edificio de «la Palma» (llamada así porque ahí se encontró una figura de cerámica de las llamadas «palmas»); el edificio «D», y la pirámide «I», la más alta de todo el conjunto. Resulta sobresaliente que cuente con dos canchas de juego de pelota, pues otros sitios arqueológicos normales sólo tienen una.

Cabe señalar que Paxil ocupa una superficie aproximada de 150 m de ancho, en dirección este-oeste, por poco más de 1 500 m de largo, en dirección norte-sur. Los edificios fueron construidos en un eje norte-sur. Sobre este eje hallamos largas plataformas, en las que se desplantaron edificios menores, articulados por la presencia de amplias plazas.

Un sitio lleno de edificios sorprendentes

Las características arquitectónicas son conspicuas y eminentemente bellas. El edificio «A», por ejemplo, presenta la fachada principal orientada hacia el norte. Consta de un cuerpo en talud, bastante vertical, que culmina en un listel o filete calado, separado de un tablero, con muy poca inclinación.

Se interrumpe el orden en dos de sus fachadas, la norte y la poniente, por la presencia de una escalinata de peraltes muy angostos, flanqueadas por alfardas y rematadas a su vez por un talud invertido. Estas características son muy comunes a los demás edificios y pirámides.

El edificio «A» posee un túnel de grandes proporciones. 15.20 m de longitud, con 1.40 de luz, y altura promedio de 1.73 metros. La parte superior tiene losas y dinteles, que forman el techo. Remata, al fondo, en una escalinata de 21 peldaños, de huella y peralte reducidos. El túnel conserva restos de estuco y pigmentos rojo y azul.

Dicho edificio se construyó a partir del túnel como elemento central, detalle singular en Paxil, y pocas veces presente en el Totonacapan. Los artífices paxilenos utilizaron grandes cantidades de piedra roma, tierra y barro, procedentes del río. Posteriormente recubrieron los muros de piedra roma, con piedra laja careada y seleccionada. Todas las estructuras observadas carecen de material cementante. Las piedras están colocadas a hueso. Los constructores utilizaron aplanados que se afirmaban entre las fisuras de las mismas lajas.

Estos cementantes «aparentes» fueron utilizados en diversos sitios de esta área cultural, como Yohualichan, Tuzapán, Cuyuxquihui y Aparicio. Los antecedentes histórico-arqueológicos de Paxil corresponden al área arqueológica de Misantla.

Flickr

Misantla

Según el investigador Gerhard, la población de Misantla estaba encomendada a don Luis de Saavedra hacia 1527. Al comenzar la década de 1530, la Segunda Audiencia nombró corregidores para «Micante», Misantla, y en 1534 ya era posesión de la Corona española. Un documento poshispánico, denominado Códice Misantla (1571), muestra a Hernán Cortés con el señor de Misantla, y otros dos jefes indígenas, en la costa del Golfo de México.

También se advierte un pequeño grupo de españoles que se dirige hacia la región de Misantla y permanece, quizá, en un cerro llamado Locohzipec, actualmente Cerro del Español, al oriente de Paxil. La Relación de Misantla o Relación de 1579, escrita por el corregidor Arteaga, refiere la llegada de los conquistadores a las playas de Ulúa y el encuentro que tuvieron con el cacique de Misantla y dos de sus principales nobles.

Durante los primeros años del siglo XVII, los antiguos corregimiento de Cempoala, Misantla y Zongolica, fueron absorbidos por la alcaldía mayor de Vera Cruz Vieja. En 1837, don Isidro Gondra se refirió al asentamiento prehispánico de Misantla. En 1844, don Ignacio Berri publicó Ruinas de monte Real, Veracruz, con anotaciones sobre el sitio.

En 1864, nuevamente don Isidro Gondra, en otra obra, destacó la importancia de este sitio. En 1875, Huberto Howe Bancroft habló de Misantla en un libro de cinco volúmenes publicados en Nueva York. En 1881, el ayuntamiento de Misantla delimitó las tierras indígenas. Entre 1882 y 1884 se adjudicaron lotes a indígenas, mestizos y extranjeros.

Paxil y algunas tierras al poniente de Misantla, fueron adquiridas por un grupo de agricultores de la población de Otates, municipio de Actopan, Veracruz quienes formaron una congregación que, en 1886, le informó al gobernador Teodoro A. Dehesa de su nuevo asentamiento, denominado Morelos-Paxil.

Actualmente, Morelos-Paxil cuenta con 1 200 habitantes, aproximadamente. El alemán Hermann Strebel, en uno de sus artículos sobre Misantla publicado en 1884, llamó la atención de la comunidad científica hacia el lugar. Sin embargo, al decir del investigador José García Payón, Strebel nunca estuvo en la zona, aunque contó con el apoyo de doña Estefanía Salas, una acaudalada dama, comerciante en vainilla, quien le informó de la existencia de grandes zonas arqueológicas, entre ellas Paxil y Los Ídolos.

En 1911, Ramón Mena publicó e interpretó el Códice Misantla y el Códice Tonallan, importantes para la región totonaca. Entre 1918 y 1935, otro investigador alemán, Walter Krikeberg, publicó Los totonacos, donde establece algunas premisas sobre Misantla. La obra fue traducida al español, en 1933, por don Porfirio Aguirre.

Durante 1938 y 1939, el arqueólogo José García Payón, jefe de Monumentos Arqueológicos de la Zona Oriental, llevó a cabo dos pequeñas temporadas de trabajo en Paxil, con desmonte y excavaciones. Cincuenta y cuatro años después (1992), el arqueólogo J. Omar Ruiz Gordillo volvió a intervenir el edificio «A», o «del túnel», debido al deterioro en que se encontraba.

Entonces, Ruiz Gordillo realizó trabajos de conservación general en toda el área. Durante las temporadas de trabajo de 1994-1995, él mismo restauró el edificio «de la Palma» y excavó una tumba que contenía interesantes materiales cerámicos. Paxil surge ante nuestros ojos, desde el fondo de la leyenda, para mostrarnos su belleza y señorío.

Si vas a Paxil

De la Ciudad de México toma la autopista núm. 150 con dirección a Orizaba. A la altura de Acatzingo continúa por la desviación hacia Xalapa por la carretera federal núm. 140. En Banderillas toma la carretera federal rumbo a Martínez de la Torre, 30 km más adelante está la población de Misantla y la zona arqueológica de Paxil.

Fuente:   México desconocido No. 235 / septiembre 1996

Paxil, Veracruz

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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