Playa Escobilla, donde desovan las tortugas (Oaxaca)
Una hembra de tortuga marina nada solitaria hacia la costa; siente un fuerte impulso por salir del mar y arrastrarse sobre la arena de la misma playa que la vio nacer hace nueve años.
Una hembra de tortuga marina nada solitaria hacia la costa; siente un fuerte impulso por salir del mar y arrastrarse sobre la arena de la misma playa que la vio nacer hace nueve años.
Por la mañana se mantuvo cerca, en compañía de otras hembras y de algunos machos que comenzaron a llegar desde sitios tan lejanos como las costas de América Central. Muchos de ellos la cortejaron, pero tan sólo unos cuantos consiguieron aparearse con ella durante las primeras horas de la mañana. Estos «romances» le dejaron algunas señales y rasguños sobre el caparazón y la piel; sin embargo, cuando empieza a anochecer, todo recuerdo se ha desvanecido ante el único impulso que rige su comportamiento en ese momento: anidar.
Para ello, elige un punto de la extensa costa que tiene ante sí y se lanza sobre las olas hasta llegar a la playa. Afortunadamente la marea está baja y de poca intensidad, pues han pasado tres días desde que la luna alcanzó la fase de cuarto menguante y en esta época su influencia sobre las mareas ha disminuido. Esto facilita su salida del mar, no sin un gran esfuerzo, pues sus aletas, que dentro del agua le permiten desplazarse en forma ágil y rápida, sobre la arena apenas consiguen moverla.
Lentamente avanza sobre la playa en una noche tibia y oscura. Elige un punto en el que comienza a escarbar un hoyo de aproximadamente medio metro de profundidad, utilizando las aletas traseras. Es el nido donde deposita alrededor de 100 huevos blancos y esféricos, que después cubre con arena. Estos huevos fueron fecundados por los machos que la acompañaron durante la temporada anterior.
Terminado el desove, «disimula» la zona de anidamiento removiendo la arena que rodea la fosa, y emprende con dificultad el regreso al océano. Todo este proceso le tomó aproximadamente una hora, y durante los días siguientes lo repetirá una o dos veces más.
Este maravilloso evento de perpetuación de su especie es tan sólo el comienzo de un fenómeno impresionante de la naturaleza, que año tras año, en la misma época, se repite en esta playa.
Se trata de la anidación masiva de la tortuga golfina (Lepidocheys olivacea) en la playa de desove más importante para esta especie en el Océano Pacífico Oriental: Escobilla, en el estado mexicano de Oaxaca.
Este fenómeno, conocido con el nombre de «arribazón» o «arribada», por la gran cantidad de tortugas que salen a depositar sus huevos en forma simultánea, da inicio a la temporada de anidación, que comienza en junio o julio y termina generalmente en diciembre y enero. En esta época se presenta en promedio una arribada al mes, que dura alrededor de cinco días. Uno o dos días antes de que ocurra propiamente el fenómeno, durante la noche, comienzan a salir a la playa hembras solitarias que van a desovar. Paulatinamente su número va en aumento durante las noches siguientes hasta que, el día de la arribazón, salen a anidar a la playa miles de tortugas durante la tarde, su número crece a medida que cae la noche. A la mañana siguiente vuelve a disminuir su presencia y nuevamente a incrementarse por la tarde y noche. Este proceso se repite durante los días que dura la arribazón.
Se ha estimado que a Escobilla llegan casi 100 mil hembras por temporada para anidar. Esta impresionante cifra no lo es tanto como la cantidad de huevos depositados en la playa durante cada temporada, que bien podría acercarse a los setenta millones.
Lo más impactante puede ser, sin embargo, que menos del 0.5 por ciento de las tortugas que nacen logran llegar a la edad adulta, ya que las pocas que logran sortear los peligros de la playa (perros, coyotes, cangrejos, aves, humanos, etcétera) y alcanzar el océano, tendrán que enfrentar aquí también muchos otros peligros y enemigos, antes de llegar a convertirse en tortugas adultas (a los 7 u 8 años de vida) que, tras alcanzar la madurez sexual, inician periodos reproductivos que las llevarán, con precisión y exactitud inexplicable, a Escobilla, el mismo sitio donde nacieron.
Pero ¿qué hace que la tortuga golfina regrese invariablemente a anidar a este lugar año tras año? La respuesta no se conoce con precisión; sin embargo, la arena clara y fina de esta playa, su plataforma amplia sobre el nivel de las mareas y su pendiente algo pronunciada (mayor a 50), han propiciado en este sitio las condiciones más adecuadas para la anidación de estas tortugas.
Escobilla se localiza en la parte central de la costa del estado de Oaxaca, -en el tramo comprendido entre Puerto Escondido y Puerto Ángel. Tiene una longitud total aproximada de 15 km, por 20 de ancho. Sin embargo, el área que limita al oeste con la barra del río Cozoaltepec, y al este con la barra del río Tilapa y que abarca aproximadamente 7.5 km de costa, es la principal zona de anidación.
Cientos de miles de tortugas golfinas han acudido a esta playa anualmente, para anidar e iniciar de esta forma el ciclo biológico que les ha permitido perpetuar su especie a lo largo de miles de años.
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 1 Oaxaca / otoño 1996
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