Las más hermosas playas sin tumultos en México
El océano siempre nos hace recordar nuestro origen. Ir al mar es vivir el tiempo de nuestros ancestros. Conoce estas playas sin tumultos.
Ya lo decía John F. Kennedy: “Estamos atados al océano. Y cuando volvemos al mar, ya sea para navegar o mirar, volvemos de donde venimos”. Y personalmente no conozco a nadie que no adore ir a las playas sin tumultos, para ir de fiesta, alejarse de todo, reencontraste con uno mismo o con amigos.
Prueba estos destinos en donde, sin importar la época del año, podrás disfrutar de todo lo que se puede desear y lo mejor: playas sin tumultos.
Barra de Coyuca, Guerrero: el milagro continuo
Este mágico punto del Pacífico se ubica entre el océano y la laguna de Coyuca de Benítez.
Es una de esas playas sin tumultos, que están en un lugar tranquilo y apacible que sin embargo ofrece una gran variedad de actividades sin sufrir aglomeraciones, aun en Semana Santa.
Durante la visita se puede planear un paseo en lancha por la laguna o visitar el punto exacto en donde se cruzan el río, la laguna y el mar.
También se antoja ir a la parte baja del río para tomar fotografías de los exóticos paisajes que esta parte de Guerrero nos regala.
Avistamiento de aves, liberación de tortugas o simplemente descansar y no hacer nada es posible si llegas al lugar indicado, a nosotros nos encantó el Hotel Boutique A&V (avhotelboutique.com). Ya nos compartirás en tus redes tus propias experiencias…
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Celestino, Sinaloa: todo sabe a mar…
El municipio de Elota, en Sinaloa, guarda un secreto que está más que listo para ser descubierto: sus hermosas y tranquilas playas sin tumultos que son el lugar ideal para visitar, ya que no sólo podrás ver algunos los atardeceres más espectaculares de tu vida, sino que disfrutarás de los ostiones y camarones más frescos que hayas probado jamás.
Los ostioneros de Celestino se adentran en las aguas sinaloenses cada mañana para sacar varios kilos de enormes ejemplares que, si tienes la suerte de estar ahí cuando ellos salen del mar, puedes probar in situ, así que es imposible dudar de su frescura.
Hay pocos hoteles, así que es mejor ir a la segura, nosotros recomendamos Cardón, uno pequeño pero con servicio extraordinario y comida deliciosa, preparada por chefs de talla internacional (de noviembre a marzo), el resto del año es casi un santuario para los amantes del surf que cada año visitan este encantador hotelito (cardonresort.com).
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Huatabampito, Sonora: donde el mar sonríe a la tierra
Más de 20 kilómetros de playas sin tumultos vírgenes de suave arena café, acariciada por olas de tono verde azulado, es el primer regalo al visitante.
Si te gusta adentrarte en el mar, aquí puedes hacerlo sin problema, pues la playa no tiene desniveles ni pendientes, así que es posible caminar o nadar durante varios metros sin sobresaltos.
Otras actividades para pasar el día incluyen la pesca de sierra, mero y corvina; y deportes acuáticos como carreras de lancha, veleo, esquí y paseo en bote.
También es posible admirar a las ballenas que buscan las costas de Sonora para completar su proceso de reproducción.
Cerca de ahí encontrarás un largo estero con una fauna impresionante y bellos paisajes que no te puedes perder.
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Boca Andrea / Muñecos, Veracruz: el mar que nos ata
El golfo ofrece playas bastante tranquilas y solitarias incluso en Semana Santa.
Boca Andrea es una excelente opción para visitar en familia o en pareja, pues no hay prácticamente nada más allá del mar y una exuberante vegetación.
Está localizada sobre la carretera federal Palma Sola-Cardel y es ideal para bucear, esquiar hacer canotaje o simplemente chapotear en sus aguas tranquilas.
En esta zona no te pierdas las playas Villa Rica, para bucear, esquiar y hacer canotaje; o La Mancha, que es excelente para el avistamiento de aves.
Muy cerca está la zona arqueológica de Quihuiztlan, en donde todavía se pueden admirar restos de la antigua civilización totonaca.
Otra buena opción en Veracruz es Muñecos, que debe su nombre a las caprichosas formaciones rocosas que dan la apariencia de muñecos que miran sonrientes hacia el mar que los baña de día y de noche.
Si la visitas, asegúrate de llevar provisiones, pues es verdaderamente una playa solitaria y aislada en donde no encontrarás servicios ni áreas de comida, pero sí es posible practicar deportes extremos.
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Playa Azul, Michoacán: la celebración de tierra y agua
Este paraíso michoacano es un lugar muy frecuentado por los amantes del surf, sobre todo lo más experimentados, ya que su oleaje es “de dos puntos”, es decir que las olas se forman desde dos direcciones distintas y pueden cruzarse antes de reventar, por lo que hay que saber cómo manejarlas.
Los más tranquilos también estarán felices, pues la pueden pasar contemplando sus esteros, bahías, pequeñas caletas y acantilados.
Si caminas un poco, llegarás a Playa Barra del Tigre, en donde encontrarás una laguna de agua dulce en la que puedes darte un chapuzón y admirar El Betula, una embarcación que encalló allí en 1993 y se ha convertido en parte del paisaje local. Si lo deseas, es posible acampar ahí, así que lleva tus provisiones, vale la pena.
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Isla Arena, Campeche: un lugar de película
Está compuesta por un conjunto de hermosas playas que ofrece caminatas entre manglares y grandes colonias de aves, así como un paseo entre cormoranes, bosque de mangle, petenes y flamencos rosados.
En este paradisiaco lugar, casa de pescadores y cocodrilos, existen pequeñas playas y un largo muelle desde donde es posible rentar un bote para pasear.
Vale la pena conocer Wotoch Aayin, La Casa del Cocodrilo, donde además de dar a conocer todo sobre estos reptiles, tienen un buen restaurante que ofrece delicias locales.
Es el punto de partida ideal para visitar la hacienda salinera Real de Salinas, Ría Celestún en donde podrás admirar sus petenes.
Otras actividades indispensables son navegar por esteros y ríos como Kan Balam hasta un bosque petrificado; entrar al Museo Pedro Infante (API) y ver sus tesoros: el contrato original de la película ¡Necesito dinero!, el Globo de Oro que ganó el actor por el personaje de Tizoc y un modelo a escala del avión en que desgraciadamente murió.
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Lucía Fernández